¿Qué significa Marcos 8?
Comentario del capítulo:
Marcos 8 tiene un ligero paralelismo con Marcos 6:31–7:37. Jesús realiza una alimentación masiva (Marcos 8:1–9; Marcos 6:31–44), deja claro que no está de acuerdo con los líderes religiosos públicamente (Marcos 8:10–21; Marcos 7:1–23) y realiza un milagro sanador que en el Antiguo Testamento se asocia con el Mesías (Marcos 8: 22–26; Marcos 7:31–37).

Jesús se había llevado a Sus discípulos, aparentemente más que solo a los Doce, hacia el territorio gentil, presumiblemente en un intento de encontrar un lugar tranquilo para enseñar. En Marcos 7, viajaron al noroeste de Cafarnaún a la región de Tiro (Marcos 7:24), luego continuaron más hacia el norte, hasta Sidón (Marcos 7:31). Ahora están en el distrito al este del mar de Galilea.

Mientras estaba en Tiro, Jesús mostró que había venido a por los gentiles y también a por los judíos, incluso si dichos gentiles interrumpieran Su reunión privada. Ahora, continúa con el tema sirviendo una comida para un grupo mixto de más de cuatro mil gentiles y judíos en Decápolis. Los fariseos habían condenado a los discípulos por descuidar lavarse las manos antes de las comidas en caso de que la comida hubiera tocado algo impuro (Marcos 7:1–5). Jesús proporciona alimento para los gentiles, la peor de todas las cosas impuras que uno pudiera hacer. Sin embargo, los discípulos se preguntan cómo alimentarán a toda la gente, habiendo olvidado que Jesús alimentó a una multitud aún mayor fuera de Betsaida (Marcos 6:31–44).

Desde Decápolis, Jesús y los discípulos regresan en bote a la costa occidental del Mar de Galilea. Los fariseos renuevan su ataque, exigiendo una señal de que la autoridad de Jesús proviene de Dios y no de Satanás (Marcos 3:22). Los fariseos no se refieren a los milagros que Jesús ha realizado, sino a algo que pruebe indiscutiblemente que él es el Mesías que ha venido a liberar a Israel. En el relato de Marcos, Jesús no hace nada, pero en Mateo Jesús les dice que no han entendido las señales que ya han recibido y que no recibirán otra excepto una relacionada con Jonás (Mateo 16:1–4).

Jesús rápidamente se lleva a Sus discípulos de regreso a la barca. Allí, trata de expresarles a los discípulos que las creencias de los fariseos y los seguidores de Herodes son como pequeños trozos de levadura que, si no tienen cuidado, impregnarán su sistema de creencia, como un poco de levadura hace crecer una barra de pan. Los discípulos no entienden lo que Jesús les está diciendo y entienden que Jesús está frustrado porque ellos solo han traído una barra de pan. Jesús comparte con ellos un mensaje más profundo y les recuerda que él es más que capaz de convertir una sola barra de pan en una comida para todos.

En Betsaida, Jesús sana a un ciego, otro milagro que se identifica en el Antiguo Testamento como una señal del Mesías. Los discípulos responden declarando que Jesús es el Mesías. Desafortunadamente, no saben qué significa ser el Mesías. Jesús explica claramente que el reino eterno del Mesías profetizado en el Antiguo Testamento aún no llegará. Primero, tendrá que morir y resucitar. A continuación, Sus seguidores deberán estar dispuestos a hacer un sacrificio similar.

