Proverbios 23:30 - Printer Friendly

Las Escrituras no prohíben el consumo de alcohol. Sin embargo, la Biblia sí deja claro que emborracharse es algo muy peligroso. En la actualidad ocurre lo mismo. De hecho, en la actualidad, es más fácil acceder a bebidas alcohólicas más fuertes de las que había en el mundo antiguo. El versículo anterior (Proverbios 23:29) nos enumeró una serie de aflicciones que son causadas por el alcohol. Este versículo se refiere específicamente a las personas que beben en exceso.

Las personas que beben demasiado se emborrachan (Efesios 5:18) y sufren las consecuencias de sus propias elecciones. Cuando el beber se convierte en una parte rutinaria de sus vidas, incluso un aspecto necesario del estilo de vida de una persona, eso siempre debería ser un motivo de preocupación (1 Corintios 6:12). El libro de Proverbios nos enseña muchas cosas sobre la embriaguez (Proverbios 20:1; 21:17; 23:29–35). Hay otros libros que nos dan consejos similares (Isaías 5:22; Habacuc 2:15; 1 Timoteo 3:8; Tito 2:3). Esta sección del capítulo 23 es el consejo más directo y detallado que aparece en la Biblia sobre este tema.

Hay otros pasajes en las Escrituras que contienen ejemplos vívidos sobre las consecuencias que tiene el alcohol, y sobre todo las personas que deciden emborracharse. El exceso de bebida de Noé provocó que la familia pasara vergüenza y recibiera una maldición (Génesis 9:20–25). Las hijas de Lot usaron el alcohol para tener hijos con su propio padre (Génesis 19:30–38). Algunas de las decisiones que se toman a lo largo de la Biblia se tomaron bajo los efectos del alcohol (Jueces 16:25; Ester 1:10; 1 Samuel 25:35–38; 2 Samuel 13:28). Las personas que tenían responsabilidades importantes que cubrir no debían beber alcohol en ningún momento (Levítico 10:9; Números 6:3; Proverbios 31:4).

La Biblia no nos explica lo que quiere decir cuando nos habla de ciertas “bebidas mezcladas”. La frase literal que se encuentra aquí también aparece en Isaías 65:11, Proverbios 9:2, Proverbios 9:5 y Cantares 7:2. Lo más probable es que se tratara de bebidas que se mezclaban con otras sustancias para cambiarles el sabor, o incluso para que se volvieran más embriagantes si cabe.

Proverbios 23:26–35 contiene treinta dichos sabios que Salomón respalda, pero que probablemente no escribió él mismo (Proverbios 22:17–21). En el versículo 26, vuelve a suplicarnos que escuchemos sus palabras. Las advertencias que Salomón nos hace aquí son mucho más extensas que la mayoría de las otras advertencias que se encuentran en este libro. La primera nos habla sobre la tentación sexual y la compara con una trampa o una emboscada. La segunda trata sobre los peligros de la embriaguez, sus efectos y el peligro de adicción que conlleva.

Esta serie de dichos sabios (Proverbios 22:17–21) comienza con el sexto de los treinta que se mencionan en el capítulo 22. Aquí se nos habla sobre la importancia de presentarse bien ante un anfitrión sin dejarse influenciar indebidamente por su hospitalidad. El pasaje también habla sobre los momentos adecuados para compartir la sabiduría, la ética, la disciplina y las alegrías que se asocian con los hijos que son buenos y bondadosos. También se incluyen advertencias sobre las rela-ciones y las personas que carecen de autocontrol. El capítulo termina hablando sobre los peligros del abuso del alcohol, la cual es la decimoctava de las treinta enseñanzas que se nos prometieron en el capítulo 22.

Salomón continúa compartiendo proverbios de sabiduría en esta sección (Proverbios 22:17–21), una sección que se prolon-ga hasta Proverbios 24:34. Aquí, Salomón se dirige a su "hijo", quizás refiriéndose a uno de sus estudiantes, y le ha-ce advertencias sobre el dinero, la glotonería, los peligros de hablar en compañía de los necios, la deshonestidad, la impor-tancia que tiene el hecho de disciplinar a los niños, y los peligros de estar en compañía de borrachos y el abuso del alcohol. En este pasaje se encuentra el pasaje bíblico más amplio sobre los peligros que acarrea el consumo de alcohol.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.