¿Qué significa Mateo 5?
Comentario del capítulo:
Mateo 5 comienza con el Sermón del Monte de Jesús. El tamaño de las multitudes que siguieron a Jesús en este momento de Su ministerio comenzó a hacerse cada vez más grande. La gente vino desde grandes distancias en todas direcciones para ver Sus milagros de curación y escuchar Sus enseñanzas.

Las palabras que la gente usa para describir la naturaleza varían drásticamente de un lugar a otro. Una persona que se cría en el oeste de los EE. UU. podría decir que un "estanque" es lo mismo que alguien en áfrica podría considerar como un "lago". Un antiguo israelita diría que una "monte", es lo mismo que alguien de Nepal consideraría simplemente como una "colina". El sermón de Jesús no ocurrió en un lugar parecido al Monte Everest o las Montañas Rocosas. Jesús probablemente compartió este sermón en las colinas que había cerca de Su casa en Cafarnaún, junto al Mar de Galilea. El monte desde donde lo compartió seguramente permitió que mucha gente se sentara y que muchas personas lo escucharan hablar de Jesús. Jesús se sentó a enseñar, lo cual era normal en esa época. Al ver a una persona sentada y de alguna manera elevada, la audiencia entendía que esa persona tenía algún tipo de autoridad (Mateo 5:1).

Entre la multitud estaban lo discípulos que Jesús había elegido, Sus seguidores comprometidos, y probablemente algunos más que simplemente tuvieron curiosidad por saber más sobre Jesús. El sermón mismo pudo haber sido mucho más largo de que lo que Mateo escribió en los capítulos 5, 6, y 7. Cristo llamó a Mateo en Mateo 9:9, pero los escritos antiguos no se preocupaban mucho por mantener los eventos que describen cronológicamente. Cristo probablemente llamó a Mateo antes de que Jesús compartiera este discurso (Mateo 4:23–25). Esto significa que Mateo pudo haber estado presente cuando Jesús comenzó a compartir este mensaje. Debido a que era recaudador de impuestos, seguramente sabía leer y escribir, ya que parte de su trabajo era mantener al día los registros económicos del imperio Romano en su zona. Por lo tanto, es posible que esta sea una transcripción exacta del sermón de Jesús. Incluso si Mateo hubiera escrito esto más tarde después de haber escuchado el sermón varias veces, las palabras de Jesús siguen siendo sorprendentes, incluso confusas y desafiantes (Mateo 5:2).

Mateo comienza el sermón describiendo una lista de frases llamadas Bienaventuranzas. Ese nombre proviene de la palabra latina beatus, que significa "bendito" o "feliz". Cada oración comienza con las palabras "bienaventurados". Bienaventurado, tal y como Jesús lo usa aquí, significa algo así como "tener un buen resultado". En realidad, no se refiere a tener sentimientos de felicidad; de hecho, algunas de estas declaraciones involucran cosas como el dolor y el sufrimiento. Cuando se lee desde una perspectiva meramente humana, es sorprendente escuchar el tipo de personas que él dice que son "bendecidas". La naturaleza humana no asocia la humildad y el dolor con cosas buenas. Sin embargo, todo el sermón de Jesús está diseñado para mostrarles a quienes escuchan que nuestras perspectivas de la vida están completamente al revés. Lo más importante es la humildad y el reino de Dios. Esas son las actitudes que reflejan que las personas que entienden la voluntad de Dios y Su perspectiva (Mateo 5:3–12).

Luego, Jesús les dice a Sus discípulos que sus vidas son enormemente valiosas. Ellos son la sal de la Tierra y la luz del mundo, por eso es tan importante que hagan las buenas obras que Dios les permite hacer. Esa es la manera en que aquellos que viven en la oscuridad en el mundo podrán ver a Dios. Al igual que las lámparas iluminan un cuarto oscuro, o la sal previene la descomposición de los alimentos, la influencia cristiana está destinada a contrarrestar el mal y la desesperación que existe en el mundo (Mateo 5:13–16).

Jesús luego aclara que él no vino a abolir "la Ley o los Profetas". Esta frase hace referencia a las Escrituras que ahora llamamos el Antiguo Testamento. En realidad, Jesús no dice que no fueran importantes, sino que él había venido a cumplirlas. Su misión no era rechazar esos mandamientos, sino satisfacer la ley misma. Para hacer eso, Jesús comenzó a explicar el verdadero significado de esos mandamientos. Esta parte del sermón comienza con un comentario acerca de que los verdaderos seguidores de Jesús deben sobrepasar la justicia de los escribas y los fariseos. Jesús quiere decir dos cosas con esto: su justicia era superficial, y ninguna persona puede ser lo suficientemente buena como para ganarse el cielo por sí misma (Mateo 5:17–20).

