¿Qué significa Mateo 3?
Comentario del capítulo:
Mateo 2 terminó con la familia de Jesús estableciéndose en Nazaret, poco después de la muerte de Herodes el Grande (Mateo 2:19–23). El capítulo 3 avanza varias décadas. Este pasaje comienza con la predicación de Juan el Bautista en el desierto en la región de Judea. Su mensaje era muy sencillo: ¡arrepiéntanse, el reino de los cielos se ha acercado!

El evangelio de Lucas nos da más detalles sobre Juan el Bautista. Juan nació de padres ancianos que no podían tener hijos. El hecho de poder tener a Juan fue tanto una respuesta a sus oraciones como parte del plan de Dios: "él hará que muchos de los hijos de Israel se vuelvan al Señor su Dios, y lo precederá con el espíritu y el poder de Elías, para hacer que los padres se reconcilien con sus hijos, y para llevar a los desobedientes a obtener la sabiduría de los justos. Así preparará bien al pueblo para recibir al Señor" (Lucas 1:16–17).

Mateo declara que Juan representa el cumplimiento de la profecía de Isaías en Isaías 40:3. Juan se vestía como Elías (2 Reyes 1:8) y muchos asociaron a Juan con ese gran profeta del Antiguo Testamento (Malaquías 4:5). Además, se alimentaba con comida de pobres: miel y langostas silvestres, enfatizando así tanto el arrepentimiento como la humildad. Muchas personas querían escuchar el mensaje de Juan y viajaron desde lugares muy lejanos para escucharlo hablar en el desierto. Muchos de ellos y ellas fueron bautizados por Juan como símbolo de su arrepentimiento del pecado y preparación para el reino del Mesías (Mateo 3:1–6).

La popularidad de Juan atrajo la atención de los líderes religiosos formales de Israel, los fariseos y los saduceos. Sin embargo, cuando los vio llegar al lugar donde estaba bautizando, fue muy duro con ellos, y los llamó víboras. Juan les pregunta quién les había dicho que huyeran de la ira de Dios, la cual llegaría pronto y Dios derramaría sobre aquellos que no se arrepintieran del pecado. Juan les advirtió que no contaran con ser perdonados simplemente por ser descendientes de Abrahán. Las promesas que Dios le hizo a Israel no le impedían podar las ramas que se hubieran quedado sin vida. Dios podía levantar más hijos para Abrahán incluso de las piedras si así lo deseara, dijo Juan (Mateo 3:7–10).

Finalmente, Juan explicó en detalle para qué servía su bautismo. Juan bautizaba con agua como señal de arrepentimiento. Juan estaba preparando el camino, sin embargo, para alguien que era mucho más poderoso que él y que bautizaría con el Espíritu Santo y fuego. Juan estaba describiendo al Mesías prometido, quien traería el reino de Dios a la Tierra, pero que también traería un juicio sobre aquellas personas que no le fueran fieles a Dios. Dios los separará de Israel como el agricultor separa el trigo útil de la paja que no sirve (Mateo 3:11–12).

Entonces, de repente, apareció Jesús. El Mesías, la persona sobre la que Juan el Bautista había estado profetizando, se encontró con Juan en algún lugar junto al río Jordán y le pidió que lo bautizara. Juan se resistió a hacerlo, ya que creía que no era digno ni incluso de atarle las sandalias del Mesías. Jesús insistió en que, al bautizarse, se cumpliría la justa voluntad de Dios. Quizás esta fue una forma de presagiar la muerte y la resurrección sacrificial de Jesús; o bien, podría haber sido simplemente un medio para comenzar formalmente Su ministerio público (Mateo 3:13–15).

Cuando Jesús salió del agua, también aparecieron Dios el Padre y el Espíritu Santo. Además, cuando Jesús resurgió del río Jordán, vio que los cielos se abrieron y el Espíritu Santo descendió en forma de paloma para posarse sobre él. Luego escuchó la voz de Dios Padre declarando que Jesús era y es Su Hijo, diciendo que lo ama y diciendo que está complacido con Jesús (Mateo 3:16–17).

Este evento inicia el evangelio de Jesús en la Tierra, confirmando su papel como el Hijo de Dios y el Mesías que había sido prometido durante las Escrituras judías.
Resumen de contexto:
Mateo 3:1–12 nos presenta a Juan el Bautista predicando y bautizando en el desierto de Judea cerca del río Jordán. Juan, vestido con pelo de camello y un cinturón de cuero al estilo del profeta Elías, tenía un mensaje sencillo: arrepiéntanse porque el reino de los cielos se está acercando. Las multitudes venían de kilómetros a la redonda, incluidos los líderes religiosos de Israel. Juan llamó víboras a esos líderes y los advirtió de que el Mesías iba a traer consigo la ira de Dios contra los impenitentes. El Mesías iba a bautizar a los que se arrepintieran con el Espíritu Santo y con fuego. Los árboles que no dan fruto, espiritualmente hablando, se cortarán y se echarán al fuego.
Mateo 3:13–17 nos describe el momento en que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Jesús llegó al lugar del ministerio bautismal de Juan, el cual se situaba en algún lugar a lo largo del río Jordán. Juan se resistió, pero Jesús insistió en que Su bautismo estaba destinado a cumplir toda justicia. Cuando Jesús emerge del agua, ve que los cielos se abren y el Espíritu Santo desciende para posarse sobre él en forma de paloma. La voz de Dios Padre declara que Jesús es Su Hijo y que está complacido con él. El ministerio de Jesús se confirma y se revela en la tierra a la misma vez.
Resumen del capítulo:
Mateo nos presenta a Juan el Bautista como el cumplimiento de Isaías 40:3. Juan es la voz que clama en el desierto mientras prepara el camino para el Señor. Juan les decía a las multitudes que viajaban desde muy lejos para escucharlo que se arrepintieran de sus pecados. ¡El reino de los cielos está cerca! También les advertía del juicio venidero de Dios, específicamente el que caería sobre los líderes religiosos de Israel, a quienes llamó víboras. Finalmente, llegó el Mesías del que había estado hablando e insistió en que Juan lo bautizara. Cuando lo hizo, los cielos se abrieron, el Espíritu Santo se posó sobre Jesús, y la voz de Dios Padre dijo que Jesús es Su Hijo y que está complacido con él.
Contexto del capítulo:
Mateo 3 termina con una frase muy importante que pronunció Dios el Padre: Jesús es su Hijo. Inmediatamente después de eso, el Espíritu de Dios se llevó a Jesús al desierto para que pasara por un tiempo de tentación que el diablo llevaría a cabo. Jesús pasó esa prueba y luego comenzó Su ministerio en la región de Galilea. Jesús comenzó a llamar a Sus discípulos y a viajar por toda la región. Enseñó en las sinagogas y sanó a la gente de toda clase de dolencias. La fama de Jesús comenzó a crecer rápidamente. Esto le proporcionó una gran audiencia para más tarde compartir con ellos el Sermón del Monte, el cual Mateo comienza a registrar en el capítulo 5.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 5/15/2024 5:32:34 PM
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