¿Qué significa Romanos 8:26?
LBLA: Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles;
NBLA: De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
NVI: Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
RV1960: Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
JBS: Y asimismo también el Espíritu nos ayuda en nuestra flaqueza; porque orar como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu demanda por nosotros con gemidos indecibles.
Comentario del verso:
Este pasaje describe la diferencia que existe entre nuestro futuro y nuestro presente como cristianos. Nuestro futuro en Cristo, como hijos de Dios y herederos de Su reino, es todo lo que anhelamos. Nuestro presente, sin embargo, es una vida de anhelo, de paciente espera, de vivir con la esperanza de una realidad que aún no ha llegado. Seguimos sufriendo junto con el resto de la creación, gimiendo por la vida que está por venir.
¿Cómo debería vivir usted mientras tanto? Gran parte de la respuesta a esa pregunta tiene que ver con el Espíritu Santo, el cual mora dentro de todo cristiano cuando depositamos nuestra fe en Cristo. Dios nos ofrece Su propio Espíritu como "depósito" o anticipo de ese futuro que tanto anhelamos (Efesios 1:13–14; 2 Corintios 1:22).
A través del Espíritu, Dios nos provee de muchas formas diferentes en este lado de la eternidad. Generalmente, nos ayuda en nuestras debilidades. Pablo está reconociendo aquí que, incluso como cristianos, seguimos siendo débiles dentro de nosotros. Físicamente, seguimos siendo criaturas con cuerpos frágiles y emociones desconcertantes. Espiritualmente, podemos debilitarnos en nuestra fe y podemos incluso perder nuestra fuerza a la hora de resistirnos al pecado. Sin embargo, como Pablo comenzará a aclarar pronto, el Espíritu de Dios que está con nosotros marca la diferencia; Él nos ayuda continuamente en nuestra debilidad e incluso a través de ella; el Espíritu interviene en nuestras vidas y nos ayuda a llevar la carga que todo esto conlleva.
Más específicamente, Pablo dice que somos tan débiles que a veces no sabemos por qué orar. En realidad, se nos ha dado acceso, a través de la oración, a nuestro Padre Dios; sentimos que necesitamos a Dios y lo anhelamos, pero ¿qué le pedimos? El Espíritu interviene y lleva esos "gemidos" indecibles — esos pensamientos y sentimientos que simplemente no podemos expresar con palabras humanas — hasta Dios. El Espíritu crea la conexión entre nosotros y Dios y proporciona el contenido de nuestra oraciones.
Resumen de contexto:
Romanos 8:18–30 habla de cómo los cristianos experimentan y deben entender el sufrimiento cotidiano, un sufrimiento que de hecho toda la creación experimenta también. Todos gritamos de dolor juntos como una mujer de parto mientras esperamos a que Dios revele a Sus hijos. Al ser Sus hijos, estamos esperando a que el Padre complete nuestra adopción redimiendo nuestros cuerpos para que podamos estar con Él. El Espíritu de Dios nos ayuda mientras esperamos, llevando nuestras oraciones hasta Dios; confiamos en que Dios usa todas las circunstancias de nuestra vida para llevar a cabo sus propósitos y que nos ha elegido desde hace mucho tiempo para ser sus hijos.
Resumen del capítulo:
Romanos 8 comienza y termina con declaraciones acerca de la absoluta seguridad que los cristianos tienen ante Dios: no hay condenación para los que están en Cristo, y nada podrá separarnos de Su amor. Habiendo creído en el evangelio, ahora vivimos en el Espíritu de Dios. Eso nos permite llamar a Dios Abba, Padre. Sufrimos con Cristo y sufrimos junto con toda la creación mientras esperamos que Dios nos revele como Sus hijos. Con la ayuda del Espíritu, confiamos en que Dios está con nosotros y nos ama en Cristo.
Contexto del capítulo:
En Romanos 7, Pablo reveló la frustración que sentía a la hora de hacer el bien, porque finalmente acababa haciendo justo lo contrario. Sin embargo, Pablo comienza Romanos 8 con la declaración triunfal de que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, ya que vivimos en el Espíritu y nos relacionamos con Dios como un niño lo hace con su padre. El Espíritu nos ayuda durante esta temporada de sufrimiento junto con toda la creación mientras esperamos a que nuestra adopción se complete a través de la redención de nuestros cuerpos. Sin embargo, estamos seguros de que Dios está a nuestro favor y nada puede separarnos de Su amor.
Resumen del libro:
El libro de Romanos es la descripción más larga, estructurada y detallada de la teología cristiana en el Nuevo Testamento. Pablo expone el núcleo del mensaje del evangelio: la salvación por gracia solo a través de la fe. Su intención es explicar las buenas nuevas de Jesucristo en términos precisos y claros. Como parte de este esfuerzo, Pablo aborda los conflictos entre la ley y la gracia, entre judíos y gentiles, y entre el pecado y la justicia. Como es común en sus escritos, Pablo cierra su carta con una serie de aplicaciones prácticas.
Accessed 11/22/2024 1:41:08 AM
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