Proverbios 7:3 - Printer Friendly

LBLA: Atalos a tus dedos, escríbelos en la tabla de tu corazón.

NBLA: Atalos a tus dedos, Escríbelos en la tabla de tu corazón.

NVI: Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón.

RV1960: Lígalos a tus dedos; Escríbelos en la tabla de tu corazón.

JBS: Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.

En este versículo, Salomón anima su hijo a que mantenga las lecciones que está aprendiendo de él cerca de su corazón y de su mente, lo cual se compara analógicamente con los anillos y el corazón. En español hay una expresión que muchas veces escuchamos de nuestros padres o nuestras madres cuando somos pequeños, o incluso de nuestros profesores o profesoras: "si algo se te olvida, que no sea esto". Esta expresión nos sirve para recordar la importancia que algo en particular tiene para nuestras vidas. Salomón le está diciendo lo mismo a su hijo: por favor, si te olvidas de algo, que no sea de mis sabios dichos.

Los creyentes nunca deben olvidarse de la Palabra de Dios. Meditar en la Palabra diariamente es una buena manera de mantenerla fresca en la memoria. Cuando el Diablo nos tienta, podemos responder a esas tentaciones con las Escrituras, tal y como lo hizo Jesús. Cuando fue tentado, Jesús le dijo al diablo: "escrito está…" (Mateo 4:4, 7, 10). Si la Palabra está escrita en la pizarra del corazón de un creyente, entonces se deleitará en ella constantemente, amará al Señor y la obedecerá en todo momento (Juan 14:15).

Proverbios 7:1–9 se hace eco de una serie de advertencias que ya aparecieron durante los capítulos 5 y 6 del libro de Proverbios. Esta sección vuelve a enfatizarnos el hecho de que debemos prestarles mucha atención a las enseñanzas de Salomón. Esas enseñanzas le permitirán al hijo de Salomón evitar caer víctima de la mujer adúltera. Si bien las declaraciones que aparecen en esta sección están dirigidas específicamente para los hombres, los principios se les aplican a los hombres y a las mujeres de igual manera. Estos principios también se les pueden aplicar a la tentación de pecar en general, no solo al tipo de tentación que experimentamos durante el adulterio. La sabiduría de Dios es la mejor defensa que existe en contra de cualquier tipo de tentación.

Salomón nos hace de nuevo una terrible advertencia sobre los peligros que acompañan al pecado del adulte-rio. Salomón comparte una historia sobre un joven necio que es seducido por una mujer depredadora. Sa-lomón dice que él mismo había presenciado esto, lo cual significa que posiblemente esta situa-ción que nos presenta en este pasaje sea un resumen de muchas de las situaciones que él mismo pudo presenciar a lo largo de su vida. El adulterio y otros pecados nos dirigen hacia la miseria y la muerte, y esto se les aplica de igual manera tanto a los hombres como a las mujeres.

En Proverbios 5 y 6, Salomón le hace una serie de advertencias a su hijo en contra del adulterio y se dedica a des-cribir a la mujer ajena, la adúltera, diciendo que es engañosa y muy peligrosa. Si bien esto se le aplica de ma-nera literal a la tentación del pecado del adulterio, también nos puede servir para entender la naturaleza se-ductora del pecado en términos generales. En este capítulo, Salomón continúa compartiendo sus consejos sobre cómo evitar el adulterio, enfatizando las tácticas que se usan para caer en la tenta-ción y la manera en que el adulterio nos puede conducir hacia la muerte. Durante el siguiente capítulo, Sa-lomón volverá personificar a la sabiduría como si fuera una mujer, y nos pedirá que la hon-remos en todo momento.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.