Proverbios 8:18 - Printer Friendly

LBLA: Conmigo están las riquezas y el honor, la fortuna duradera y la justicia.

NBLA: Conmigo están las riquezas y el honor, La fortuna duradera y la justicia.

NVI: Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad y los bienes duraderos.

RV1960: Las riquezas y la honra están conmigo; Riquezas duraderas, y justicia.

JBS: Las riquezas y la honra están conmigo; sólidas riquezas, y justicia.

La sabiduría es la capacidad de saber aplicar el conocimiento de la verdad en todas las situaciones que experimentamos (Proverbios 8:6–9). Esa conexión que existe entre la sabiduría y lo que es real y verdadero permite que las personas puedan disfrutar un poquito más de la vida y evitar sufrir problemas innecesarios. Una persona que es pobre, pero que es sabia, tiene más probabilidades de acabar bien que una persona necia que nació rica, pero que ya no sabe cómo mantener a flote su fortuna.

La mayoría de las promesas que aparecen en el Antiguo Testamento que tratan sobre la prosperidad terrenal se les aplican explícitamente a Israel (Deuteronomio 28:1–14). En un sentido más amplio, Jesús nos habló sobre cuáles son las verdaderas riquezas en Lucas 16:11, las cuales son una recompensa de haberle servido fielmente a Dios. Jesús también dijo que las personas que acumulan riquezas terrenales que no se preocupan por seguir a Dios no tienen ningún raciocinio (Lucas 12: 16–21). Moisés fue sabio porque eligió a Dios por encima de cualquier tipo de éxito terrenal: "pues consideró que sufrir el oprobio de Cristo era una riqueza mayor que los tesoros de los egipcios. Y es que su mirada estaba fija en la recompensa" (Hebreos 11:26).

Durante Su mensaje a la iglesia de Laodicea, Jesús condena la manera en que esa iglesia estaba confiando engreídamente en su riqueza. Jesús dice: "yo soy rico; he llegado a tener muchas riquezas. No carezco de nada" (Apocalipsis 3:17). Jesús dice que la iglesia es realmente pobre (Apocalipsis 3:17) y le dice a la iglesia que compre "… de mí oro refinado en el fuego, y vestiduras blancas, para que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez" (Apocalipsis 3:18). Las cosas celestiales, incluida la sabiduría divina, son más valiosas que cualquier otra cosa que podamos obtener aquí en la Tierra.

En este pasaje, la sabiduría viene representada como si fuera mujer que está gritando para que el mundo la escuche (Proverbios 1:20–21). La sabiduría exalta su propia verdad y valor frente al mundo. La sabi-duría formaba parte del poder creativo de Dios mucho antes de la creación del universo. Este capítulo nuevamente vuelve hablarnos de los muchos beneficios que se desprenden de la sabiduría divina, un tema que se extiende hasta el comienzo del próximo capítulo.

Hasta ahora, Salomón ha estado hablado sobre las virtudes que forman parte de la sabiduría y la importan-cia que tiene el hecho de escucharla y obedecerla en nuestras vidas. Además, también nos ha advertido en contra de los peligros que vienen como consecuencia de rechazar la sabiduría. El capítulo 7 terminó con la descripción de una mujer promiscua que seducía a un joven necio. Ahora, en el capítulo 8, la sabiduría, la cual está personificada como si fuera una mujer una vez más, continúa hablan-do. La sabiduría ya existía antes de la creación y les ofrece el don de la vida a las personas que la encuentran. Este mensaje continúa en el capítulo 9.

Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.