Proverbios 27:21 - Printer Friendly

LBLA: El crisol es para la plata y el horno para el oro, y al hombre se le prueba por la alabanza que recibe.

NBLA: El crisol es para la plata y el horno para el oro, Y al hombre se le prueba por la alabanza que recibe.

NVI: En el crisol se prueba la plata; en el horno se prueba el oro; ante las alabanzas, el hombre.

RV1960: El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro, Y al hombre la boca del que lo alaba.

JBS: El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro; y al hombre la boca del que lo alaba.

El fuego pone a prueba la calidad del oro y la plata. Los refinadores derriten estos metales para revelar las impurezas para después poder eliminarlas. Salomón (Proverbios 25:1) le aplica esta misma idea a los momentos en los que una persona decide alabar a otra. Los intérpretes nos hablan de esto de varias maneras.

Algunos dicen que este pasaje compara las alabanzas con el momento en el que colocamos metales preciosos en un crisol. La forma en que esas personas reaccionan ante esas alabanzas revela su pureza y su verdadera naturaleza. El que responde a los cumplidos con arrogancia o egoísmo nos está mostrando el hecho de que existen algunos defectos en su carácter. En cambio, las personas que aceptan los elogios con humildad no actúan de esa manera. El apóstol Pablo demostró su humildad en una situación similar. Cuando él y Bernabé sanaron a un hombre en Listra, las multitudes comenzaron a decir que eran dioses, pero Pablo y Bernabé dijeron que no, que ellos eran simplemente hombres que estaban trayendo las buenas noticias de Dios. En Hechos 14:8–17, Pablo rechazó la alabanza inapropiada que estaba recibiendo y compartió un mensaje claro acerca de Dios y Su bondad (Hechos 14:8–17). Pablo cita Jeremías 9:24 en 1 Corintios 1:31: "el que se gloría, gloríese en el Señor". En Gálatas 6:14 escribe: "pero lejos esté de mí el jactarme, a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo".

Otra posible interpretación de este pasaje es que las personas pueden ser juzgadas debido a lo que deciden alabar. El carácter de una persona se revela por lo que una persona disfruta y defiende (Isaías 5:20; Romanos 1:32; 14:22). La plata y el oro revelan sus defectos cuando se pasan por el fuego, y las personas descubren cuáles son sus gustos y prioridades debido a las cosas con las que disfrutan y deciden defender.

Los dichos sabios de este capítulo nos hacen una advertencia sobre el exceso de confianza y la jactancia. Sa-lomón también nos habla sobre lo que las amistades y la sabiduría traen a nuestra propia vida. Tam-bién nos habla sobre la importancia de autoanalizarnos y la necesidad de ser responsables a nivel personal. Mu-chos de los proverbios que aparecen en este pasaje hablan sobre el hecho de decir la verdad con amor, incluso aunque no sea lo que a la otra persona le gustaría escuchar. El final del capítulo usa el ejemplo del ganado para remar-car lo que debe entenderse como una buena administración de nuestra vida y nuestros recursos.

Salomón continúa compartiendo proverbios en esta sección, la cual se compone de cien proverbios. Los hombres del rey Ezequías, quienes probablemente eran sus escribas, copiaron estos proverbios de otros per-gaminos (Proverbios 25:1). En este capítulo se habla sobre el exceso de confianza, el valor de las amistades y la importancia de ser buenos administradores de lo que tenemos. Esta colección de sabias enseñanzas de Sa-lomón continúa hasta el final del capítulo 29.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.