Marcos 8 es una especie de punto inflexión en el ministerio de Jesús. A continuación, Jacobo, Juan y Pedro serán testigos de Su transfiguración. En los capítulos 9 y 10, Jesús les advertirá de nuevo sobre Su inminente sacrificio. El Capítulo 11 comienza con la Entrada Triunfal que marca el comienzo de la Semana de la Pasión. A lo largo de este tiempo, Jesús intensificará Su enseñanza para preparar a los discípulos para sus roles en la iglesia primitiva. Eventualmente, comenzarán a comprenderlo todo mejor.
Resumen de contexto:
Marcos 8:1–10 es la tercera de una serie de historias acerca del pan y el lugar apropiado para la limpieza ceremonial. En Marcos 7:1–5, los fariseos condenan a los discípulos de Jesús por comer pan con manos impuras. En Marcos 7:24–30, una mujer sirofenicia solicita con valentía las ''migajas'' metafóricas de la provisión de Dios. Aquí, Jesús le ofrece pan a una gran multitud de gentiles y judíos. Más tarde, Jesús equiparará las falsas e insidiosas enseñanzas de los fariseos con la levadura (Marcos 8:14–21). Este relato también se encuentra en Mateo 15:32–39.
Marcos 8:11–13 continúa después de que Jesús alimentara a los cinco mil fuera de Betsaida (Marcos 6:30–44), luego Jesús regresó a Galilea y discutió con los fariseos sobre la autoridad que él tenía por encima de la tradición (Marcos 7:1–13). Ahora, después de alimentar a cuatro mil en Decápolis, Jesús regresa a Galilea y discute con los fariseos sobre si tienen derecho a pedirle una señal que demuestre que Su autoridad proviene de Dios. En ambos casos, los fariseos tienen toda la evidencia que necesitan, y lo que pasa es que simplemente se niegan a considerarla. Este puede ser el mismo evento que se registra en Mateo 16:1–4 y Lucas 11:29–32, pero no está del todo claro si lo es o no lo es.
Marcos 8:14–21 es la cuarta parte de una serie de historias sobre el pan y la justicia, en la cual los discípulos nuevamente no entienden a Jesús. El ''pan'' representa la provisión de Dios, ya sea literal (Marcos 6:30–44; 8:1–9) o metafórica (Marcos 7:24–30). Los fariseos tienen cuidado de asegurarse de que nada, incluso ellos mismos, hagan que su pan literal se vuelva impuro (Marcos 7:1–5). Pero Jesús les advierte que espiritualmente, su enseñanza actúa como levadura contaminada que impregna la verdad de Dios y cambia fundamentalmente su constitución. Los discípulos se confunden y piensan que los está regañando por olvidarse de traer más comida. Mateo 16:5–12 también registra este momento. Lucas 12:1–3 se refiere a la levadura de los fariseos como su hipocresía.
Marcos 8:22–26 contiene el importante cumplimiento de una profecía. El hecho de que Jesús sana a un hombre físicamente ciego directamente después de tratar con fariseos espiritualmente ciegos y sus discípulos, es un dato importante para tener en cuenta (Marcos 8:11–12, Marcos 8:14–21). Pero es de notar que, particularmente en este lugar preciso del libro, la curación de los ciegos se enumera específicamente en el Antiguo Testamento como una señal del Mesías de Dios (Isaías 29:18; 35:5; 42:6–7). Incluso la restauración de la vista de Pablo fue orquestada por Jesús (Hechos 9:17–18). El hecho de que esta curación se realiza en dos pasos no es accidental, y simboliza el hecho de que la salvación no imparte sabiduría espiritual instantánea. Al igual que el hombre en Betsaida, la visión espiritual de los discípulos crece solo gradualmente. Marcos es el único que relata este milagro.
Marcos 8:27–30 comienza la segunda mitad del Evangelio de Marcos, el cual se enfoca en el hecho de que Jesús es el Cristo. Los encuentros que comienzan aquí deben haber sido un torbellino de emociones para los discípulos. Pedro declara que Jesús es el Cristo e inmediatamente después niega lo que el Cristo ha venido a hacer (Marcos 8:31–33). Jesús le enseña a una multitud que deben renunciar a sus vidas para creer en él (Marcos 8:34–9:1), y seis días después, Pedro, Jacobo y Juan son testigos de la verdadera gloria de Jesús (Marcos 9:2–8) Seguir a Jesús puede llevar a las personas a sufrir diferentes altibajos durante sus ministerios, y justo una semana más tarde, los discípulos experimentan algunos altibajos ellos mismos. La confesión de Pedro también se encuentra en Mateo 16:13–20 y Lucas 9:18–20.
