Proverbios 30:32 - Printer Friendly

LBLA: Si has sido necio en ensalzarte, o si has tramado el mal, pon la mano sobre tu boca ;

NBLA: Si has sido necio en ensalzarte, O si has tramado el mal, pon la mano sobre tu boca;

NVI: »Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar

RV1960: Si neciamente has procurado enaltecerte, O si has pensado hacer mal, Pon el dedo sobre tu boca.

JBS: Si caíste, fue porque te enalteciste; y si mal pensaste, pon el dedo sobre la boca.

Algunos de los versículos anteriores señalaron los peligros que conlleva el hecho de hablar sin controlar lo que decimos, y la manera de hablar de los impíos (Proverbios 4:24; 14:3; 16:27). La verdadera sabiduría se alcanza únicamente a través de una apreciación de las verdades de Dios (Proverbios 1:7, 22). Si ignoramos la sabiduría de Dios, al final siempre acabamos teniendo problemas (Proverbios 3:5–6; 8:33–36). Hablar de manera pecaminosa o imprudente provoca peleas, resentimiento, represalias y otros tipos de problemas. El siguiente versículo nos habla de todo eso (Proverbios 30:33).

Agur (Proverbios 30:1) incluye la idea de la arrogancia y la jactancia como parte de su advertencia. En este caso, la palabra hebrea que se utiliza aquí es un verbo, alguien que "está actuando como un necio". Pavonearse de los demás demuestra la severa falta de sabiduría que tiene la persona que lo está haciendo. Esas personas son necias, impías e imprudentes, y siempre están ideando planes malvados para hacerles daño a los demás.

Agur es muy claro con las personas que están haciendo esto, esas personas deben pararse a reflexionar y hacer algo de inmediato. Literalmente, en hebreo se les pide que se tapen la boca con la mano. En el mundo antiguo, "ponerse la mano en la boca" significaba callarse. En el libro de Job hay varios casos similares a este (Job 21:5; 40:4).

Ese acto físico no es, en sí mismo, la cura definitiva de la necedad. La idea aquí es que cuando se habla con imprudencia se causa mucho daño, por lo tanto, es importante evitar a las personas que hablan de esta manera. José tuvo que huir de la esposa de Potifar y dejar una prenda de vestir para poder huir de allí (Génesis 39:12), lo cual es un ejemplo perfecto de las cosas que algunas debemos hacer para evitar cometer un pecado (Mateo 18:7–9).

Proverbios 30:32–33 completa la contribución de Agur. Él advierte a la persona que se da cuenta de que está hablando tontamente que deje de hacerlo, incluso si eso significa taparse la boca con la mano. Tales cosas conducen naturalmente a la perturbación y al desastre. Esto es tan natural y tan cierto como que batir la leche hace mantequilla o golpear la nariz de una persona hace que sangre.

Este capítulo contiene las enseñanzas de Agur, a quien solo se le nombra en este pasaje. La humildad y las limitaciones de los seres humanos son temas clave de esta sección. Agur ora por la providencia de Dios y nos hace una serie de advertencia acerca de los pecados de la arrogancia, la codicia y la rebeldía. Además, se mara-villa de cómo los impíos pueden pecar sin pudor y sin darse cuenta de cuál será su destino. Luego habla de la forma en que algunos animales logran hacer grandes cosas y sobre las cosas buenas que produce la confianza. El capítulo termina recordándonos sobre los peligros de la ira y todos los problemas que genera.

Este capítulo se encuentra entre una sección que contiene una colección de dichos sabios de Sa-lomón (Proverbios 25—29) y los proverbios del rey Lemuel (Proverbios 31). El capítulo 30 contiene los sabios dichos de Agur, una persona no se sabe a ciencia cierta quién es, pero que quizás fue el hijo de Jaqué. Lo que nos enseña es una profecía o un oráculo: un mensaje importante que viene di-rectamente de Dios. La humildad y los peligros que vienen a raíz de la arrogancia son los temas más recu-rrentes de este capítulo.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.