Este libro fue escrito probablemente por el medio hermano de Jesús, Santiago, un hijo de María y José que se acabó convirtiendo en uno de los líderes de la iglesia cristiana en Jerusalén. El tema unificador del libro de Santiago es la "fe", aunque Santiago enmarca el tema de la fe en los efectos ésta produce en la vida de una persona cuya fe es real, salvadora y confiada.

Esa es la razón por la que Santiago ha generado tanta controversia a lo largo de los años. Santiago enfatiza mucho las obras que surgen del cristianismo. Como resultado, algunos intérpretes han sugerido que Santiago contradice la enseñanza de Pablo de que la salvación no se alcanza a través de las obras sino solo a través de la fe en Cristo (Efesios 2:8–9). Sin embargo, cuando leemos esta carta con la perspectiva adecuada, se puede ver claramente que no hay ninguna contradicción. Santiago afirma desde el comienzo del primer capítulo que Dios desea que confiemos en Él profundamente, y que las acciones de una persona nos ayudan a ver el tipo de "fe" que una persona tiene realmente.

Una fe salvadora y bíblica no es un mero conocimiento intelectual: sino que se basa en la confianza. Una fe salvadora es el tipo de fe que naturalmente produce acciones, y eso es de lo que Santiago está hablando aquí. Las obras son actos de fe. Dicho de otra manera, las personas que confían en Dios obedecen naturalmente a Dios. ¿Cómo no podrían hacerlo si verdaderamente lo aman y lo obedecen? Las personas que han alcanzado la salvación creen en Cristo, y las personas que creen en Cristo siguen el camino de Cristo. La fe salvadora se basa en un tipo de confianza que produce acciones.

Entonces, ¿qué debe hacer un creyente cuando llegan momentos difíciles? Santiago dice que debemos considerarnos dichosos por tener la oportunidad de confiar en Dios a un nivel más profundo. Ese es el tipo de fe que se basa en la confianza.

¿Qué hacen los creyentes cuando les falta sabiduría para tomar una decisión? Deben orar y pedirle a Dios que les de Su sabiduría. Esto, nuevamente, se basa en el hecho de tener una fe confiada. Sin embargo, si rechazamos Su sabiduría o, peor aún, buscamos adquirir sabiduría en otra parte, demostramos que no confiamos en el Padre, y es ahí cuando Dios decide no compartir Su sabiduría con nosotros. Santiago nos deja claro una y otra vez que lo que nuestro Padre anhela ver en la vida de Sus hijos es evidencia de que confiamos en Él.

Aquí también se incluye lo que pensamos sobre el dinero en esta vida. Quienes confían en Dios saben que esta vida es tan corta que nuestra situación financiera no se puede comparar con las riquezas eternas que recibiremos en nuestro hogar en el cielo. De modo que los cristianos, las personas que han alcanzado la salvación a través de la fe en Jesucristo, se regocijarán mucho durante su próxima vida, incluso si no tienen bienes materiales en esta. Los cristianos que son ricos en esta vida deberían entender que la riqueza está limitada y puede desaparecer rápidamente de nuestras vidas.

En cambio, confiar en Cristo nos garantiza la eternidad en el cielo. Durante esa eternidad con nuestro Padre, las personas que confiaron en Dios a través de las pruebas recibirán una corona de vida porque no usaron esas pruebas como una excusa para seguir pecando. Santiago nos anima a asumir la responsabilidad de nuestros pecados y a nunca culpar a Dios. Dios puede permitir que suframos, pero nunca usa esas dificultades para tratar de alejarnos de Él. Dios siempre nos anima a acercarnos a Él cuando las cosas se ponen difíciles.

De hecho, todo lo bueno que tenemos y todo lo bueno que anhelamos tener proviene únicamente de Dios. Dios es la única fuente de bien que hay en nuestras vidas, incluido el mayor bien que podemos poseer: estar vivos en Cristo. Por tanto, si nos alejamos de Dios, nos estamos alejando del bien adentrándonos en las sombras.

En Santiago 1:1–18, Santiago comienza compartiendo un reto con los cristianos: debemos considerar los momentos difíciles de nuestras vidas como algo bueno, porque esas pruebas nos ayudan a confiar mucho más en Dios. Los cristianos que confían en Dios también buscan recibir Su sabiduría en lugar de tratar de encontrarla en el mundo. Por tanto, seguimos confiando en Él a través de las experiencias más difíciles, en parte, para recibir la corona de vida que se les ha prometido a quienes nunca se detienen. Además, no debemos culpar a Dios por nuestro deseo de pecar, sino que debemos darle gracias por todas las cosas buenas que hay en nuestra vida.

En Santiago 1:19–27, Santiago enfatiza que las personas que verdaderamente confían en Dios no se conforman con el simple hecho de parecer personas religiosas, sino que dejan de intentar controlar el mundo con sus palabras y con su ira, reciben humildemente la Palabra que Dios ha plantado en ellos, la escuchan y proceden a hacer lo que dice. Parte de lo que la Palabra nos dice es que debemos mantener el control de lo que decimos, cuidar de las personas más débiles y las que más sufren y evitar que el mundo que nos rodea nos contamine.

¿Qué importancia tiene para los cristianos el hecho de confiar en Dios? Santiago dice que es muy importante que nos consideremos "dichosos" durante nuestros peores momentos, porque las pruebas nos ayudan a confiar más en Dios. Las personas que confían en Dios le piden sabiduría y luego reciben toda la sabiduría que Dios les da. Las personas que confían en Dios les dan más importancia a las recompensas que recibirán durante la próxima vida que a las riquezas que pudieran recibir en esta. Además, las personas que confían en Dios no lo culpan por su deseo de pecar, sino que le dan gracias por todo lo bueno que hay en sus vidas, se centran en seguir Su Palabra y actúan de acuerdo con lo que dice.

Este primer capítulo del libro de Santiago marca el rumbo del resto de su carta, la cual Santiago les escribió a cristianos que estaban esparcidos por todo el mundo. Dios quiere que confiemos en Él a medida que aprendemos mucho más sobre quién es y cuál es Su voluntad. Esto es tan importante para Dios que Dios desea que nos consideremos dichosos incluso cuando estemos pasando por momentos difíciles, porque las dificultades nos ayudan a confiar más en Dios. Las personas que realmente confían en Dios le piden sabiduría, se alegrarán mucho por las recompensas que recibirán en la eternidad, saben que Dios es la fuente de todo lo bueno que tienen en sus vidas y se esforzarán, no solo en escucharlo, sino en obedecer lo que dice Su Palabra.

El libro de Santiago habla sobre cómo debería expresarse una fe salvadora. ¿Cómo se revela la fe en Cristo en la vida de un creyente? ¿Qué decisiones tomamos cuando confiamos de verdad en Dios? Esas son las preguntas que responde Santiago en su libro. La mayoría de los eruditos creen que Santiago era el medio hermano de Jesús, nacido de José y María después del nacimiento de Jesús. Es posible que Santiago no llegara a creer que Jesús era el Mesías hasta después de Su resurrección. Sin embargo, con el tiempo se convirtió en uno de los líderes de la iglesia cristiana en Jerusalén. Este es posiblemente el libro más antiguo de todos los libros del Nuevo Testamento, el cual se escribió alrededor del 40–50 d.C. James les está escribiendo a los cristianos judíos que se habían esparcido por el mundo.

Accessed 12/5/2025 1:29:31 PM

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