¿Qué significa Santiago 2:12?
                
LBLA: Así hablad y así proceded, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad.
NBLA: Así hablen ustedes y así procedan, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad. 
NVI: Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad,
RV1960: Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.
JBS: Así hablad, y así obrad, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.
 
 
                Comentario del verso:
                    Durante los versículos anteriores, Santiago dijo que cualquiera que tropiece a la hora de obedecer cualquier mandamiento de la ley ha transgredido, por definición, toda la ley. Santiago no quiere decir que todos estamos condenados a experimentar la ira eterna de Dios en el infierno, ya que Santiago está de acuerdo con Pablo (Romanos 3:23–24) en que, a través de la fe en Cristo, podemos recibir el perdón de todos nuestros pecados. Por tanto, no hay nada en su carta que contradiga esa verdad.
Más bien, lo que Santiago nos anima a hacer es ser conscientes de que todos somos transgresores de la ley y debemos reconocer el hecho de que todos somos pecadores. Quizás algunos de sus lectores se creían superiores a otros cristianos y por eso tendían a mostrarles favoritismo a las personas más ricas, o quizás creían ser personas más espirituales o que estaban más cerca de Dios debido a que creían seguir la ley "mejor" que los demás.
Santiago dice que este tipo de actitud no tiene sentido, ya que todos los cristianos hemos pecado, ninguno de nosotros es perfecto, y todos dependemos plenamente de la misericordia de Dios para salvarnos. Nuestras buenas obras no son las que nos justifican a ojos de Dios. Deberíamos tratarnos los unos a los otros sabiendo que esto es cierto, y debemos hablar y actuar como personas que, de hecho, también tendremos que pasar por el juicio de Dios.
Sin embargo, Dios no juzgará a quienes confían en Cristo usando los estándares absolutos de la Ley del Antiguo Testamento. En cambio, nos juzgará según los estándares de la ley de la libertad, o la ley que otorga libertad. En Cristo, recibimos el perdón de nuestros pecados y somos libres de obedecer a Dios, quien nos ama y nos muestra Su misericordia. Debemos hablar y actuar los unos con los otros como personas que también necesitan recibir la misericordia de Dios, ya que también somos pecadores que hemos sido perdonados a través de la sangre de Cristo. Si somos así de humildes, seguramente no mostraremos ningún tipo de favoritismo que esté basado en los estándares sociales que el mundo impone sobre las personas. 
            Resumen de contexto:
                 En Santiago 2:1–13, Santiago continúa hablando sobre la importancia de que los cristianos no solo escuchen, sino que obedezcan la Palabra de Dios. Las personas que ponen su fe en Cristo deben obedecer el mandamiento de amar a su prójimo como a sí mismos, lo cual incluye no mostrar ningún tipo de favoritismo hacia los ricos mientras que despreciamos a los pobres. Los cristianos deben confiar en que Dios los proveerá y los protegerá, en lugar de buscar el favor del grupo de personas que en realidad los hacen sufrir más. Según el evangelio, todo el mundo ha transgredido la ley de Dios. Los cristianos, debido a que somos personas que creemos que seremos juzgados por la ley que da libertad, debemos tratar a todos los demás como lo que son, nuestros iguales.
            Resumen del capítulo:
            Cuando tenemos una fe salvadora y genuina en Dios, esa fe produce naturalmente acciones buenas y llenas de amor: "obras". En el capítulo 1, Santiago habló sobre la importancia que tiene el hecho de actuar de acuerdo con la palabra de Dios, y no simplemente escucharla. Cuando les mostramos favoritismo a los ricos y despreciamos a los pobres demostramos que tenemos una falta de fe. De hecho, eso es pecado. Siguiendo estas ideas, Santiago insiste en que la "fe" que no resulta en buenas obras está muerta, y que ese tipo de creencia es meramente un credo intelectual que no resulta en una confianza y una fe verdadera y bíblica que nos lleva hacia la salvación. Santiago no niega que creer en Dios sea esencial para la salvación, ni tampoco afirma que las obras sean necesarias para obtener la salvación. En lugar de eso, argumenta que las obras son para la fe lo que el aliento es para el cuerpo: una señal de que está vivo. Una "fe" que no resulta en obras es como un cuerpo que no tiene aliento: está muerto.
            Contexto del capítulo:
             En el capítulo 1, Santiago dijo que una fe salvadora en Dios cambia la forma en que un cristiano piensa y reacciona ante los problemas de la vida, y también provoca que siempre busque ayuda y sepa que todo lo bueno viene de Él. Los creyentes escuchan la Palabra y la ponen en práctica. En este capítulo, Santiago dice que, debido a nuestra fe en Dios, no deberíamos mostrarle favoritismo a los ricos y a las personas más poderosas de la Tierra, sino que deberíamos amar a nuestro prójimo, incluidas las personas más pobres, como a nosotros mismos. También argumenta que la llamada "fe" que no resulta en obras, no es una fe salvadora en absoluto. A pesar de la controversia que ha provocado, esto no contradice la visión de Pablo acerca de que la salvación solo se recibe a través de la gracia. Santiago dice que las buenas obras son el resultado de la salvación, no que las obras sean la razón por la que recibimos la salvación. Durante los siguientes capítulos, Santiago nos seguirá mostrando la manera en que debemos vivir nuestra fe en Cristo.
            Resumen del libro:
             El libro de Santiago habla sobre cómo debería expresarse una fe salvadora. ¿Cómo se revela la fe en Cristo en la vida de un creyente? ¿Qué decisiones tomamos cuando confiamos de verdad en Dios? Esas son las preguntas que responde Santiago en su libro. La mayoría de los eruditos creen que Santiago era el medio hermano de Jesús, nacido de José y María después del nacimiento de Jesús. Es posible que Santiago no llegara a creer que Jesús era el Mesías hasta después de Su resurrección. Sin embargo, con el tiempo se convirtió en uno de los líderes de la iglesia cristiana en Jerusalén. Este es posiblemente el libro más antiguo de todos los libros del Nuevo Testamento, el cual se escribió alrededor del 40–50 d.C. James les está escribiendo a los cristianos judíos que se habían esparcido por el mundo.
    
        
            
                Accessed 11/3/2025 7:16:01 PM
            
            
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