Proverbios 17:19 - Printer Friendly

LBLA: El que ama la transgresión, ama la contienda ; el que alza su puerta, busca la destrucción.

NBLA: El que ama la transgresión, ama el pleito; El que alza su puerta, busca la destrucción.

NVI: Al que le gusta pecar, le gusta pelear; el que abre mucho la boca busca que se la rompan.

RV1960: El que ama la disputa, ama la transgresión; Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.

JBS: La prevaricación ama el que ama pleito; y el que alza su portada, quebrantamiento busca.

Las "peleas" son discusiones que provocan que dos o más personas se distancien debido a que hay un profundo desacuerdo entre ellas (Proverbios 10:12; 16:28; 17:1, 14). Las personas que aman el pecado se deleitan en este tipo de situaciones. Las personas que causan problemas están muy lejos de la verdad de Dios, tanto que disfrutan del mal y se burlan del bien.

La frase original del hebreo nos habla de una de una persona que está construyendo un "umbral alto" o "abre demasiado la puerta", como las personas que adornan la entrada de su casa para elevarla por encima de las de sus vecinos para presumir. De hecho, las personas que presumen se exponen al escrutinio de los recaudadores de impuestos y los ladrones. Estas personas son orgullosas y se exponen a los peligros del pecado mucho más que las personas que son recatadas y humildes en este aspecto (Proverbios 11:2; 16:18; 29:23).

El rey Nabucodonosor era exactamente así. El profeta Daniel interpretó el sueño de Nabucodonosor, y le dijo que iba a ser humillado hasta que reconociera debidamente al Dios Altísimo (Daniel 4:24–25). Un año después, Nabucodonosor estaba caminando en su palacio y comenzó a jactarse de su poder y de su habilidad para construir ciudades y palacios (Daniel 4:29–30). De repente, una voz del cielo le dijo: "a ti, rey Nabucodonosor, se te hace saber que el reino se te ha arrebatado. Serás expulsado de entre los hombres, vivirás entre las bestias del campo, y te alimentarán como a los bueyes. Pasarán siete tiempos sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo es el señor del reino de los hombres, y que él entrega este reino a quien él quiere" (Daniel 4:31–32). Inmediatamente, esa predicción se hizo realidad, y Nabucodonosor se convirtió en un vívido ejemplo del tipo de orgullo que siempre nos conduce hacia la ruina.

En Proverbios 17:7–21, Salomón continúa compartiendo su sabiduría en forma de proverbios. En este pasaje se nos habla del habla, de los necios, de las contiendas, de la verdadera amistad, de los préstamos que se piden junto a otras personas, del amor hacia el pecado y de lo que un necio recibirá debido a su propia necedad. Además, se hacen muchos comentarios que implican errores que siempre nos conducen hacia las discusiones y las divisiones. Algunos proverbios hacen una observación, y luego le añaden información adicional, y otras veces se hacen contrastes fuertes entre las dos frases que aparecen dentro del mismo proverbio.

Esta porción del libro de Proverbios vuelve a tratar sobre algunos temas que ya se han mencionado anteriormente. Entre ellos está la importancia de controlar lo que decimos: cuando hablamos sin pensar podemos causarles mucho a los demás. Además, la sabiduría y la necedad se quedan para siempre en el corazón de las personas. Los sabios buscan la sabiduría, los necios la rechazan completamente. Otros temas de los que se habla en este pasaje son los hijos desobedecen a sus padres y el valor de la integridad y el sentido común.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.