¿Qué significa Génesis 17?
Comentario del capítulo:
Uno de los nombres más influyentes en la historia de la humanidad es el de Abrahán, un hombre a quien el judaísmo, el cristianismo y el islam reclaman como su patriarca. Sin embargo, hasta este momento de la Biblia, ese nombre todavía no se ha utilizado. En este momento, este patriarca todavía se llamaba Abrán. Ahora, por fin, Dios le cambiará el nombre a Abrán y le pondrá Abrahán, mientras que al mismo tiempo establecerá un símbolo para afianzar su pacto: la circuncisión.

Génesis 17 describe la manera en que Dios se le apareció a Abrán, quien en ese momento tenía 99 años. Pasaron veintitrés años desde que Dios prometiera por primera vez hacer de Abrán una gran nación y darle a él y a sus descendientes la tierra de Canaán. Durante ese tiempo, Abrán y su gran compañía vivieron en diferentes partes de la región. Abrán se había vuelto bastante rico, y Dios se le había aparecido varias veces más para reafirmar y ampliar las promesas que le había hecho durante el pacto inicial.

Aún así, Abrán tenía un solo hijo, Ismael, que le nació de la sirvienta de su esposa, Agar, quien en ese momento tenía 13 años. Abrán y su esposa Saraí, quien había sido estéril durante todo su matrimonio, parecen haberse resistido a intentar tener hijos a través de otras mujeres antes de los eventos del capítulo 16 de Génesis. En este punto, probablemente asumieron que las promesas y las bendiciones que Dios le había hecho a Abrán pasarían a través de Ismael. Después de todo, a los 99 y 89 años respectivamente, ya se les había pasado el momento de concebir o tener hijos. Ahí es cuando Dios se le apareció a Abrán nuevamente. Sin embargo, esta reunión fue algo diferente de los encuentros anteriores. Esta vez, además de las promesas familiares y que parecían ser aparentemente imposibles, Dios también le iba a pedir algunas cosas específicas a Abrán.

Dios le ordenó a Abrán que caminara con Él y fuera irreprensible. Abrán, de hecho, se convertiría en padre de diferentes naciones. De él vendrían incluso reyes. Para confirmar ese hecho, Dios le cambió el nombre a Abrán y le puso Abrahán. Mientras que Abrán significa "padre exaltado", el nombre Abrahán suena más como una frase hebrea que significa "padre de una multitud". La tierra de Canaán le pertenecería a Abrahán y a sus descendientes para siempre.

Como señal de que Dios iba a cumplir este pacto, Dios le pidió algo más a Abrahán: él y todo varón de su casa, nacido o comprado, y todo varón de cada generación venidera, debía ser circuncidado. La circuncisión es la extirpación ritual del prepucio del pene. Aquellos que no fueran circuncidados no serían incluidos dentro de este pacto entre Dios y el pueblo de Abrahán.

Esto traía consigo un cambio sustancial para Abrahán y su descendencia, pero Dios aún no había terminado. Dios sorprendió a Abrahán diciéndole que el nombre de Saraí también debía cambiarse. Ahora se llamaría Sara, y ella y Abrahán tendrían un hijo después de todo. En reverencia, gratitud, o pura sorpresa, o quizás las tres, Abrahán se tiró al suelo y comenzó a reírse. Abrahán se quedó muy sorprendido por la mera sugerencia de que Sara pudiera concebir y tener un hijo.

Entonces Abrahán tuvo otro pensamiento: ¿y qué hay de Ismael? Dios ya le había dado una promesa llena de bendiciones a Ismael, la cual se la comunicó a su madre Agar (Génesis 16:10–12). Sin embargo, aunque Dios volverá a prometer bendecir abundantemente a Ismael, las promesas del pacto entre Dios y Abrahán no pasarían finalmente a través de Ismael. En cambio, pasarían a través de Isaac, el hijo que Abrahán iba a tener con Sara que aún estaba por concebirse. Ese hijo les nacería durante este mismo tiempo durante el año siguiente.

Con eso, Dios concluyó Sus revelaciones y "se fue", al menos simbólicamente, dándole a Abrahán la oportunidad de tomar una decisión. La cabeza de Abrahán debió haber estado dándole vueltas, pero no dudó en comenzar a obedecer a Dios. Ese mismo día, se fue a casa y se circuncidó a sí mismo, a Ismael y a los cientos de hombres que había en su numerosa compañía. La obediencia inmediata de Abrahán fue una prueba más de que Abrahán eligió confiar en el Señor y creer en que cumpliría Sus promesas.
Resumen de contexto:
Génesis 17:1–14 describe el momento en el que Dios se le apareció a Abrán cuando éste tenía 99 años. Una vez más, Dios confirma Sus promesas del pacto: convertir a Abrán en padre de diferentes naciones y darle a él y a su descendencia la tierra de Canaán. En este momento, Dios incluso le cambia el nombre, y le pone de nombre Abrahán, para así enfatizar la importancia del pacto en sí. Esta vez, sin embargo, la repetición de la promesa viene con algunos requisitos que Dios tenía para Abrahán. Dios le dice: anda siempre delante de mí, sé perfecto, y circuncídate a ti mismo y a todos los varones de tu casa de ahora en adelante.
Génesis 17:15–27 describe una sorprendente revelación que Dios está compartiendo con Abrahán, quien tenía 99 años: su esposa estéril, Saraí, quien tenía 89 años y que ahora se llamaba Sara, le daría un hijo dentro de un año. Ismael, quien tenía en ese momento 13 años, aún sería bendecido en abundancia, pero este nuevo hijo, Isaac, sería el único hijo a través del cual Dios cumpliría las promesas de Su pacto. Tan pronto como Dios se fue, Abrahán inmediatamente se dispuso a obedecer el mandato de Dios de circuncidarse a sí mismo y a todos los varones de su casa como señal del pacto que había hecho con el Señor.
Resumen del capítulo:
Dios se le aparece a Abrán una vez más en Génesis 17, pero este caso es muy diferente de las otras ocasiones. Dios confirma de nuevo Sus promesas de convertir a Abrán en padre de varias naciones y de darle a él y a sus descendientes la tierra de Canaán. Esta vez, sin embargo, Dios le cambia el nombre a Abrán y le nombra Abrahán, además de presentarle el requisito de circuncidarse a sí mismo y a todos los varones de su casa desde ese momento en adelante. También cambia el nombre de Saraí y le pone de nombre Sara. Dios les anuncia que Abrahán y Sara tendrían un hijo, después de todo. Su hijo de 13 años, Ismael, será bendecido, pero este nuevo hijo, Isaac, quien finalmente nacería un año después de ese encuentro con el Señor, será el hijo que recibirá todas las promesas de Dios.
Contexto del capítulo:
Génesis 17 registra los detalles de la conversación que Dios tuvo con Abrán, quien en esos momentos ya tenía 99 años. Trece años después del nacimiento de Ismael, quien nació a través de Agar, la sierva de Sara, Dios llegó para cambiarle el nombre a Abrán. Dios lo llamó Abrahán, le confirmó las promesas del pacto y le dio nuevas órdenes a Abrahán. Abrahán tenía que circuncidar a todos los varones de su casa como señal del pacto que había hecho con Dios. Luego, Dios compartió con él la gran noticia que tanto habían esperado escuchar tanto él como su esposa: dentro de un año, la esposa de Abrahán, quien en ese momento ya se llamaba Sara, le daría un hijo a Abrahán. Este hijo tan esperado sería el que cumpliría todas las promesas que Dios le había hecho a Abrahán.
Resumen del libro:
El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.
Accessed 5/3/2024 6:28:40 PM
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