¿Qué significa Mateo 26?
Comentario del capítulo:
Jesús ha concluido Su ministerio de enseñanza pública y les ha enseñado una última lección a Sus discípulos antes de Su muerte y resurrección (Mateo 16:21). Les dijo que iba a ser entregado para ser crucificado dos días después, durante la Pascua. Al mismo tiempo, el sumo sacerdote se reunió en su casa con los principales sacerdotes y los ancianos. Estos hombres decidieron que era necesario matar a Jesús (Juan 11:48–5) y en ese momento estaban preparados para planearlo todo (Mateo 26:1–5).

Cristo y Sus discípulos se fueron a cenar a Betania, a casa de un hombre llamando Simón, conocido como "el leproso", quien era una persona que Jesús seguramente había sanado en algún momento. Jesús estaba reclinado sobre la mesa, y una mujer abrió un frasco extraordinariamente valioso de perfume y le ungió la cabeza a Jesús; su nombre era María, la hermana de Lázaro, el hombre que Jesús había resucitado de entre los muertos (Juan 11:1, 43–44). Los discípulos pensaron que hacer eso fue un desperdicio, ya que podrían haber vendido el perfume y haberle dado el dinero a los pobres. Juan nos dice que Judas fue la persona que más se quejó en ese momento (Juan 12:1–8). Entonces, Jesús corrigió su actitud. De hecho, cuando llegó el momento del entierro de Jesús, no hubo tiempo para que el cuerpo de Jesús fuera ungido adecuadamente (Lucas 23:52–56; Marcos 16:1–5). La mujer realizó un hermoso acto de devoción que también sirvió para llenar ese vacío. Por lo tanto, lo que hizo no solo estaba justificado, sino que también forma parte de la historia del evangelio (Mateo 26:6–13).

Quizás cuando Judas recibió esta leve reprimenda por parte de Jesús, esa fue la gota que colmó el vaso. Después de eso, fue a ver a los principales sacerdotes y les ofreció entregarles a Jesús. Los enemigos de Cristo no solo necesitaban que alguien les dijera dónde podían atrapar a Jesús lejos de las multitudes, sino que también necesitaban que alguien los ayudara a identificarlo una vez que llegara el momento de arrestarlo. En esa época no había fotografías y todo el mundo vestía de manera similar. Los líderes judíos le dieron a Judas 30 piezas de plata y planearon un momento y un lugar específico y para arrestar a Jesús (Mateo 26:14–16).

Jesús y los discípulos celebraron su cena de Pascua en el aposento alto en una casa en Jerusalén que habían pedido prestada. Jesús les reveló que uno de ellos lo iba a traicionar y, de hecho, le dijo a Judas que sabía exactamente que él era traidor. Después, Jesús introdujo el sacramento de la comunión, y les dijo que se comieran un trozo de pan para simbolizar Su cuerpo. Luego, debían beberse una copa de vino como símbolo de Su sangre, que pronto sería derramada para el perdón de los pecados. Una comida típica de Pascua constaba de cuatro copas de vino que se bebían en momentos designados. La tercera de estas copas se llama "la copa de bendición", y es posible que esta fuera la que Jesús identificó como Su sangre. Si fuera así, esto significaría que Jesús se abstuvo de beberse la cuarta copa, la cual representaba la asamblea del pueblo de Dios, como símbolo de lo que sucederá durante Su glorioso regreso (Mateo 26:17–29).

Después de la cena de Pascua, Jesús les dijo a los discípulos que todos lo abandonarían, pero que se reuniría con ellos en Galilea después de que resucitara. Pedro dijo que no sucumbiría al miedo, y prometió que daría su vida antes de negarse a conocer o defender a Jesús, poniendo su propia lealtad por encima de la de los otros discípulos. Entonces, Jesús predijo que Pedro negaría conocerlo tres veces antes de que llegara la mañana siguiente (Mateo 26:30–35).

Más tarde, el grupo se fue caminando hacia un jardín llamado Getsemaní, el cual estaba situado en el Monte de los Olivos. Jesús hizo que la mayoría de los discípulos se sentaran y él se adentró más en el jardín con Pedro, Jacobo y Juan. Jesús les pidió que estuvieran despiertos vigilando y orando mientras él mismo oraba. Jesús regresó tres veces y se los encontró durmiendo. Jesús estaba sufriendo una agonía mental indescriptible. El peso de lo que estaba a punto de sucederle está más allá de toda comprensión humana. Durante una oración muy humana y completamente legítima, Jesús le dijo a Dios lo que él "quería" que no sucediese. Sin embargo, justo después de esto, se comprometió explícitamente a obedecer la voluntad de Dios el Padre por encima de todo. Obviamente, nadie "querría" sufrir una tortura y una muerte de esas características, pero Cristo fue leal al plan de Dios, ya que cumplir con Su voluntad era Su máxima prioridad (Mateo 26:36–44).

