¿Qué significa Marcos 15?
Comentario del capítulo:
Después de tres años de ministerio público y una semana de exitosos debates con el liderazgo civil y religioso judío (Marcos 11:27–12:37), Jesús se ha dejado capturar. El concilio judío se siente triunfante, ya que pronto verán morir a Jesús. Los discípulos están escondidos, convencidos de que sus planes de reinar en el reino de Jesús se han acabado (Mateo 19:28) y sus vidas están en peligro (Juan 11:16). Jesús ha cumplido Su propósito: esto es lo que vino a hacer en la tierra (Mateo 20:17–19).

El Sanedrín es el consejo judío que preside la ley judía y trata con las infracciones civiles menores. El Sanedrín ha celebrado el juicio de Jesús durante la mayor parte de la noche (Marcos 14:53–65) y acaban culpándolo de blasfemar contra Dios de acuerdo con la ley mosaica, pero no tienen autoridad para ejecutar a nadie (Juan 18:31; 19:6–7). El Sanedrín necesita convencer a Pilato de que Jesús ha cometido una ofensa capital contra la ley romana (Marcos 15:1). Finalmente, se deciden por tergiversar la afirmación de Jesús de que él es el Mesías judío, diciendo que Jesús afirma ser el rey sobre los judíos, excluyendo así al César. Considerando la larga tradición de judíos rebelándose contra los romanos, en realidad era una buena idea decir algo así. El único problema es que Pilato no les cree (Lucas 23:22; Marcos 15:10).

Pilato no teme que un maestro de Nazaret en Galilea incite a una rebelión contra los romanos, y finalmente envía a Jesús a Herodes Antipas, el tetrarca de Galilea, que se encuentra en la ciudad para la Pascua (Lucas 23: 6–12). Al comienzo del ministerio de Jesús, Antipas había matado a Juan el Bautista, y el autodenominado rey está ansioso por hablar con este Jesús de quien tanto había oído hablar. Cuando Jesús se niega a defenderse, Antipas está de acuerdo con Pilato en que Jesús no es una amenaza (Lucas 23:14–15).

Pilato sabe que el problema real es el celo que los líderes judíos tenían por los seguidores de Jesús (Marcos 15:10); pero el Sanedrín domina a los miles de judíos que han venido a Jerusalén para la Pascua y puede incitarlos fácilmente a provocar una revuelta. Si Pilato pierde el control, el César podría despedirlo, exiliarlo y enviarlo hasta los límites del Imperio Romano. Aún así, incluso la esposa de Pilato le advierte que no matara a un hombre inocente (Mateo 27:19).

Entonces Pilato trata de mitigar la situación (Marcos 15:2–15). Primero, golpea duramente a Jesús con la esperanza de que el Sanedrín se quedara satisfecho (Juan 19:1–4). Luego hace que el Sanedrín elija quién será liberado: Jesús o el asesino Barrabás. El Sanedrín acaba haciendo lo que decían que Jesús haría e incitan a la multitud para realizar su voluntad, y la multitud elige a Barrabás para ser liberado. Por temor a un motín, Pilato rechaza la responsabilidad legal que todo ello conllevaría y les entrega a Jesús para que sea crucificado (Mateo 27:24). Los judíos asumen la responsabilidad por la muerte de Jesús (Mateo 27:25) y le declaran su lealtad solo al César (Juan 19:15).

El resto de la historia es sencilla (Marcos 15: 16–32). Los soldados romanos hacen marchar a Jesús a través de Jerusalén, aunque aparentemente está tan débil que no puede llevar la barra transversal de la cruz. Una vez que llegan al Gólgota, los soldados crucifican a Jesús entre dos ladrones. Los soldados y los ladrones se unen a los principales sacerdotes, los escribas y la multitud para burlarse de Jesús. Jesús rechaza el vino amargo que le ofrecen y los guardias dividen Su ropa entre ellos echándosela a suertes. La muerte de Jesús está llena de drama y simbolismo (Marcos 15:33–41). Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, el cielo se oscurece. Jesús grita, citando el lamento del Salmo 22 cuando Dios lo abandona a los pecados del mundo. Al morir, el velo del templo se rasga de arriba abajo, declarando simbólicamente que Jesús ha destruido la barrera que el pecado erige entre nosotros y Dios. Las mujeres que han apoyado Su ministerio y permanecen fieles ven todo desde la distancia y el centurión romano finalmente se da cuenta de que Jesús no es un hombre común.

