¿Qué significa Mateo 15?
Comentario del capítulo:
La fama y la influencia que Jesús tenía sobre la gente creció hasta el punto en que los líderes religiosos comenzaron a preocuparse. Una delegación de fariseos y escribas viajó desde Jerusalén a Galilea para desafiar a Jesús, y eligieron el tema del ritual del lavado de manos para enfrentarse a él; su verdadera misión era desacreditar a Jesús de cualquier forma. Los fariseos comenzaron a preguntarse la razón por la que los discípulos de Jesús rompieron la tradición de los ancianos al no lavarse las manos antes de comer. Estas "tradiciones" eran reglas que los fariseos le añadieron a la Ley de Moisés. Los líderes religiosos en ese momento honraban la sabiduría de los ancianos a través de la práctica de estas reglas adicionales como si se trataran de reglas que estuvieran al mismo nivel de los mandamientos de Dios. Estas reglas a menudo surgían para evitar que la gente rompiera algunos de estos mandamientos de Dios sin saberlo o de manera accidental (Mateo 15:1–2).

El desafío que le propusieron a Jesús fue tan hipócrita que Jesús ni siquiera se molestó en responder al principio. En cambio, Jesús inmediatamente les hizo una pregunta: ¿por qué rompen el mandamiento real de Dios por el bien de su tradición? De acuerdo con Jesús, los fariseos lo criticaron por haber ignorado sus tradiciones y haber favorecido la intención real que Dios tuvo para Sus mandamientos desde el principio, ¡mientras que ellos estaban haciendo lo contrario! Por ejemplo, los fariseos permitían que la gente dijera que algunas de sus posesiones y dinero habían sido "dedicados a Dios". Debido a esa dedicación, esas cosas debían donarse al templo. Sin embargo, los fariseos idearon una manera de quedarse con esos artículos e incluso continuar usándolos. Los hijos adultos evitaban cuidar de sus padres ancianos usando este tipo de excusa diciendo que todo su dinero y sus posesiones habían sido "dedicados a Dios" (Mateo 15:3–6).

Jesús dijo que los fariseos eran hipócritas por permitir que eso sucediera. A ellos les importaban más las tradiciones que los verdaderos mandamientos de las Escrituras. Jesús, de hecho, les aplicó una de las profecías de Isaías: la manera en que adoraban a Dios no tenía sentido ya que reemplazaban las doctrinas de Dios con su propio legalismo (Mateo 15:6–9).

Después de eso, Jesús respondió a la acusación que los fariseos le habían hecho sobre el lavado de manos dirigiéndose a la gente. Este idea puede malinterpretarse fácilmente a menos que uno recuerde que Jesús no estaba ignorando la ley del Antiguo Testamento, sino que la estaba expresando exactamente de la manera que debía expresarse e interpretarse (Mateo 5:19–20). En realidad, la comida que entra en el cuerpo, la sustancia física, no es lo que hace que uno sea pecaminoso o se vuelva impuro. El pecado y la corrupción provienen de lo que está dentro de una persona, ya que se expresa desde dentro hacia afuera. Jesús les explica a los discípulos que cuando se comen accidentalmente una pizca de comida impura, esa comida no puede contaminar a una persona. Las personas se contaminan debido a su propia pecaminosidad, la cual expresan cuando hablan, o cuando comen deliberadamente algo que Dios ha prohibido. Jesús afirmó rotundamente que comer sin lavarse las manos no dice absolutamente nada sobre el estado espiritual de una persona (Mateo 15:10–20).

Después de eso, Cristo se fue de Israel con Sus discípulos y se dirigió al distrito gentil pagano de Tiro y Sidón. Esta es la misma región que Jesús mencionó para intentar avergonzar a Israel debido a su terquedad (Mateo 11:20–24). Una mujer cananea pudo encontrar a Jesús de alguna manera. Ella sabía que él era el Mesías y que podía sanar a su hija de la opresión demoníaca. Para sacar a relucir su fe y darles un ejemplo a los discípulos, Jesús se negó a hacerlo al principio. Jesús había venido con la misión de salvar a Israel. Jesús utilizó una metáfora de un Maestro que no quiso darles a los perritos la comida que había traído para sus hijos. La mujer insistió y dijo que los perritos podrían incluso comerse las migajas que se cayeran desde la mesa al suelo. Jesús acabó alabándola por su gran fe y sanó a su hija, y les inculcó a los discípulos la idea de que los gentiles también estarían en el reino de los cielos (Mateo 15:21–28).

