Proverbios 20:12 - Printer Friendly

LBLA: El oído que oye y el ojo que ve, ambos los ha hecho el SEÑOR.

NBLA: El oído que oye y el ojo que ve, Ambos los ha hecho el SEÑOR.

NVI: Los oídos para oír y los ojos para ver: ¡hermosa pareja que el SEÑOR ha creado!

RV1960: El oído que oye, y el ojo que ve, Ambas cosas igualmente ha hecho Jehová.

JBS: El oído que oye, y el ojo que ve; el SEÑOR hizo ambas cosas.

El Creador diseñó a la humanidad con la capacidad tanto de ver como de oír. Por lo tanto, tenemos a nuestra disposición más una forma de obtener conocimiento, por lo que debemos buscar la verdad a toda costa con las herramientas que Dios nos ha proporcionado. Debemos ser diligentes a la hora de conocer la verdad (Proverbios 2:1–5; 11:27), y estar abiertos a mirar las cosas desde varias perspectivas (Proverbios 18:1, 15, 17). Debemos tener un "escepticismo cauteloso", y analizar bien toda la información que tenemos antes de tomar cualquier decisión (Hechos 17:11; 1 Juan 4:1; Gálatas 1:8). Este comentario también se conecta con el proverbio anterior, en el cual se nos señaló que la forma en que una persona actúa también nos habla de su carácter (Mateo 7: 16–20; 1 Corintios 6: 9–13).

La forma en que una persona interpreta lo que percibe es importante (Romanos 1:18–20). Pablo dijo "porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que aun teniendo comezón de oír se amontonarán maestros conforme a sus propios malos deseos" (2 Timoteo 4:3). En otras palabras, hay personas que seguirán a los maestros que les dirán lo que quieren escuchar en lugar de lo que necesitan escuchar. Jesús dijo que los verdaderos creyentes son las personas que oyen Su voz y lo siguen (Juan 10:3–4).

También es bueno considerar cuidadosamente a qué tipo de cosas nos exponemos a través de nuestros sentidos (Filipenses 4:8–9). El salmista dijo: "y no pondré los ojos en la injusticia" (Salmo 101:3). El Salmo 119:18 contiene una oración que todo creyente debería ofrecer al pensar en sus ojos: "ábreme los ojos para contemplar las grandes maravillas de tus enseñanzas".

En Proverbios 20:12–30 nos habla del bien y el mal tratando una amplia serie de temas para hacerlo (Proverbios 10:1) Salomón censura el engaño y las personas que se enriquecen de una manera deshonesta, y elogia la honestidad, el amor y la lealtad. En esta sección, Salomón habla sobre temas como los negocios y el hecho de hacer las cosas a la ligera.

En esta sección de Proverbios (Proverbios 10:1), Salomón vuelve a tratar una amplia gama de temas, mu-chos de los cuales ya han aparecido a lo largo del libro de Proverbios. Salomón nos hace advertencias en contra de la necedad (Proverbios 1:7), el hecho de precipitarnos a la hora de hacer algo, el hecho de no enfurecer a las personas que tienen autoridad, las consecuencias del pecado y la deshonestidad, y las transacciones comerciales que se llevan a acabo de una manera deshonesta. También se destaca el valor de las personas que toman decisiones con diligencia.

Este capítulo de Proverbios forma parte de una sección que se extiende desde el capítulo 10 de Proverbios hasta el capítulo 22, en el que hay cerca de 400 proverbios. Proverbios 20 continúa compartien-do una colección de dichos sabios de Salomón. En este capítulo, Salomón se centra en ha-blarnos sobre muchas de las cosas que hacen sufrir a los necios. Entre estas cosas, se encuentran la pereza, valores mo-rales perversos y las malas decisiones que estas personas muchas veces deciden tomar.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.