Proverbios 20:2 - Printer Friendly

LBLA: Como rugido de león es el terror al rey, el que lo provoca a ira peca contra su propia alma.

NBLA: Como rugido de león es el furor del rey, El que lo provoca a ira pone en peligro su propia vida.

NVI: Rugido de león es la furia del rey; quien provoca su enojo se juega la vida.

RV1960: Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; El que lo enfurece peca contra sí mismo.

JBS: Como bramido de cachorro de león es el miedo del rey; el que lo hace enojar, peca contra su alma.

El sentido común implica el hecho de ser prudentes: saber medir una situación y actuar en consecuencia. En realidad, no todas las personas que tienen autoridad son buenas, y no todo lo que hacen es correcto. Sin embargo, una persona sabia sabe que lo mejor es no rebelarse en contra de ellos o ellas a no ser que sea estrictamente necesario (Hechos 5:29). Salomón dice que provocar la ira de un rey es como molestar a un león. La ira de un gobernante debe entenderse como una advertencia, tal y como debería entenderse el gruñido o el rugido de un león. Especialmente en el mundo antiguo, los reyes tenían el poder de ejecutar a las personas que provocaban su infelicidad (Génesis 40:20–22). En la actualidad, nos podría pasar lo mismo con el gobierno, nuestros empleadores u otras figuras de autoridad.

Romanos 13:1–5 nos explica que todos debemos estar sujetos a las autoridades gobernantes, en general, ya que Dios las estableció por una razón. Es cierto que pueden darse casos de corrupción y abuso, por supuesto, pero en general el gobierno sirve para refrenar el mal y proteger a los inocentes. Si bien las autoridades políticas dictan leyes civiles que deben obedecerse, también existen otras figuras de autoridad a las que debemos estar sujetos. Un padre es una figura de autoridad y tiene el poder de castigar a un hijo desobediente. Un maestro tiene la autoridad de instruir a sus alumnos y castigar a quienes se niegan a aprender. Un policía tiene la autoridad para arrestar a los infractores de la ley. Por lo tanto, una persona sabia evita provocar la ira de una figura de autoridad a menos que sea inevitable.

En esta sección de Proverbios (Proverbios 10:1), Salomón vuelve a tratar una amplia gama de temas, mu-chos de los cuales ya han aparecido a lo largo del libro de Proverbios. Salomón nos hace advertencias en contra de la necedad (Proverbios 1:7), el hecho de precipitarnos a la hora de hacer algo, el hecho de no enfurecer a las personas que tienen autoridad, las consecuencias del pecado y la deshonestidad, y las transacciones comerciales que se llevan a acabo de una manera deshonesta. También se destaca el valor de las personas que toman decisiones con diligencia.

Este capítulo de Proverbios forma parte de una sección que se extiende desde el capítulo 10 de Proverbios hasta el capítulo 22, en el que hay cerca de 400 proverbios. Proverbios 20 continúa compartien-do una colección de dichos sabios de Salomón. En este capítulo, Salomón se centra en ha-blarnos sobre muchas de las cosas que hacen sufrir a los necios. Entre estas cosas, se encuentran la pereza, valores mo-rales perversos y las malas decisiones que estas personas muchas veces deciden tomar.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.