Romanos 16:3 - Printer Friendly

LBLA: Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús,

NBLA: Saluden a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús,

NVI: Saluden a Priscila y a Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús.

RV1960: Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús,

JBS: Saludad a Priscila y Aquila, mis coadjutores en el Ungido Jesús;

Comenzando con este versículo, Pablo desgrana una lista de 16 oraciones que comienzan con la palabra "saludar". Aunque Pablo aún no había estado en Roma, claramente conoce a bastantes creyentes allí. Pablo les dice a sus lectores que saluden a estas personas de su parte y, probablemente, quería que cada uno de ellos pudiera representarlo ante la iglesia más grande de Roma.

Pablo comienza con un matrimonio formado por Prisca — o Priscila — y Aquila, refiriéndose a ellos como sus compañeros de trabajo en Cristo. A diferencia de algunas de las otras referencias que se dan aquí, sabemos bastante sobre esta pareja. En Hechos 18:1–3, vemos cómo Pablo los conoció por primera vez en Corinto y trabajó con ellos durante un tiempo en el oficio de hacer tiendas de campaña. La pareja había vivido anteriormente en Italia, pero se vieron obligados a irse cuando el emperador Claudio les ordenó a todos los judíos que salieran de Roma.

Además de colaborar con Pablo en la fabricación de tiendas de campaña, la pareja aceptó a Cristo y trabajó con él en el ministerio y viajaron con él a Éfeso, donde Pablo los dejó para establecer una iglesia que terminó reuniéndose en su casa (Hechos 18:18–19; 1 Corintios 16:19). Aparentemente, sabía mucho sobre Dios, y amablemente le enseñaron a un joven evangelista apasionado llamado Apolos a comprender mejor el evangelio (Hechos 18:26). Pablo finalmente regresó a Éfeso y sirvió con ellos allí durante un tiempo.

Ahora Aquila y Priscila estaban de regreso en Roma, probablemente habiendo regresado después de la muerte de Claudio y el fin del exilió de los judíos que él mismo lideró en el año 54 d. C. Pablo tenía una relación cercana con esta pareja.

Romanos 16:1–16 incluye una lista de unas dos docenas de personas o grupos que Pablo quiere que sus lectores saluden por él en Roma. Pablo comienza presentándoles a Febe, la diaconisa que les entregará su carta desde Corinto. Pablo les pide que saluden a sus buenos amigos y antiguos compañeros de trabajo y ministerio Prisca —o Priscila— y Aquila, que habían regresado a Roma después de pasar tiempo en Asia. También hay amigos cercanos en la lista, esclavos, familias reales y miembros de las diversas iglesias que se reúnen en varias casas alrededor de Roma.

El capítulo final de Romanos contiene cuatro secciones destinadas a cerrar la carta. Pablo elogia a la mujer que entregará la carta y luego envía saludos a muchas personas que conoce en Roma. Después de recibir instrucciones urgentes de última hora acerca de los falsos maestros, Pablo les envía saludos a los cristianos romanos de parte de los que están con él en Corinto, incluido Timoteo. Pablo cierra la carta con un himno de alabanza dedicado a Dios, quien les ha revelado a todas las naciones de la tierra el evangelio de salvación a través de la fe en Cristo Jesús.

Los versículos anteriores detallaban los planes que Pablo tenía para visitar Roma y les pedía a los cristianos de Roma que oraran por él. Este texto concluye la carta con cuatro secciones breves. Pablo les envía saludos a una lista de personas que parece conocer personalmente, o al menos conoce de oídas, en Roma. Pablo les ofrece una última instrucción sobre los falsos maestros y les envía saludos de los que están con él en Corinto. Pablo termina la carta con un hermoso himno de alabanza al Dios que les ha revelado el misterio del evangelio de Jesús a todas las naciones, para que finalmente todas le obedezcan a Dios a través de la fe en Jesús.

El libro de Romanos es la descripción más larga, estructurada y detallada de la teología cristiana en el Nuevo Testamento. Pablo expone el núcleo del mensaje del evangelio: la salvación por gracia solo a través de la fe. Su intención es explicar las buenas nuevas de Jesucristo en términos precisos y claros. Como parte de este esfuerzo, Pablo aborda los conflictos entre la ley y la gracia, entre judíos y gentiles, y entre el pecado y la justicia. Como es común en sus escritos, Pablo cierra su carta con una serie de aplicaciones prácticas.