Cuando Judas llegó junto con una multitud de soldados y oficiales del templo, Jesús estaba totalmente decidido a someterse a la obra de sufrimiento que el Padre le había encomendado llevar a cabo. Es posible que Judas fuera al aposento alto primero y luego se fuera a buscar a Jesús al jardín de Getsemaní junto con el grupo que lo estaba acompañando. Judas identificó a Jesús dándole un beso amistoso, lo cual fue una forma de traición especialmente despreciable, ya que besar a alguien requería tener confianza con esa persona; Judas incluso le dijo "maestro". Cristo, por su parte, quizás para mostrarle algo de simpatía, o quizás con sarcasmo, le dijo "amigo" (Mateo 26:45–50).

Pedro (Juan 18:10) atacó a un soldado con una espada y le cortó una oreja. Pedro no era un soldado experto, pero quizás su verdadera intención fue atacar a Judas. Jesús inmediatamente puso fin a ese tipo de violencia, y le dijo a Pedro que volviera a envainar su espada. Este no era el momento ni el lugar para derramar nada de sangre. Jesús no solo tenía suficiente poder como para defenderse (Juan 18:4–8), sino que también podía pedirle a Dios que enviara a decenas de miles de ángeles para luchar por él. Sin embargo, eso no es lo que debía suceder, por lo que Jesús aceptó y dejó que lo arrestaran. Los discípulos salieron huyendo (Mateo 26:51–56).

El juicio de Jesús, el cual fue ilegal y completamente falso, tuvo lugar en mitad de la noche en la mansión del sumo sacerdote. Esto ocurrió ante los miembros del cuerpo gobernante judío, el Sanedrín. Lo más probable es que solo hubiera habido suficientes miembros allí como para que sus decisiones se pudieran oficializar. Varios testigos falsos intentaron acusar a Jesús, pero sus afirmaciones fueron tan contradictorias que ninguna de ellas acabó siendo del todo convincente (Marcos 14:56–59), lo cual demostró que Jesús era inocente. El hecho de compartir falsos testimonios era un crimen en sí mismo que debería haber resultado en la pena de muerte (Deuteronomio 19:18). Durante una de las acusaciones que hicieron en contra de Jesús, trataron se usar Sus propias palabras para demostrar que era culpable (Mateo 26:57–61).

Finalmente, el sumo sacerdote desafió a Jesús y le preguntó si él era el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús dijo que sí, e incluso se puso al mismo nivel de Dios (Salmo 110:1; Daniel 7:13). Estos hombres ya habían rechazado el papel mesiánico de Jesús antes (Juan 5:39–40) y usaron está afirmación de Jesús para castigarlo y condenarlo a muerte (Mateo 26:62–68).

