Proverbios 19:9 - Printer Friendly

LBLA: El testigo falso no quedará sin castigo, y el que cuenta mentiras perecerá.

NBLA: El testigo falso no quedará sin castigo, Y el que cuenta mentiras perecerá.

NVI: El testigo falso no quedará sin castigo; el que difunde mentiras perecerá.

RV1960: El testigo falso no quedará sin castigo, Y el que habla mentiras perecerá.

JBS: El testigo falso no quedará sin castigo; y el que habla mentiras, perecerá.

Este versículo repite la misma idea que apareció en Proverbios 19:5, pero la conclusión a la que se llega es mucho más drástica. El comentario anterior decía que esa persona no se escaparía del castigo; éste dice que se esas personas serán destruidas. La repetición, especialmente en la escritura antigua, se utilizaba a menudo para enfatizar ideas. En el sentido más literal, un "testigo falso" es una persona que miente en una sala de audiencias. Esto es un delito grave, que recibe el nombre de "perjurio" en la actualidad. Además, también se considera un crimen moral: mentir sobre otras personas o en contra de ellas es un acto increíblemente despreciable (Éxodo 20:16; Proverbios 6:16–19).

La persona que miente en los tribunales puede sufrir penas, incluida la muerte en las situaciones más extremas. Sin embargo, los mentirosos también corren el riesgo de sufrir la ira divina de Dios. El capítulo 20 de Apocalipsis nos habla sobre el juicio del gran trono blanco y los lectores pueden ver lo que sucederá con todas las personas cuyos nombres no se encuentren en el libro de la vida: serán arrojados al lago de fuego. Apocalipsis 21:8 habla sobre las personas que serán arrojadas al sufrimiento eterno, y dice: "pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los homicidas, los que incurren en inmoralidad sexual, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda".

En Proverbios 19:8–21 Salomón sigue compartiendo proverbios sobre la sabiduría y la necedad, la ira de un rey, los problemas domésticos y el contraste que existe entre la sabiduría divina y los planes que hace el mundo. Un tema que aparece aquí de nuevo trata sobre las personas que ignoran la sabiduría divina, y confían en ellas mismas para hacerlo todo. Una persona sabia es prudente, diligente y honesta. Al mismo tiempo, la sabiduría implica el hecho de saber que, algunas veces, las cosas no funcionan como quisiéramos que lo hicieran.

En este capítulo se habla sobre la importancia de la integridad personal, la cual vale mucho más que la ri-queza o el éxito terrenal. Salomón dice que hay personas que favorecen a los ricos y no les echan cuentas a los pobres, y elogia a las personas que se preocupan por los más desafortunados. En este pasaje también se nos habla sobre las personas que sufren las consecuencias de sus propias acciones, lo cual es un tema recurrente en el libro de Proverbios.

Salomón ha estado compartiendo una larga lista de proverbios que comenzó en Proverbios 10:1 y con-tinúa hasta bien entrado el capítulo 22. Al igual que otros segmentos de este libro, Salomón habla de las duras realidades que suponen la pobreza, la necesidad de ser una persona íntegra, los peligros de la pereza, el valor de la disciplina cuando ésta se aplica con amor y las consecuencias que vienen de actuar de una manera ne-cia.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.