Proverbios 24:9 - Printer Friendly

LBLA: El tramar necedad es pecado, y el escarnecedor es abominación a los hombres.

NBLA: El tramar necedad es pecado, Y el insolente es abominación a los hombres.

NVI: Las intrigas del necio son pecado, y todos aborrecen a los insolentes.

RV1960: El pensamiento del necio es pecado, Y abominación a los hombres el escarnecedor.

JBS: El pensamiento del loco es pecado; y abominación a los hombres el burlador.

La palabra hebrea zimmat' que se usa aquí se puede traducir con el verbo "idear": los momentos en el alguien se inventa algo o conspira en contra de algo o alguien. En este contexto, esto se refiere a las personas que siempre están maquinando para hacer el mal (Proverbios 24:8). Los burlones, de acuerdo con el libro de Proverbios, son personas que rechazan o ignoran la sabiduría de Dios (Proverbios 5:23; 19:3; 27:22) y eso es lo que define al "necio". El versículo anterior nos dijo que las personas conspiratorias acaban sufriendo mucho y perdiendo su reputación. (Proverbios 24:8). La declaración que aparece en este versículo completa ese pensamiento. Cuando se hacen planes para poner en práctica todo tipo de inmoralidades, se conspira para hacer el mal, se inventan formas de pecar o se imaginan acciones malvadas, y todas esas cosas son pecados en sí mismos. Este tipo de sabiduría presagia de alguna manera la enseñanza de Jesús que dice que el pecado comienza en el corazón y la mente (Mateo 5:21–22). Cuando pensamos algo y decidimos no hacerlo, el pensamiento en sí ya es considerado un pecado a ojos de Dios (Mateo 5:27–28). Algunos creen que los pensamientos no son pecado a menos que se actúe en consecuencia, pero las Escrituras no están de acuerdo con eso.

De manera similar, los "burladores" son las personas que se burlan o se ríen de los demás: se "burlan" de la sabiduría en lugar de aceptarla (Proverbios 1:22; 9:12; 14:6; 19:28). El verbo "aborrecer" proviene de un término que significa algo así como "repugnante" o "repulsivo" (Proverbios 6:16; 15:9; 21:27). Dios no solo piensa que las personas que traman hacer el mal son ofensivas, sino que la gente a su alrededor también acaba despreciándolos. El versículo anterior también nos habló sobre esta idea, y nos dijo que la gente acaba condenando a los malhechores (Proverbios 24:8). Judas 1:18–19 predice que esta actitud se volverá más y más común a medida que el mundo continúe alejándose de Dios.

En Proverbios 24:1–12, Salomón anima a su hijo o estudiante a que no tenga celos de las personas inmorales, y también le anima a no desear su amistad en ningún momento. Salomón contrasta la sabiduría piadosa (Proverbios 1:7) con la necedad y le pide a su hijo que rescate a los que están siendo oprimidos injustamente. El Señor acusa a las personas que no lo hacen. Este pasaje continúa con una serie de dichos sabios que el mismo Salomón respalda, pero que seguramente no escribió él mismo (Proverbios 22:17–21).

Salomón continúa enumerando una serie de dichos sabios (Proverbios 22:17–21), en su mi-sión de completar la lista de treinta enseñanzas que prometió compartir con nosotros. Estos consejos nos hablan sobre la integridad, la importancia de aceptar buenos consejos, la reputación y las acciones éticas. Las lecciones también enfatizan la manera piadosa en la que debemos entender la venganza, la amargura y el compañerismo. Después del versículo 23 se añaden una serie de proverbios adi-cionales. En realidad, no sabemos si él mismo los escribió o no, lo que sí parece claro es que esos proverbios se asemejan mucho a su manera de pensar. Los puntos clave que se nos presentan a lo largo de estos versículos son la necesidad de ser imparciales durante los juicios, la importancia de tener una buena repu-tación y la ética de trabajo.

Salomón sigue compartiendo en este capítulo una serie de consejos que él mismo no escri-bió, pero que sí apoya (Proverbios 22:17–21). El resto del pasaje se dedica a compartir declaraciones de sabiduría que no se sabe a ciencia cierta quién las escribió. Algunas de las lecciones que apare-cen en este capítulo se entienden como si fueran advertencias que vienen seguidas por las razones por las que de-bemos tener cuidado en ese tipo de situaciones. Los proverbios que aparecen en este capítulo se describen a un nivel de detalle mucho más amplio que el resto de los proverbios que se encuentran en el libro.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.