Proverbios 16:15 - Printer Friendly

LBLA: En el resplandor del rostro del rey hay vida, y su favor es como nube de lluvia tardía.

NBLA: En el resplandor del rostro del rey hay vida, Y su favor es como nube de lluvia tardía.

NVI: El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera.

RV1960: En la alegría del rostro del rey está la vida, Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.

JBS: En la luz del rostro del rey está la vida; y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.

El proverbio anterior (Proverbios 16:14) decía que la ira de un rey podía provocar la muerte de las personas; una persona sabia debería hacer todo lo posible para mantenerse alejada de la ira del rey. Aquí, se afirma lo contrario: cuando nos ganamos la confianza del rey, los beneficios son muchos. Un rostro alegre muestra la felicidad que habita en el corazón de una persona (Salmo 31:16) y los reyes pueden acabar favoreciendo a esas personas (Números 6:25).

Asimismo, la lluvia que da vida a los cultivos se considera una bendición (Salmo 72:6). El Salmo 126:6 declara: "¡que los que entre sollozos esparzan la semilla, vuelvan alegres trayendo sus gavillas!"

Este proverbio implica que lo más prudente es caerles bien a las personas que están posiciones de autoridad siempre que sea posible. Eso no quiere decir que los cristianos no deberían ser sinceros, ni que los creyentes deberían comprometer su fe dependiendo del tipo de influencia política que pudieran llegar a tener. Las Escrituras dicen que, si las autoridades fuerzan a un creyente a pecar, los creyentes deben desobedecer a esas mismas autoridades (Hechos 5:29). La Biblia también condena cosas como el soborno (Proverbios 15:27; 17:23), la adulación falsa (Romanos 16:18) y otros tipos de tácticas de manipulación.

La mejor manera de agradar a las autoridades es actuar con honestidad (Proverbios 16:13) y vivir una vida fiel y constante. En 1 Timoteo 2:1–2, Pablo anima a los creyentes a que oren por los reyes y otros funcionarios de alto rango. Al hacerlo, dice, que eso les permite a los creyentes llevar una vida pacífica, tranquila, piadosa y digna (1 Timoteo 2:2).

Proverbios 16:10–15 continúa compartiendo una serie de proverbios de Salomón. Este grupo de proverbios habla de los "reyes" a menudo; y esos mismos principios también se les pueden aplicar a otros líderes o autoridades gubernamentales. En este pasaje se nos describen ideales con respecto a cómo se debería liderar a un pueblo y se analiza la relación que existe entre los gobernantes y sus súbditos.

En esta sección del libro de Proverbios, Salomón habla sobre los motivos del corazón, el dominio propio y el sentido común. Muchos de estos proverbios están organizados en un estilo de dos partes. La primera y la segunda parte de estas declaraciones dicen lo mismo, pero desde perspectivas opuestas. Los versículos más destacables son los versículos 9 y 33, en los cuales se nos habla de la sobe-ranía de Dios, y el versículo 18, en el que se nos hace una famosa advertencia en contra de la arrogancia. De hecho, también se cita con frecuencia el versículo 25, en el que se repite el mensaje que se nos dio en Proverbios 14:12 y no anima a que seamos personas reflexivas y pacientes.

Salomón comenzó a compartir una larga lista de proverbios de Sabiduría en el capítulo 10. El capítulo 16 comienza una sección que se compone principalmente de una serie comparaciones y comple-mentos que se extiende hasta Proverbios 22:16. En este capítulo se examinan los pensamientos, el habla, los mo-tivos, la conducta de las personas, el orgullo, la maldad y la injusticia.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.