Proverbios 19:7 - Printer Friendly

LBLA: Todos los hermanos del pobre lo aborrecen, ¡cuánto más sus amigos se alejarán de él !; los persigue con palabras, pero ellos se han ido.

NBLA: Todos los hermanos del pobre lo aborrecen, ¡Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Los persigue con palabras, pero ellos se han ido.

NVI: Si al pobre lo aborrecen sus parientes, con más razón lo evitan sus amigos. Aunque los busca suplicante, por ninguna parte los encuentra.

RV1960: Todos los hermanos del pobre le aborrecen; ¡Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra, y no la hallará.

JBS: Todos los hermanos del pobre le aborrecen; ¡cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la amistad y no la hallará.

Salomón dice algo muy triste aquí, algo que amplía la información que apareció en Proverbios 19:4. En un contexto bíblico, el verbo "aborrecer" se usa muy a menudo para hacer un contraste con la palabra "amor". Estas dos palabras se utilizan para expresar aspectos prácticos de la vida, como cuando ayudamos o asistimos a los demás de alguna manera. Anteriormente se nos dijo que hay "amigos" que solo se interesan de las personas que tienen dinero. Cuando el dinero se les acaba, esos amigos se van con la misma velocidad que aparecieron. Este proverbio lamenta el hecho de que incluso la familia es propensa a despreciar a los parientes que lo están pasando mal, y la gente pobre muchas veces se da cuenta de que muchas personas no quieren saber nada de ellos.

En el mundo antiguo, la gente creía que la riqueza terrenal era un síntoma que demostraba que algún dios estaba del lado de esas personas. Se asumía que los ricos "se merecían" ese estatus y que los dioses no querían a los pobres. Sin embargo, el trato que Jesús les ofreció a los pobres fue drásticamente diferente. Jesús leyó un pasaje de las Escrituras en la sinagoga que explicaba cómo había venido a proclamarles buenas nuevas a los pobres (Lucas 4:17–19). Bendijo a los pobres, diciendo: "bienaventurados ustedes los pobres, porque el reino de Dios les pertenece" (Lucas 6:20). Jesús dijo: "al contrario, cuando ofrezcas un banquete, invita a los pobres y a los mancos, a los cojos y a los ciegos" (Lucas 14:13). Jesús le dijo a un joven gobernante rico y farisaico que vendiera todo lo que tenía y se lo diera a los pobres (Lucas 18:22). Además, Jesús le predicó a "la gente común", y todos ellos lo escucharon con alegría (Marcos 12:37).

Otros pasajes del Nuevo Testamento también condenan tanto el maltrato a los pobres como la adulación hacia los ricos (Santiago 2:1–13; Gálatas 3:28)

En Proverbios 19:1–7 se contrasta el valor de la integridad con el de la riqueza terrenal. Ser moral es mucho más honorable y valioso que ser rico. Al mismo tiempo, el mundo tiene la desafortunada costumbre de adorar a los ricos, mientras que al mismo tiempo se burla de los pobres. Los verdaderos amigos son aquellos que son leales incluso cuando no hay dinero de por medio. Las personas que son inmorales acaban sufriendo las consecuencias de sus propias acciones. Sin embargo, los necios suelen culpar a Dios cuando sufren por sus propias decisiones.

En este capítulo se habla sobre la importancia de la integridad personal, la cual vale mucho más que la ri-queza o el éxito terrenal. Salomón dice que hay personas que favorecen a los ricos y no les echan cuentas a los pobres, y elogia a las personas que se preocupan por los más desafortunados. En este pasaje también se nos habla sobre las personas que sufren las consecuencias de sus propias acciones, lo cual es un tema recurrente en el libro de Proverbios.

Salomón ha estado compartiendo una larga lista de proverbios que comenzó en Proverbios 10:1 y con-tinúa hasta bien entrado el capítulo 22. Al igual que otros segmentos de este libro, Salomón habla de las duras realidades que suponen la pobreza, la necesidad de ser una persona íntegra, los peligros de la pereza, el valor de la disciplina cuando ésta se aplica con amor y las consecuencias que vienen de actuar de una manera ne-cia.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.