¿Qué significa Génesis 42?
Comentario del capítulo:
Génesis 42 comienza con Jacob enviando a sus diez hijos mayores a Egipto para comprar grano para la familia y termina con Jacob negándose a enviar a su hijo menor a Egipto en un segundo viaje que se vieron obligados a hacer.

Una hambruna severa estaba azotando a toda la región, tal y como lo había predicho José (Génesis 41:53–56). Debido a los preparativos que José hizo en Egipto bajo la autoridad del faraón (Génesis 41:46–49), Egipto era el único lugar que tenía grano para su pueblo y sobras suficientes como para vendérselas a aquellos que estaban en peligro de morirse de hambre después de que pasaran dos años sin cosechas. La familia de Jacob estaba en esa misma situación, a punto de morirse de hambre, por lo que Jacob envió a sus diez hijos mayores a Egipto con dinero para comprar algo de grano. Sin embargo, Jacob no envió a su amado hijo menor con ellos, ya que temía que el niño pudiera sufrir algún daño, y Jacob sabía que no podría soportar el dolor de perderlo (Génesis 42:1–5).

Al llegar a Egipto, los hermanos, sin saberlo, se encontraron con su hermano al que vendieron como esclavo en el pasado. De hecho, se inclinaron ante él (Génesis 37:5–10), con la esperanza de poder comprarle algo de grano. Incluso veinte años después de haber sido vendido como esclavo cuando solo tenía diecisiete años (Génesis 37:28), José los reconoció rápidamente. Sin embargo, sus hermanos no lo reconocieron. En ese momento, con casi 40 años, José se había vuelto completamente egipcio en su forma de ser y su apariencia. Los hermanos se quedaron desconcertados por la manera tan dura en la que este gobernante los había tratado. Después de preguntarles deliberadamente de dónde era y por qué habían venido, José los acusó rotundamente de ser espías, y les dijo que habían venido para descubrir las debilidades militares de Egipto y compartir esa información con alguna potencia extranjera (Génesis 42:6–12).

Los hermanos de José entendieron que esta acusación podría provocar que todos fueran a la cárcel e incluso que los mataran. En realidad, no se dieron cuenta de que el gobernador, quien en realidad era José, no tenía la intención de dañarlos. Rápidamente comenzaron a protestar. Ellos eran hombres honestos, gente normal, hermanos mutuos e hijos del mismo padre. Incluso tenían un hermano más en Canaán que se había quedado con su padre y otro hermano que ya no vivía, es decir, el mismo José. Presionándolos aún más, José nuevamente los acusó de ser espías. Entonces, José les ofreció una oportunidad para ganarse su confianza. Uno de ellos debía regresar a Canaán y regresar con su hermano menor. Si se negaran, concluiría "por la vida de Faraón" que habían estado mintiendo y eran verdaderos espías (Génesis 42: 13–16).

Entonces José los metió a todos en prisión por tres días para que pensaran en ello. Quizás José también necesitaba ese tiempo para refrescarse. Después de todo, es probable que no esperara volver a ver a su familia nunca más. Por lo tanto, era totalmente razonable que estuviera enojado, pero los versículos posteriores nos muestran que en realidad no quería vengarse (Génesis 47:11–12). Tres días después, les presentó un nuevo plan. Si acataran esas órdenes, se salvarían. En lugar de retener a nueve de ellos y enviar a uno de regreso, en cambio, se iba a quedar con solo uno de ellos en prisión y enviaría al resto de regreso con sacos llenos de grano. Sin embargo, tenían que regresar con su hermano menor para salvar a Simeón y volver a comprar grano (Génesis 42:17–20).

Los hermanos aceptaron el trato, pero aún así estaban aterrorizados. José les había estado hablando a través de un intérprete, quien aparentemente se había ido de la sala. Asumiendo que José no podía entenderlos, comenzaron a hablar abiertamente entre ellos. Los hermanos comenzaron a hablar con remordimiento sobre lo que estaba sucediendo, y lo relacionaron con el crimen que cometieron cuando vendieron a José como esclavo hacía ya más de veinte años. Con verdadero remordimiento, reconocieron su culpa, expresando que se merecían pasar por ese sufrimiento. José, a quien todavía no habían reconocido, escuchó todo y comenzó a llorar, pero ocultó sus sentimientos para que no supieran quien era. José, aunque se emocionara, continuó con su plan. Entonces, José eligió a Simeón y lo ató delante de ellos (Génesis 42:21–24).

En otro giro inesperado de los acontecimientos, José también ordenó que el dinero de los hermanos se les devolviera en secreto a sus costales junto con el grano; quizás esto se podría entender como una combinación de caridad y otra forma de reprenderlos y ponerlos a prueba. Como no sabían que José era quien lo había organizado todo, al darse cuenta de esto comenzaron a tener muchísimo más miedo del que ya tenían, ya que los egipcios podían estar pensando que habían robado tanto el grano como el dinero (Génesis 42:25–28).

