¿Qué significa Romanos 11?
Comentario del capítulo:
Este pasaje concluye una sección significativa de la carta de Pablo, la cual se encuentra en Romanos 9–11. Estos tres capítulos plantean y responden a la siguiente pregunta: "¿y qué pasa con Israel?" Esta es una objeción que los oponentes de Pablo a menudo se hacían: si Israel es el pueblo elegido por Dios y han rechazado la fe en Cristo como el camino de la salvación, ¿qué les acabará sucediendo?

Pablo ha reconocido que Israel, en su mayor parte, ha rechazado la fe en Cristo. Pablo comienza este capítulo preguntando si eso significa que Dios ha rechazado a Israel, y su respuesta es otro rotundo "no". Después de todo, el mismo Pablo es un israelita que ha llegado a la fe en Cristo y se ha salvado, lo que demuestra que esto también es una posibilidad para todo el pueblo judío. Pablo se refiere al subconjunto más pequeño de judíos que han aceptado a Cristo como un remanente, comparándolos con el remanente de aquellos en Israel que no se habían inclinado ante Baal en los días de Elías. A través de su gracia (Romanos 9:6–8), Dios ha apartado a este remanente de cristianos judíos y los ha declarado el verdadero pueblo de Israel (Romanos 11:1–5).

Pablo también deja claro que cualquier intento de mezclar la salvación por gracia con la salvación basada en las obras es un error. En resumen, Pablo dice que son totalmente incompatibles. Si algo ocurre verdaderamente a través de la "gracia", no puede estar basado de ninguna manera en las obras, ni viceversa (Romanos 11:6).

Sin embargo, ¿qué pasa con el resto de Israel? ¿Qué hay de aquellos que se negaron a creer en Cristo como el Mesías? La sorprendente revelación de Pablo es que Dios ha endurecido sus corazones en su incredulidad inicial; Dios los ha hecho tropezar con la piedra de tropiezo, Jesús, pero no permanentemente; su endurecimiento durará solo por un tiempo (Romanos 11:7–10).

Una de las razones para la incredulidad de Israel, dice Pablo, es hacer espacio en el cuerpo principal, llamado "la raíz", del árbol de Dios. Este espacio abierto está destinado para los no judíos del mundo. Estos gentiles que vienen a Dios mediante la fe en Cristo son como las ramas de un olivo silvestre que han sido injertadas en el tronco de una planta cultivada. Las ramas viejas, los judíos incrédulos, han sido desgajadas por un tiempo para que esto fuera posible (Romanos 11:11–16).

Sin embargo, Pablo les advierte a los cristianos gentiles que no sean arrogantes con estos judíos incrédulos. Se acerca el momento, después de que una premeditada cantidad de gentiles haya creído en Cristo, en el que Dios eliminará el endurecimiento de los corazones de los judíos incrédulos. Entonces, se volverán hacia la fe en Cristo y, como pueblo, serán injertados nuevamente en el olivo simbólico de Dios, del cual habían sido eliminados previamente. Por lo tanto, Dios no ha terminado Su historia con Israel (Romanos 11:17–24).

En términos espirituales, los israelitas pueden parecer ser los enemigos del evangelio de la fe en Jesucristo en estos momentos. Ciertamente fueron los enemigos espirituales de Pablo durante toda su vida, y, sin embargo, el pueblo judío de Israel sigue siendo profundamente amado por Dios debido a las promesas que les hizo a los patriarcas. Dios nunca rompe Sus promesas, y los dones y promesas que les hizo a Israel permanecen vigentes. Dios usará la gracia y la misericordia que les está ofreciendo a los cristianos gentiles para hacer que Israel tenga celos, y usará todo esto para traerles de regreso a Él como una nación, como judíos que eventualmente confiarán en Cristo en algún momento en el futuro (Romanos 11:25–32).