Los discípulos más cercanos de Jesús están escondidos, pero otros seguidores se apresuran a enterrar Su cuerpo antes de que comience el sábado (Marcos 15:42–47). Mientras María Magdalena y otra María están mirando, José de Arimatea, miembro del Sanedrín, y Nicodemo (Juan 19:39) envuelven apresuradamente el cuerpo de Jesús en tela y hierbas y lo colocan en una tumba nueva (Juan 19:40–41). Al día siguiente, los principales sacerdotes y los fariseos recuerdan que Jesús había dicho que resucitaría, y le piden a Pilato que selle la tumba y envíe soldados para protegerla para que los discípulos no roben Su cuerpo y afirmen que Jesús ha resucitado (Mateo 27:62–66).

Mientras tanto, las mujeres preparan especias para el entierro (Lucas 23:56), los discípulos se esconden (Juan 20:19) y Jesús da la bienvenida a un ladrón arrepentido en el paraíso (Lucas 23:42–43).
Resumen de contexto:
Marcos 15:1–5 continúa después del juicio de Jesús ante el Sanedrín, que ha estado ocurriendo desde que fue capturado en el huerto de Getsemaní (Marcos 14:43–65). Lo han culpado de blasfemar contra Dios, pero no tienen autoridad para ejecutarlo, solo Pilato la tiene (Juan 18:31; 19:7–8). El Sanedrín debe convencer a Pilato de que Jesús ha violado una ley romana de suma importancia. Afortunadamente para ellos, "Mesías judío" se traduce aproximadamente al griego como "Rey de los judíos". Esto sí sería una alta traición contra el César. El primer juicio de Jesús con Pilato también se encuentra en Mateo 27:1–2 y 11–14, Lucas 23:1–5 y Juan 18:28–38.
Marcos 15:6–15 describe el mayor error judicial de la historia. El Sanedrín ha condenado a Jesús por blasfemia, lo cual es considerado como un crimen en la ley mosaica (Marcos 14:61–64). Tal cargo no convencerá a las autoridades romanas de ejecutar a Jesús, por lo que se lo presentan a Pilato como un potencial insurrecto (Lucas 23:2, 5). Pilato interroga a Jesús y lo considera inofensivo (Juan 18:33–38). Pilato luego envía a Jesús a Herodes Antipas, quien también considera que las acusaciones del Sanedrín no tienen fundamento (Lucas 23: 6–15). Herodes envía a Jesús de regreso a Pilato, quien debe decidir si arriesgarse a la rebelión del liderazgo judío o matar a un hombre inocente. La decisión de Pilato también se encuentra en Mateo 27:15–26, Lucas 23:13–25 y Juan 18:38–19:16.
Marcos 15:16–20 es una manera típica de presentar las narraciones bíblicas, las cuales a menudo dan una breve sinopsis y luego desarrollan los detalles. Marcos 15:16–20 podría estar describiendo la flagelación que recibe Jesús en Marcos 15:15, o puede ser una segunda paliza después de que se dicte la sentencia oficial de Su muerte. Aunque las víctimas son tradicionalmente azotadas antes de una crucifixión, Pilato también espera que torturar a Jesús apacigüe al Sanedrín (Lucas 23:16, 22; Juan 19:1). Pero el liderazgo judío no se conformará con nada menos que Su crucifixión. Mateo 27:26–31 es paralelo al relato de Marcos, mientras que Juan 19:1–16 nos ofrece más detalles.
Marcos 15:21–32 describe la crucifixión de Jesús. Los romanos refinaron la crucifixión para que fuera la muerte más dolorosa y humillante imaginable. Por lo general, las víctimas estaban desnudas y luego eran atadas o clavadas a una cruz. Los verdugos eran expertos en clavar clavos entre los huesos y las arterias, pero directamente a través de los nervios, prolongando la agonía de la víctima. Colgados en esta posición, los condenados solo podían respirar si levantaban su peso mientras sus pies o muñecas empaladas. El agotamiento pronto conduciría a la asfixia, por lo general, la víctima tardaba dos o tres días en morir. Generalmente, los cuerpos se dejaban pudrirse en público a menos que un miembro de la familia tuviera un permiso especial para llevárselos de allí. Más doloroso para Jesús, sin embargo, es la separación total de Su Padre celestial. Aún así, aunque sufre solo, sufre con esperanza (Hebreos 12:2). La crucifixión de Jesús también se detalla en Mateo 27:32–44, Lucas 23:26–43 y Juan 19:16–27.