Pedro, quien estaba esperando en el patio (Juan 18:15–18), fue acusado tres veces de haber estado con Jesús. Parte de esta acusación se debió al distintivo acento galileo que tenía. Pedro comenzó a hacer promesas en el nombre de objetos sagrados, e incluso llegó a maldecirse a sí mismo, todo esto para negar que conocía a Cristo y evitar que lo matarán a él también. Finalmente, Pedro negó a Jesús tres veces, antes de que el gallo cantara por la mañana. Pedro salió de allí llorando con amargura porque había hecho exactamente lo que prometió que jamás haría (Mateo 26:69–75).
Resumen de contexto:
Mateo 26:1–5 nos demuestra que Jesús sabía exactamente lo que le sucedería en los próximos días. Jesús les dice a los discípulos que iba a ser crucificado durante la Pascua. Mientras tanto, el sumo sacerdote, los principales sacerdotes y los ancianos conspiraron para arrestar a Jesús en secreto y matarlo. Decidieron esperarse hasta después de la fiesta de la Pascua para no provocar que la multitud se amotinara en defensa de Jesús.
En Mateo 26:6–16, vemos que Jesús y los discípulos están Betania en la casa de un hombre que recibe el nombre de "Simón el leproso". Una mujer, probablemente María, la hermana de Lázaro, abre una botella de un perfume extremadamente caro y le unge la cabeza a Jesús mientras este estaba reclinado cerca de la mesa durante la cena. Entonces, los discípulos pensaron que se debería haber vendido ese perfume para darle todo ese dinero a los pobres, pero Jesús les dice a todos que ella había hecho algo hermoso que, de hecho, lo estaba preparando para Su entierro. Entonces Judas se ofrece para traicionar a Jesús y entregárselo a los principales sacerdotes. Estos, a su vez, le pagan 30 piezas de plata, un precio que, irónicamente, está asociado con el costo de un esclavo común.
Mateo 26:17–35 comienza con la ubicación de la habitación que finalmente se usó para celebrar la cena de Pascua. Mientras estaban comiendo, Jesús anunció que uno de Sus discípulos más cercanos lo iba a traicionar. Judas se da cuenta de que Jesús sabía que era él. Jesús describe el simbolismo del pan y el vino, los cuales representan Su cuerpo y Su sangre sacrificiales. Después de la comida, Jesús les dice a los discípulos que esa noche lo abandonarían y que Pedro lo negaría hasta en tres ocasiones. Los discípulos, en cambio, le aseguran que eso no iba a suceder. Marcos 14:10–31, Lucas 22:3–23, Lucas 22:31–34 y Juan 13:21–38 también nos describen estos mismos eventos.
Mateo 26:36–46 nos dice que Jesús y los discípulos llegaron a un lugar llamado Getsemaní, en el Monte de los Olivos. Jesús se lleva a Pedro, Jacobo y Juan, y luego le ora a Dios Padre con una angustia increíblemente intensa. Jesús ora para que lo que estaba a punto de ocurrir no tuviera que ocurrir, pero, ante todo, ora y se somete enteramente a la voluntad de Dios Padre. Los discípulos no pueden permanecer despiertos, a pesar de que Jesús los despertó varias veces. Jesús oró tres veces, antes de finalmente ver a Judas, el traidor, acercándose con una multitud para arrestarlo. Estos eventos también se describen en Marcos 14:32–42 y Lucas 22:39–46.
Mateo 26:47–56 nos describe la escena de la traición y el arresto de Jesús en el jardín de Getsemaní. Judas llegó al frente de una multitud armada de soldados, guardias del templo y otros. Judas identificó a Jesús ante la multitud dándole un beso de amigo. Pedro (Juan 18:10) tomó una espada y le cortó la oreja a un hombre queriendo defender a Jesús, pero en realidad hizo algo que Jesús no quería que hiciese. Jesús le dijo que guardara la espada. Si Jesús quisiera salvarse, se lo podía pedir a Dios Padre y llegarían 12 legiones de ángeles para ayudarlo. Sin embargo, Jesús no se iba a resistir. Las Escrituras de los profetas debían cumplirse. Este pasaje es similar a los que aparecen en Marcos 14:43–50, Lucas 22:47–53 y Juan 18:1–11.
Mateo 26:57–68 nos describe el juicio falso que le hicieron a Jesús ante los miembros del cuerpo gobernante judío. Algunos testigos falsos acusaron a Jesús de crímenes que, según ellos, eran dignos de pena de muerte, pero al final no pudieron hacerlo. Finalmente, el sumo sacerdote desafió a Jesús y le preguntó si él era el Mesías y el Hijo de Dios. Jesús dijo que sí, e incluso añadió más detalles al respecto, lo que provocó que el sumo sacerdote y el consejo llegaran a la conclusión de que Jesús era culpable de blasfemia y lo condenaron a muerte. Marcos 14:53–65, Lucas 22:63–71, Juan 18:12–14 y Juan 18:19–24 también nos dan diferentes perspectivas sobre todos estos eventos.
Mateo 26:69–75 nos habla sobre Pedro, quien estaba sentado en el patio de la casa del sumo sacerdote. En el interior de la casa, Jesús estaba siendo condenado injustamente a morir por haber blasfemado. Durante tres ocasiones distintas, Pedro fue acusado de ser uno de los seguidores de Jesús, pero se negó a reconocer que era uno de Sus seguidores, incluso jurando y maldiciéndose a sí mismo si estuviera mintiendo. Al escuchar cantar al gallo, Pedro recordó lo que Jesús había dicho, que Pedro iba negarlo tres veces exactamente de la manera que lo hizo. El mismo hombre que quería dar su vida por Jesús antes de abandonarlo, ahora estaba huyendo y llorando de vergüenza. Este pasaje también se encuentra en Marcos 14:66–72, Lucas 22:54–62, Juan 18:15–18 y Juan 18:25–27.
Resumen del capítulo:
Los líderes religiosos judíos conspiraron juntos para arrestar y matar a Jesús, y Judas Iscariote los ayudó, quien decidió traicionar voluntariamente a Jesús. Una mujer unge a Cristo con aceite durante una cena en Betania. A continuación, Jesús y los discípulos celebran la cena de Pascua en un aposento alto donde Jesús predice que lo iban a arrestar e introduce el sacramento de la comunión. Entonces Jesús ora con una agonía inimaginable en el jardín de Getsemaní antes de ser traicionado por Judas y ser capturado por los líderes judíos. Los discípulos acaban dispersándose. Jesús afirma explícitamente ser divino ante el sumo sacerdote, y finalmente lo declaran culpable de blasfemia y lo sentencian a muerte. Mientras esto sucede, Pedro niega conocer a Jesús hasta tres veces y huye de la escena avergonzado.
Contexto del capítulo:
Después de una larga serie de enseñanzas (Mateo 24—25), Mateo 26 comienza con Jesús diciendo que iba a ser condenado a muerte. Cristo fue ungido con perfume durante una cena en Betania y Judas decidió traicionarlo y se lo entregó a los principales sacerdotes. Jesús celebró una cena de Pascua con los discípulos, predijo el hecho de que lo iban a traicionar e introdujo el sacramento de la comunión. Entonces, les dijo a los discípulos que todos ellos lo abandonarían y que Pedro incluso negaría conocerlo, y al final se acabó cumpliendo. Cristo oró con gran dolor en el jardín de Getsemaní y luego lo arrestaron, se lo llevaron y lo sentenciaron a muerte injustamente. Después de eso, se llevaron a Jesús y se lo presentaron al gobernador romano, y los líderes judíos comenzaron a presionarlo para que lo ejecutaran como si de un criminal se tratara.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 5/15/2024 6:20:00 AM
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