Marcos 8:31–33 representa un punto de inflexión en el Evangelio de Marcos. El tema cambia desde ''quién es Jesús'' a ''¿qué se espera de Jesús el Mesías?''. En el próximo capítulo se encuentra la transfiguración (Marcos 9:2–13). En los capítulos 9 y 10, Jesús nuevamente predice Su muerte (Marcos 9:30–32; 10:32–34). Luego comienza la Semana de la Pasión con la entrada triunfal (Marcos 11:1–11). Al igual que en las próximas dos profecías de Jesús sobre Su muerte venidera, los discípulos están tan interesados en sus propias interpretaciones de lo que significa ser el ''Mesías'' que se niegan a aceptar las advertencias tan claras que Jesús les está dando. La terquedad de Pedro también se registra en Mateo 16:21–23.
Marcos 8:34—9:1 trata sobre sacrificios y recompensas. Para seguir a Jesús, los discípulos han sacrificado sus medios de vida (Marcos 1:16–20; 2:14), su reputación (Marcos 2:18, 23–24; 7:5), comidas regulares (Marcos 6:30–31) y su tiempo para dormir (Marcos 1:32–37; 6:45–48). A cambio, esperan gloria (Marcos 9:33–37) y poder (Marcos 10:35–45). Jesús explica que el plan de Dios es más estratégico y que sus roles son más importantes y difíciles de lo que pudieran llegar a imaginarse. Para seguir a Cristo, debemos seguirlo: Su enseñanza (Marcos 8:38), Su vida (Marcos 10:42–45) y Su sacrificio (Juan 15:20). A cambio, no debemos esperar recompensas terrenales, pero sí que obtendremos la vida eterna. Mateo 16:24–28 y Lucas 9:23–27 también registran estos eventos.
Resumen del capítulo:
Este capítulo describe a Jesús alimentando milagrosamente a miles de personas otra vez. También nos muestra a Jesús contrarrestando la hipocresía egoísta y despiadada de los fariseos, quienes buscan señales aún más milagrosas. Jesús reprende a los discípulos sobre su corta memoria y les recuerda que la intención de Dios es ayudar a Sus seguidores. Después de sanar a un ciego, Jesús acepta la proclamación de Pedro de que él es el Mesías. Sin embargo, casi de inmediato, Jesús reprende a Pedro por resistirse a la idea de que el Mesías debe sufrir y morir.
Contexto del capítulo:
Marcos 8 continúa con los intentos de Jesús de enseñarles a los discípulos el plan de Dios para el Mesías. Jesús no ha venido por los fariseos religiosos, sino por los humildes que le responden de buena gana. Jesús no ha venido como el campeón glorioso y victorioso de Israel (aunque lo hará en un futuro), sino para morir por el mundo entero, y Sus seguidores también deben estar dispuestos a sacrificar sus vidas. El capítulo marca un punto de inflexión en el ministerio de Jesús a medida que Sus milagros disminuyen y su enseñanza aumenta. Curiosamente, Jesús también se enfrenta a una repetición de las tentaciones que experimentó en el desierto (Mateo 4:1–11).
Resumen del libro:
El Evangelio de Marcos enfatiza tanto la servidumbre de Jesús como Su papel como el Mesías prometido: el Hijo de Dios. Esto se hace a través de un estilo conciso y lleno de acción. Marcos proporciona relativamente pocos detalles y, en cambio, se centra en acciones y declaraciones simples. Esto se relaciona con la autoría del Evangelio, que se cree que se basa en los recuerdos del apóstol Pedro. Estos incluyen muchos de los milagros de Jesús, en contraste con otros evangelios que incluyen muchas más enseñanzas y parábolas de Jesús. Marcos también menciona con frecuencia cómo otras personas malinterpretan el ministerio de Jesús.
Accessed 4/27/2024 2:03:32 PM
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