Jesús viajó desde allí al lado sureste del Mar de Galilea, otra región que era mayoritariamente gentil. Pasó tres días sanando a muchas personas y luego alimentó milagrosamente a todas las personas que había allí, tal y como ya lo había hecho en Betsaida (Mateo 14:13–21). Esta vez, Jesús alimentó a 4.00 hombres más mujeres y niños. Al igual que con el encuentro con la mujer cananea, esta situación estableció la manera en que se iba a extender el evangelio más allá de la nación de Israel (Romanos 9:30–33; Hechos 1:8). Después de despedirse de la gente, Jesús y los discípulos viajaron en bote de regreso a la orilla occidental del Mar de Galilea, el cual se encuentra en territorio judío (Mateo 15:29–39).
Resumen de contexto:
Mateo 15:1–9 describe a unos fariseos y escribas de Jerusalén que vinieron a desafiar a Jesús. Se quejaron porque los discípulos de Cristo aparentemente ignoraron la práctica de los fariseos de lavarse ritualmente antes de comer. Jesús les hace una pregunta: ¿por qué permiten que la gente quebrante el mandamiento real de Dios de que las personas deben honrar a sus padres? Jesús dice que ellos anularon la Palabra de Dios por causa de su tradición. En verdad, criticaban a los que ignoraban sus mandamientos, pero ellos mismos ignoraban los mandamientos de Dios. Entonces, Jesús les aplica a estos fariseos unas palabras que el Señor mismo comunicó a través de Isaías acerca de los israelitas de su época, diciendo que estos fariseos honraban al Señor con sus palabras mientras que sus corazones no lo hacían; adoraban a Dios en vano, enseñando reglas humanas como si fueran doctrinas.
Mateo 15:10–20 nos describe la respuesta que Jesús dio ante uno de los desafíos de los fariseos. Su preocupación no era lavarse las manos por salud, sino para seguir rituales religiosos. Jesús dice que estos fariseos serán rechazados y también dice que son guías ciegos. Cuando los discípulos le preguntan acerca de esto, Jesús les dice que no es lo que entra en la boca de una persona lo que la contamina, sino que son las palabras que salen de la boca las que revelan el pecado que hay en nuestros corazones. La contaminación ya estaba ahí, además de todo tipo de pecados. Jesús les dice rotundamente que comer sin lavarse las manos no puede contaminar espiritualmente a nadie.
Mateo 15:21–28 describe un encuentro que hubo entre Jesús y una mujer gentil. Ella sabía que Jesús era el Mesías y le dijo que estaba siendo oprimida severamente por un demonio. Al principio, Jesús decidió no expulsarlo. Jesús le dice a la mujer que Su misión principal era Israel usando una metáfora sobre las sobras de la mesa. La mujer persistió, y Jesús la alabó por la fe que tenía. Al final, la mujer (a la que se le llama "hija") se curó instantáneamente. Este pareció ser un momento de enseñanza importante para los discípulos, ya que Jesús se fue hacia otra área donde había muchos otros gentiles y acabaría sanando a muchos durante el siguiente pasaje.
En Mateo 15:29–31, Jesús y los discípulos regresan al mar de Galilea, al lado sureste que estaba cerca de Decápolis, una región que era mayoritariamente gentil. Jesús se sentó en un monte, y las multitudes comenzaron a acercarse con sus enfermos. Jesús los sanó, y el pueblo glorificó a Dios. Esto añade algo de contexto al pasaje anterior, el cual describió el encuentro que tuvo con una mujer gentil que le rogó que curara a su hija. Esa conversación y estas curaciones parecen ser la forma en que Jesús preparó a Sus seguidores para difundir el evangelio más allá de la nación de Israel.
Mateo 15:32–39 describe otra alimentación milagrosa aparte de la que ocurrió anteriormente en la que Jesús alimentó a unas veinte mil personas (Mateo 14:13–20). Jesús sintió compasión por esa gente porque estuvieron con él durante tres días, y quería darles de comer antes de que se fueran. Entonces tomó siete panes y los pocos pescados que tenían los discípulos y le pidió a todo el mundo que se sentara. Jesús dio gracias y comenzó a repartir comida entre los discípulos, quienes a su vez la repartieron hasta que todos comieron hasta saciarse. En esa multitud había cuatro mil hombres más mujeres y niños. Si bien la primera alimentación milagrosa fue para una multitud mayoritariamente judía, esta multitud estaba formada casi en su totalidad por gentiles. Después de irse, los discípulos regresaron al territorio judío situado en la orilla occidental del Mar de Galilea.
Resumen del capítulo:
Algunos fariseos y escribas vinieron de Jerusalén para desafiar a Jesús. Se habían ofendido porque Sus discípulos rompieron la tradición de los líderes religiosos sobre el ritual de lavarse las manos antes de las comidas. Entonces, ¡Jesús le dio la vuelta a ese ataque, y señaló que sus críticos honraban su propia tradición por encima de los mandamientos reales de Dios! Jesús dice que nadie se contamina por lo que entra por la boca, sino por la manera en que el espíritu se expresa, como las palabras que salen de la boca. Jesús y los discípulos deciden marcharse de Israel. Jesús expulsa a un demonio de la hija de una mujer cananea que fue muy persistente. Después viajan al lado sureste del Mar de Galilea, donde Jesús alimenta a miles de personas con unos pocos panes y unos peces. Estos dos últimos eventos fueron los que finalmente establecieron la eventual difusión del evangelio más allá del pueblo de Israel.
Contexto del capítulo:
Mateo 15 comienza con un enfrentamiento entre los fariseos y Jesús. Primero le preguntaron la razón por la que Sus discípulos rompieron la práctica tradicional del ritual del lavado de manos. Deliberadamente, Jesús les preguntó a ellos la razón por la que ellos permitían que la intención obvia de los mandamientos de Dios fuera quebrantada debido a sus propias tradiciones. Jesús y los discípulos se fueron de Israel y se encontraron con una mujer cananea. Jesús alabó su fe y expulsó a un demonio de su hija. Después de eso, viajaron hacia el lado sureste del Mar de Galilea, donde Jesús sanó a más personas y alimentó a miles más con unos pocos de panes y peces. Esto estableció otra confrontación con los líderes religiosos, algunas advertencias sobre sus enseñanzas y predicciones de la muerte de Jesús en el próximo capítulo.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 5/13/2024 7:10:29 PM
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