Proverbios 27:13 - Printer Friendly

LBLA: Tómale la ropa al que sale fiador del extraño; y tómale prenda por la mujer desconocida.

NBLA: Tómale la ropa al que sale fiador del extraño; Y tómale prenda por la mujer desconocida.

NVI: Toma la prenda del que salga fiador por un extraño; reténla en garantía si la entrega por la mujer ajena.

RV1960: Quítale su ropa al que salió fiador por el extraño; Y al que fía a la extraña, tómale prenda.

JBS: Quítale su ropa al que fio al extraño; y al que fio a la extraña, tómale prenda.

Tal y como ocurre en Proverbios 20:16, aquí se nos aconseja que el prestamista tenga mucho cuidado a la hora de prestarle dinero a las personas. Lo que Salomón (Proverbios 25:1) nos sugiere aquí es que seamos muy duros con aquellos que prometan ayudar a personas que no conozcan bien, como las personas que les prestan dinero a otros para que hagan cosas demasiado arriesgadas o a personas que usualmente se comportan de una manera inmoral. Prestarles dinero a las personas es algo bastante arriesgado de por sí; pero prestarles dinero a los impíos es algo aún más arriesgado si cabe. Si un creyente elige prestarle dinero a personas en las que no puede con confiar, es importante anticipar todos los peligros a los que se pueden enfrentar (Proverbios 27:12) y actuar con sensatez.

Los creyentes deben ser cautelosos en la manera en que eligen manejar su dinero. La generosidad también requiere sabiduría (2 Tesalonicenses 3:10; 2 Timoteo 3:6). De hecho, si el darle dinero a una persona podría causar que esa persona lo acabe pasando mal, es mejor no hacerlo. Los creyentes deben reconocer que todo don bueno y perfecto proviene de Dios, y es por eso por lo que debe administrarse con sabiduría (Santiago 1:17; 1 Timoteo 4:4). En última instancia, nuestros recursos financieros les pertenecen a Dios. Desperdiciar el regalo del dinero que Dios nos da es como decirle a Dios que no estamos agradecidos por ello, y que no le seremos fieles con lo que le pertenece.

Otros pasajes del Antiguo Testamento incluso le añaden un sentido de compasión a estas situaciones: "si recibes como prenda el vestido de tu prójimo, deberás devolvérselo al ponerse el sol. Porque, ¿cómo podrá dormir, si eso es lo único que tiene para cubrirse? Y si él me pide ayuda, yo lo atenderé, porque soy misericordioso" (Éxodo 22:26–27). De manera similar, Deuteronomio 24:10–13 dice que cuando les prestamos dinero a las personas que realmente lo necesitan, debemos hacerlo con respeto a su dignidad.

Los dichos sabios de este capítulo nos hacen una advertencia sobre el exceso de confianza y la jactancia. Sa-lomón también nos habla sobre lo que las amistades y la sabiduría traen a nuestra propia vida. Tam-bién nos habla sobre la importancia de autoanalizarnos y la necesidad de ser responsables a nivel personal. Mu-chos de los proverbios que aparecen en este pasaje hablan sobre el hecho de decir la verdad con amor, incluso aunque no sea lo que a la otra persona le gustaría escuchar. El final del capítulo usa el ejemplo del ganado para remar-car lo que debe entenderse como una buena administración de nuestra vida y nuestros recursos.

Salomón continúa compartiendo proverbios en esta sección, la cual se compone de cien proverbios. Los hombres del rey Ezequías, quienes probablemente eran sus escribas, copiaron estos proverbios de otros per-gaminos (Proverbios 25:1). En este capítulo se habla sobre el exceso de confianza, el valor de las amistades y la importancia de ser buenos administradores de lo que tenemos. Esta colección de sabias enseñanzas de Sa-lomón continúa hasta el final del capítulo 29.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.