Proverbios 6:20 - Printer Friendly

LBLA: Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre ;

NBLA: Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre Y no abandones la enseñanza de tu madre;

NVI: Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre.

RV1960: Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre;

JBS: Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la ley de tu madre;

Salomón le dice a su hijo que les preste mucha atención a las lecciones que les han enseñado sus padres. Para criar bien a un niño se requiere un esfuerzo tanto de la madre como del padre. Los niños a menudo resienten las directrices de sus padres, pero al final las acaban valorando cuando se hacen adultos. A menudo, las personas que ignoran los consejos de sus padres se dan cuenta, muchas veces demasiado tarde, de que esos consejos eran en realidad muy buenos consejos. Salomón está a punto de hablar sobre el adulterio otra vez (Proverbios 6:24).

Hebreos 11:23 elogia la fe de los padres de Moisés por haberlo escondido de los asesinos del Faraón durante tres meses, ya que se dieron cuenta de que el pequeño Moisés era un bebé muy especial. Creían que Dios había preparado algo especial para su bebé, por lo que no temieron el edicto que emitió el faraón con el objetivo de matar a todos los bebés hebreos varones que nacieran en Egipto (Éxodo 1:15–16). Curiosamente, Dios lo organizó todo de tal manera que la hija del faraón acabó contratando a la madre de Moisés para cuidarlo hasta que finalmente fue destetado (Éxodo 2:1–10).

Como resultado, Moisés no solo sobrevivió y recibió grandes bendiciones, sino que tuvo la oportunidad de aprender cosas de su propia madre. Moisés claramente simpatizaba mucho con los hebreos y sus sufrimientos (Éxodo 2:11–12). Cuando se hizo adulto, rechazó los placeres del pecado, "pues consideró que sufrir el oprobio de Cristo era una riqueza mayor que los tesoros de los egipcios" (Hebreos 11:24–26).

Proverbios 6:20–35 vuelve a hablar sobre el tema del adulterio, algo sobre lo que Salomón también nos habló durante el capítulo 5. Salomón le advierte a su hijo que siga las enseñanzas que recibió de sus padres, porque lo guiarán y lo protegerán de la mujer adúltera. Además, Salomón habla sobre las consecuencias que vienen provocadas a causa del adulterio.

En este capítulo podemos encontrar enseñanzas sobre dos aspectos importantes de la gestión patri-monial de las personas. El primero es evitar endeudar nuestra propiedad por el bien de la inversión que quiere hacer otra persona. El otro nos anima a no ser perezosos, porque la pereza nos lleva hacia la ruina. Salomón luego nos explica poéticamente algunas de las actitudes y acciones que Dios encuentra especialmente repulsivas. Des-pués, Salomón vuelve al tema del adulterio, enfatiza nuevamente los riesgos inherentes de la inmoralidad sexual, y ese mismo tema continúa durante el siguiente capítulo.

En este capítulo de Proverbios, Salomón continúa compartiendo sabios dichos con su hijo. En el capítulo 5, Salomón habló del adulterio y del matrimonio. En este capítulo, Salomón habla sobre los asuntos financieros, la ética laboral, las características y conductas que el Señor des-precia y la inmoralidad sexual. Un tema común de estas lecciones es el hecho de evitar las consecuencias natura-les que vienen como resultado de tomar decisiones basadas en la ignorancia y la necedad. El siguiente capítulo nos describe los caminos de la adúltera y las consecuencias que podemos experimentar si decidimos cometer adulterio con ella.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.