Proverbios 23:31 - Printer Friendly

LBLA: No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece en la copa; entra suavemente,

NBLA: No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece en la copa; Entra suavemente,

NVI: No te fijes en lo rojo que es el vino, ni en cómo brilla en la copa, ni en la suavidad con que se desliza;

RV1960: No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;

JBS: No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en el vaso, se entra suavemente;

Este versículo continúa hablándonos sobre los peligros del alcohol. Los versículos anteriores nos hablaron sobre la manera en que el hecho de beber en exceso provoca que al final acabemos teniendo problemas (Proverbios 23:29–30). Hay otros pasajes de las Escrituras que contienen advertencias muy serias que se dirigen específicamente a las personas que deciden emborracharse (Proverbios 20:1; Génesis 19:30–38; Jueces 16:25–30; Efesios 5:18). El vino y las bebidas alcohólicas pueden parecernos atractivas al principio, pero este pasaje nos aconseja muy seriamente que evitemos ser tentados por su aspecto y las sensaciones que nos causan.

Para evitar males mayores, Salomón usa el simbolismo de los ojos, diciéndole al lector que ni siquiera se pare a mirar tales sustancias. Tanto en la metáfora como en la realidad, los "ojos" nos indican los lugares donde una persona está enfocando su atención. En la Biblia, "mirar" algo significa pararse a reflexionar sobre algo, y no a simplemente percibir una imagen (Génesis 31:12; Josué 24:15; Proverbios 23:26). Muchas referencias bíblicas en las que se nombran tanto al pecado como a la tentación comienzan con alguien que "ve" algo, lo cual no se refiere simplemente a la visión en sí, sino al lugar en el que esa persona elige poner su atención. Eva pecó después de que se diera cuenta de que "el árbol era bueno para comer, apetecible a los ojos, y codiciable para alcanzar la sabiduría” (Génesis 3:6). Sansón pecó después de ver a una de las hijas de los filisteos y decirles a sus padres que se la ofrecieran para que se convirtiera en su esposa (Jueces 14:1–2). David pecó después de ver a "una mujer muy hermosa, que se estaba bañando" (2 Samuel 11:2).

Proverbios 23:26–35 contiene treinta dichos sabios que Salomón respalda, pero que probablemente no escribió él mismo (Proverbios 22:17–21). En el versículo 26, vuelve a suplicarnos que escuchemos sus palabras. Las advertencias que Salomón nos hace aquí son mucho más extensas que la mayoría de las otras advertencias que se encuentran en este libro. La primera nos habla sobre la tentación sexual y la compara con una trampa o una emboscada. La segunda trata sobre los peligros de la embriaguez, sus efectos y el peligro de adicción que conlleva.

Esta serie de dichos sabios (Proverbios 22:17–21) comienza con el sexto de los treinta que se mencionan en el capítulo 22. Aquí se nos habla sobre la importancia de presentarse bien ante un anfitrión sin dejarse influenciar indebidamente por su hospitalidad. El pasaje también habla sobre los momentos adecuados para compartir la sabiduría, la ética, la disciplina y las alegrías que se asocian con los hijos que son buenos y bondadosos. También se incluyen advertencias sobre las rela-ciones y las personas que carecen de autocontrol. El capítulo termina hablando sobre los peligros del abuso del alcohol, la cual es la decimoctava de las treinta enseñanzas que se nos prometieron en el capítulo 22.

Salomón continúa compartiendo proverbios de sabiduría en esta sección (Proverbios 22:17–21), una sección que se prolon-ga hasta Proverbios 24:34. Aquí, Salomón se dirige a su "hijo", quizás refiriéndose a uno de sus estudiantes, y le ha-ce advertencias sobre el dinero, la glotonería, los peligros de hablar en compañía de los necios, la deshonestidad, la impor-tancia que tiene el hecho de disciplinar a los niños, y los peligros de estar en compañía de borrachos y el abuso del alcohol. En este pasaje se encuentra el pasaje bíblico más amplio sobre los peligros que acarrea el consumo de alcohol.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.