Pablo concluye esta sección con un famoso poema sobre la ingente incomprensibilidad, inescrutablidad e independencia de nuestro Dios misericordioso (Romanos 11:33–36).
Resumen de contexto:
Romanos 11:1–10 presenta a Pablo insistiendo en que Dios no ha rechazado a Israel para siempre, a pesar de que se negara a aceptar a Cristo. Por un lado, el mismo Pablo y una parte del pueblo judío han confiado en Cristo por la gracia de Dios. Dios ha endurecido al resto de Israel en su incredulidad, haciéndoles tropezar con la piedra de tropiezo que es Jesucristo; siguen siendo incapaces, por ahora, de ver que seguir la ley no los llevará a ser justos ante Dios. No obstante, la historia no se acaba aquí.
Romanos 11:11–24 describe por qué Dios ha endurecido a Israel en su incredulidad en Cristo: para abrir espacio para los cristianos gentiles en el olivo figurativo de Dios. Las viejas ramas de los judíos incrédulos se han desgajado por ahora, y las nuevas ramas se han injertado en la raíz. A su vez, la salvación de tantos gentiles provocará celos en Israel, atrayéndolo de regreso a Dios a través de la fe en Cristo cuando Dios elimine el endurecimiento de su incredulidad. Cuando eso suceda, después de que suficientes gentiles hayan creído, las ramas viejas de los creyentes judíos serán injertadas nuevamente en el árbol.
Romanos 11:25–32 concluye una sección larga sobre los planes que Dios ha preparado para Su pueblo israelita. En resumen, Dios planea eliminar el endurecimiento de la incredulidad de Israel y al mismo tiempo renovar Su pacto con ellos en el futuro. Esto ocurrirá cuando muchos judíos lleguen a la fe en Cristo en algún momento en el futuro. El pueblo de israel sigue siendo profundamente amado por Dios debido a las promesas que les hizo y la relación que tiene con los patriarcas. Al final, Dios les mostrará Su misericordia a todos los judíos y gentiles que se acerquen a Él a través de la fe en Cristo para conseguir el perdón de sus pecados.
Romanos 11:33–36 es una alabanza poética de Pablo en forma de himno, dedicada a Dios y a Su asombrosa sabiduría. Pablo cita textos del Antiguo Testamento como Isaías y Job. El pasaje anterior explicaba cómo la intención de Dios para Israel vino con cierto nivel de misterio. Debido a que somos personas creadas con limitaciones, nunca podremos entender completamente a Dios. Lo único que nos queda, es alabarlo y adorarlo.
Resumen del capítulo:
En Romanos 11, Pablo concluye la exploración del plan que Dios ha preparado para Israel, su pueblo elegido. Es cierto que, como nación, Israel ha rechazado la fe en Cristo, pero una parte de los israelitas ha creído en Jesús. Dios ha endurecido a los demás en la incredulidad, pero traerá a Israel de regreso a la fe cuando suficientes gentiles lo hayan aceptado a través de Cristo. Entonces, muchos israelitas también confiarán en Cristo, y Dios renovará Su pacto con Su pueblo. Pablo concluye esta sección con un poderoso poema o himno que habla sobre la independencia de Dios, y sobre cómo Dios está más allá de todo conocimiento.
Contexto del capítulo:
Romanos 11 concluye la discusión de Pablo sobre el plan que Dios tiene preparado para los israelitas, el cual ya comenzó en Romanos 9 y 10. Pablo insiste en que, aunque Israel, como nación, ha rechazado a Cristo, sí existe un remanente de cristianos judíos debido a la gracia de Dios. Dios ha endurecido a los demás en su incredulidad hasta que un número suficiente de gentiles se hayan acercado a Dios a través de la fe en Cristo. Entonces, Dios liberará a Israel para que crea en Cristo y restaurará Su pacto a medida que los judíos también lleguen a la fe en Cristo. Pablo está asombrado por la ingente e incognoscible mente de Dios y Su completa providencia sobre todas las cosas.
Resumen del libro:
El libro de Romanos es la descripción más larga, estructurada y detallada de la teología cristiana en el Nuevo Testamento. Pablo expone el núcleo del mensaje del evangelio: la salvación por gracia solo a través de la fe. Su intención es explicar las buenas nuevas de Jesucristo en términos precisos y claros. Como parte de este esfuerzo, Pablo aborda los conflictos entre la ley y la gracia, entre judíos y gentiles, y entre el pecado y la justicia. Como es común en sus escritos, Pablo cierra su carta con una serie de aplicaciones prácticas.
Accessed 11/21/2024 8:59:42 AM
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