Marcos 15:33–41 es un relato crudo y sobrio de la muerte de Jesús. Jesús se siente separado de Dios y abandonado por Sus amigos. La tierra está cubierta de oscuridad. La tierra tiembla y los sepulcros se abren (Mateo 27:52–53). Es demasiado tarde para que el centurión vislumbre lo que él y sus hombres han hecho. Incluso las mujeres que apoyaron a Jesús durante Su ministerio se han alejado aún más. Sin embargo, cuando Jesús exhala Su último aliento, el velo del templo se rasga, lo cual indica que nuestra reconciliación con Dios se había restablecido. La muerte de Jesús también se registra en Mateo 27:45–56, Lucas 23:44–49 y Juan 19:28–37.
Marcos 15:42–47 ocurre después de la muerte de Jesús, después de estar durante seis horas en la cruz. Un soldado confirma Su muerte, quien le atraviesa el costado con una lanza, permitiendo que la sangre y el agua se escurran hasta llegar al suelo (Juan 19:33–34). La tradición romana consistía en dejar Su cuerpo en la cruz para que las aves se lo comieran, especialmente porque, técnicamente, fue crucificado por traición. Sin embargo, la ley judía establece que dejar a un ahorcado fuera durante la noche traería una maldición sobre la tierra (Deuteronomio 21:22–23), y un discípulo secreto tenía una tumba sin usar cerca del lugar de la crucifixión. El entierro de Jesús también se registra en Mateo 27:57–61, Lucas 23:50–56 y Juan 19:38–42.
Resumen del capítulo:
Después de algunos juicios simulados, llevan a Jesús ante el gobernador romano local, Pilato. Esta es la única persona en Jerusalén con la autoridad legal para ejecutar a Jesús. Pilato no se deja engañar e intenta hacer arreglos para la liberación de Jesús; pero las estratagemas del gobernante fallan, en parte porque Jesús no se defenderá a sí mismo, y en parte porque la turba está decidida a matarlo. Pilato ofrece un intercambio de prisioneros con Barrabás, e incluso hace que golpeen a Jesús brutalmente para pacificar a la multitud. Finalmente, se rinde y Jesús es crucificado. Gracias a su abuso anterior, Jesús sobrevive solo unas pocas horas en la cruz antes de morir. Luego, Jesús es enterrado en una tumba que pertenece a un seguidor secreto que pertenece al concilio de Jerusalén.
Contexto del capítulo:
Después de ser juzgado injustamente, Jesús ahora será sentenciado y asesinado cruelmente. Es razonable decir que este capítulo proporciona un contexto para todo lo demás en la Biblia. Desde Adán y Eva hasta el último bebé que nacerá durante el reino milenial, toda persona que no esté en Cristo estará manchada por el pecado. La conciencia, la ley, el liderazgo directo de Jesús, incluso la morada del Espíritu Santo, no pueden evitar que pequemos. Jesús tuvo que morir en la cruz (sin pecado alguno), sacrificándose en nuestro lugar, para que nuestros pecados pudieran ser perdonados y nosotros pudiéramos reconciliarnos con Dios. Más allá de la violencia, la oscuridad, la deshonra y la muerte, podemos discernir el amor de Dios por toda la humanidad (Juan 3:16). La crucifixión de Jesús también se encuentra en Mateo 27, Lucas 23 y Juan 19. El siguiente capítulo describe el milagro de Su resurrección.
Resumen del libro:
El Evangelio de Marcos enfatiza tanto la servidumbre de Jesús como Su papel como el Mesías prometido: el Hijo de Dios. Esto se hace a través de un estilo conciso y lleno de acción. Marcos proporciona relativamente pocos detalles y, en cambio, se centra en acciones y declaraciones simples. Esto se relaciona con la autoría del Evangelio, que se cree que se basa en los recuerdos del apóstol Pedro. Estos incluyen muchos de los milagros de Jesús, en contraste con otros evangelios que incluyen muchas más enseñanzas y parábolas de Jesús. Marcos también menciona con frecuencia cómo otras personas malinterpretan el ministerio de Jesús.
Accessed 5/8/2024 8:46:18 PM
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