Como era de esperar, Jacob no se tomó bien las noticias, y arremetió contra los nueve por haber perdido primero a José, luego a Simeón, y ahora por esperar a que también tuviera que arriesgar la vida de Benjamín. Perder a Benjamín acabaría con su vida, afirmó Jacob. Por lo tanto, decidió no enviarlo a Egipto. Sin tapujos, Jacob mostró su favoritismo y afirmó que Benjamín era el único hijo de Raquel que le quedaba, frente a los otros nueve hijos que estaban escuchándolo (Génesis 42:29–38).

Sin embargo, la hambruna seguiría afectando la tierra durante algunos años. Jacob pronto se vería obligado a reconsiderar su decisión (Génesis 43:1–2).
Resumen de contexto:
En Génesis 42:1–17 se produce la reunión más improbable de la historia: la de José y sus diez hermanos mayores (Génesis 37:28). Jacob los envió a Egipto para comprar trigo durante una terrible hambruna (Génesis 41: 53–54). Los hermanos no reconocieron a su hermano, quien ahora era un gobernante egipcio. José los reconoció, pero no dijo nada, y respondió con dureza para evitar que se dieran cuenta. Luego los metió en prisión durante tres días, diciendo que podrían ser espías. Mientras tanto, José había ideado un plan para resolver toda esta situación.
Génesis 42:18–28 nos está describiendo a un poderoso gobernador egipcio que envió a nueve de los hijos de Jacob de vuelta a casa con el trigo que habían comprado, pero se quedó con Simeón como garantía. Les ordenó a los demás que regresaran solo si pudieran demostrarle su honestidad trayendo a su hermano menor con ellos. Los hermanos incluso se llegan a decir entre sí que debían estar sufriendo todo esto por haber maltratado a José en el pasado, su otro hermano (Génesis 37:28). En realidad, no se dieron cuenta de que el gobernador era el mismo José (Génesis 42:7) y que José entendía su idioma. Después de irse, los hermanos, horrorizados, descubren que el pago que habían traído para llevarse el trigo todavía estaba en sus bolsas, y no sabían que José había hecho esto para devolverles el dinero en secreto.
Génesis 42:29–38 nos explica lo que ocurrió después del primer viaje que los hijos de Jacob hicieron hacia Egipto para comprar trigo durante una hambruna. Allí, el gobernador les permitió irse solo si decidieran dejar a Simeón en prisión, y además les pidió que trajeran a Benjamín para demostrar que estaban diciendo la verdad sobre su familia. También descubrieron, para su horror, que el dinero que le pagaron al gobernador por el trigo todavía estaba en sus bolsas. En realidad, no sabían que el gobernador era José, su propio hermano (Génesis 37:28). Sin embargo, Jacob se negó a arriesgarse a perder a otro hijo y les prohibió a sus hijos llevarse a Benjamín de vuelta a Egipto.
Resumen del capítulo:
Génesis 42 describe el momento en el que José vio a sus hermanos por primera vez desde que lo vendieron como esclavo hacía ya 20 años. Han venido a Egipto para comprar algo de trigo y no lo reconocieron. José no dijo nada, y les habló con brusquedad e insinuó que podrían ser espías. José les permitió irse solo si prometían regresar con su hermano menor, Benjamín. José se quedó con Simeón como garantía, pero los envió de vuelta con sacos llenos de trigo para el resto de su familia. También les devolvió en secreto su dinero, algo que los aterrorizó cuando lo descubrieron de camino a casa. De regreso en Canaán, Jacob respondió a esta terrible noticia con amargura y un reproche vengativo.
Contexto del capítulo:
Veinte años antes de que ocurrieran los eventos que se nos presentan en este capítulo, los hermanos de José lo vendieron como esclavo (Génesis 37:28). Milagrosamente, José era ahora el gobernador de la nación de Egipto (Génesis 41:44). Sus hermanos, que no sabían nada de lo que había pasado con José, vinieron a comprar comida durante una terrible hambruna (Génesis 41:56–57). José, quien posiblemente estaba enojado con sus hermanos, mantuvo su identidad en secreto al principio. En los próximos capítulos, los pondrá a prueba, los desafiará y los castigará. Sin embargo, José no quería vengarse; todo lo que José estaba haciendo era organizarlo todo de manera que un día los pudiera salvar a todos ellos y al resto de su familia de la hambruna que estaba azotando a todo el país.
Resumen del libro:
El libro de Génesis establece verdades fundamentales sobre Dios. Entre estas verdades se encuentran Su papel como Creador, Su santidad, Su odio por el pecado, Su amor por la humanidad y Su disposición para proveer para nuestra redención. Gracias a Génesis, aprendemos no solo de dónde viene la humanidad, sino acerca de la razón por la que el mundo es de la manera que es en la actualidad. El libro también nos habla sobre la fundación de Israel, el pueblo elegido de Dios. Muchos de los principios que se ofrecen en otras partes de las Escrituras dependen de las ideas básicas que se nos presentan en el libro de Génesis. Dentro del marco narrativo de la Biblia, Génesis nos explica la historia del origen del universo, el cual nos conduce hacia el cautiverio de Israel en Egipto, lo cual hace las veces de trasfondo para el libro del Éxodo.
Accessed 5/4/2024 5:41:30 PM
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