Proverbios 21:3 - Printer Friendly

LBLA: El hacer justicia y derecho es más deseado por el SEÑOR que el sacrificio.

NBLA: El hacer justicia y derecho Es más deseado por el SEÑOR que el sacrificio.

NVI: Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el SEÑOR a los sacrificios.

RV1960: Hacer justicia y juicio es a Jehová Más agradable que sacrificio.

JBS: Hacer justicia y juicio es al SEÑOR más agradable que sacrificio.

Las Escrituras a menudo señalan que, si bien las acciones son importantes, todas ellas están impulsadas por nuestras motivaciones. Nuestros pensamientos importan tanto como nuestras acciones. De la misma manera, el patrón general de nuestras vidas es más importante que los actos ocasionales de piedad que ponemos en práctica, y este versículo lo deja claro. El Señor se agrada más con la vida santa de una persona que busca hacer la justicia (Proverbios 1:7) que con actos religiosos que en realidad están vacíos.

El profeta Miqueas (Miqueas 6:6–7) le preguntó a Dios qué quería. Miqueas sugirió que podía ofrecerle holocaustos, becerros de un año, miles de carneros, diez mil ríos de aceite e incluso un hijo primogénito. Dios le dijo que lo que quiere no se define únicamente por los sacrificios materiales que Miqueas pudiera ofrecer, sino que Su voluntad para la humanidad está arraigada en la justicia, la bondad y la humildad. (Miqueas 6:8).

Esta y otras porciones de la Biblia dicen que los rituales y las ofrendas religiosas no pueden cubrir los momentos en los que desobedecemos a Dios (Proverbios 15:8). El Señor le ordenó al rey Saúl que eliminara por completo a los amalecitas y a su ganado (1 Samuel 15:3). En cambio, Saúl perdonó al rey enemigo y a parte de su ganado (1 Samuel 15:9). Su desobediencia mostró que su corazón no estaba bien con el Señor. Cuando el profeta Samuel se enfrentó a Saúl, Saúl dijo que había guardado lo mejor de las ovejas y los bueyes para sacrificárselos a Dios. Sin embargo, esa no fue una razón aceptable para finalmente desobedecer el mandamiento claro que Dios le había dado. Samuel respondió: "¿y crees que al Señor le gustan tus holocaustos y ofrendas más que la obediencia a sus palabras? ¿Entiende que obedecer al Señor es mejor que ofrecerle sacrificios, y que escucharlo con atención es mejor que ofrecerle la grasa de los carneros?" (1 Samuel 15:22).

Proverbios 21:1–16 continúa compartiendo una serie de sabias observaciones de Salomón (Proverbios 10:1) diciendo que el Señor controla a los reyes de la Tierra. También menciona una lista de cosas que el Señor desprecia: el orgullo, el amor al dinero, la violencia, la conducta de los malvados, la retención de la caridad, el soborno y la apostasía. Por otro lado, el Señor valora la rectitud y la justicia, la conducta pura, y las personas que aceptan Su disciplina y la caridad.

Este capítulo comienza y termina haciendo una declaración sobre la soberanía de Dios. Dios solo juzga el corazón; el Señor considera que las intenciones del corazón son tan importantes como las acciones físicas. En este pasaje también se habla de los cónyuges desagradables, perspectivas adecuadas sobre la riqueza, la ética del trabajo y la naturaleza esencial de la sabiduría divina. La sabi-duría humana no puede competir con el Señor soberano, quien es el único responsable final en los momentos en los que salimos victoriosos de cualquier problema.

Este capítulo forma parte de la segunda sección principal del libro (Proverbios 10—22) en la cual se nos presentan casi cuatrocientos proverbios. La mayoría de estos proverbios están formados por comenta-rios de dos líneas que presentan ideas desde el sentido común y la sabiduría general. El tema gene-ral del capítulo 21 es la manera en que Dios controla el mundo. Las personas pueden creerse que tienen el control de todas sus circunstancias, pero Dios es quien lo supervisa todo. El capítulo comienza y termina ase-gurándonos que Dios es quien tiene el poder final sobre todas las cosas.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.