Romanos 10:9 - Printer Friendly

LBLA: que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo ;

NBLA: que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios Lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.

NVI: que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.

RV1960: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

JBS: Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Romanos 10:9–10 son dos de los versículos más importantes de toda la Biblia en relación con la salvación. Al mismo tiempo, es importante comprender su contexto en este capítulo.

Pablo acaba de concluir una cita de Deuteronomio 30:11–14. En ese pasaje, Dios le dice a Israel que el mandato que les ha dado no está escondido, ni tampoco está lejos, sino que ya está en sus bocas y corazones. Pablo ha escrito que esto también es cierto para la "palabra de fe" en Cristo. Esta "palabra de fe" es una referencia sobre evangelio: el mensaje de salvación por gracia mediante la fe en Jesucristo. Este mensaje está cerca de la boca y el corazón de Israel.

Ahora Pablo aclara qué es esta palabra de fe; Pablo describe explícitamente lo que el pueblo judío de su época debía recibir en sus bocas y corazones. Pablo dice que en lugar de buscar ser justos siguiendo la ley, deben confesar con la boca que Jesús es el Señor y el Mesías. Además, deben creer en sus corazones que Dios levantó a Jesús de entre los muertos. Si hacen esas cosas, se salvarán, dice Pablo.

En realidad, no deberíamos tomarnos estas dos condiciones necesariamente como la declaración final de Pablo sobre el plan de salvación o cómo llegar a ser cristiano. Pablo ha dejado claro que la fe en Cristo, incluido el hecho de que Cristo ocupó nuestro lugar en la cruz y se convirtió en el sustituto por el pago de nuestros pecados, es la clave para ser declarado justo ante Dios. Estas dos condiciones —la creencia en la resurrección de Cristo de entre los muertos y una confesión verbal de Su lugar como Señor de todo— parecen servir como evidencia de que nuestra fe está en Cristo. Cualquiera que confíe en Cristo para su salvación seguramente estará de acuerdo en que Cristo es el Señor y que resucitó de los muertos. Pablo termina diciendo que esa persona se salvará.

Romanos 10:5–13 explora cómo el pueblo de Israel (en su mayor parte) ha rechazado a Dios al negarse a confiar en Cristo. En lugar de esperar a que una nueva verdad caiga del cielo o flote desde el abismo, deben reconocer que la verdad ya se les ha dado. Todos los que confiesan a Cristo como Señor y creen en Su resurrección se salvarán. Esto es cierto tanto para los judíos como para los gentiles.

El corazón de Pablo está roto por su pueblo, Israel. Pablo ora para que se salven mediante la fe en Cristo. Su entusiasmo por Dios se vuelve inútil debido a que intentan ser justificados por medio de la ley, en lugar de ser justificados a través de la fe en Cristo. Entonces, ¿qué se requiere para alcanzar la salvación? Uno debe confesar que Jesús es el Señor y creer que Dios lo levantó de entre los muertos. Lo mismo es cierto tanto para judíos como para gentiles. Dios espera pacientemente que Israel cambie de perspectiva y crea.

Romanos 9 concluyó con la declaración de Pablo de que Israel tropezó con la "piedra de tropiezo de Cristo". Romanos 10 nos presenta con una sincera oración de Pablo que tenía el objetivo de que Israel se salvara, a pesar de que el pueblo de Israel continuaba intentando salvarse a sí mismo mediante las obras. ¿Por qué no han confesado los israelitas el señorío de Jesús y no han creído en la resurrección? De hecho, no es porque no lo hubieran escuchado o una falta de comprensión; sino porque estaban desobedeciendo el evangelio. Sin embargo, Pablo insistirá en el siguiente capítulo en el hecho de que Dios no había rechazado a Israel. Dios todavía le tiende las manos a Su pueblo, y les está ofreciendo la salvación a través de la fe en Cristo.

El libro de Romanos es la descripción más larga, estructurada y detallada de la teología cristiana en el Nuevo Testamento. Pablo expone el núcleo del mensaje del evangelio: la salvación por gracia solo a través de la fe. Su intención es explicar las buenas nuevas de Jesucristo en términos precisos y claros. Como parte de este esfuerzo, Pablo aborda los conflictos entre la ley y la gracia, entre judíos y gentiles, y entre el pecado y la justicia. Como es común en sus escritos, Pablo cierra su carta con una serie de aplicaciones prácticas.