¿Qué significa el hecho de alcanzar un tipo de justicia que supere la de los líderes religiosos de Israel? Jesús explica esto con una serie de ejemplos usando un patrón de "han oído… pero yo digo". La idea aquí no es necesariamente rechazar las palabras que se enseñan en la ley. Más bien, la idea de Jesús es explicar que había algo más profundo en los mandamientos de Dios más allá de lo que se entiende después de hacer una simple lectura legalista. En cada uno de los casos, Jesús nos explica que simplemente evitar el pecado físico no es "suficiente". Dios tiene la intención de que Sus Palabras afecten nuestros corazones: nuestros pensamientos y actitudes pueden también pueden ser pecados tanto como nuestro comportamiento y las cosas que decimos.

Evitar el asesinato forma parte del sexto mandamiento (Éxodo 20:13). Sin embargo, seguir verdaderamente ese mandamiento, tal y como Dios lo dispuso, también significa no albergar en nuestro corazón ningún tipo de ira. La ira no es exactamente idéntica al asesinato, pero la ira es un pecado tanto como lo es el hecho de asesinar a una persona. Los cristianos deben buscar la reconciliación, tanto con Dios como con los demás, pare evitar enfrentarse al juicio de Dios (Mateo 5:21–26).

El séptimo mandamiento prohíbe el adulterio (Éxodo 20:14), pero Dios quiso decir algo más que simplemente evitar los actos físicos: elegir pensar, fantasear o "comerse con los ojos" a alguien también es pecado. Incluso el hecho hacer esfuerzos para tentar a otra persona a pecar se considera un pecado. Los pensamientos lujuriosos no son exactamente lo mismo que el adulterio físico, pero son igual de pecaminosos. Con eso en mente, Jesús hace unas declaraciones exageradas deliberadamente para enseñarnos acerca de los peligros a los que nos podemos enfrentar debido a nuestros impulsos. Es mejor estar mutilado o ciego que dejar que nuestros instintos naturales nos arrastren hasta el infierno (Mateo 5:27–30).

En la época de Jesús, el divorcio era bastante flexible. En la práctica, los hombres podían separarse de sus esposas prácticamente por cualquier motivo. El mandamiento de Dios sobre el divorcio no fue una señal que indicara Su aprobación (Deuteronomio 24:1–4), sino que lo hizo para proteger a las mujeres, para que no se las tratara mal. Jesús dijo que ningún divorcio es válido excepto en los casos de inmoralidad sexual, acabando así con cualquier tipo de motivo egoísta que pudiera llevar al divorcio. El matrimonio no es algo que debamos ponernos y quitarnos como un abrigo, sino que tiene implicaciones sagradas y, por lo tanto, debe tratarse con mucho respeto y paciencia (Mateo 5:31–32).

Jesús dice que no se deben usar juramentos causales. Con esto no se refiere a los votos matrimoniales, juramentos judiciales o contratos, sino que Jesús está hablando de sellar promesas diciendo cosas como "juro por…". Aunque el Antiguo Testamento permitía juramentos en el nombre de Dios (Levítico 19:12), la gente de la era de Jesús juraba por cosas pequeñas para poder excusarse más tarde si fuera necesario. Incluso hoy en día, la gente dice cosas como "lo prometo…" o "lo juro…" para sugerir que una promesa es sincera. Dado que esto implica que la palabra de esa persona no es del todo confiable, Jesús dice que tales juramentos deben evitarse por completo (Mateo 5:33–37).

Cristo también se refiere a la ley de venganza que aparece en el Antiguo Testamento (Deuteronomio 19:21). Esto estaba destinado a evitar que los conflictos se salieran de control, y hacía que los castigos se igualaran a la ofensa. Sin embargo, en asuntos personales, Jesús les ordena a los creyentes que busquen la paz antes que la venganza. Los insultos y los abusos deben ignorarse o devolverse con más amor y servicio de lo que se espera el agresor. Esto incluso se extiende incluso hasta el hecho de demostrar amor y orar por aquellos que nos odian y nos persiguen (Mateo 5:38–47).

La exigencia final de Jesús para aquellos que quieren ser justos ante Dios es la más difícil de todas: debemos ser perfectos como Dios es perfecto. Esto no solo nos explica la profundidad de los mandamientos de Dios, sino que también contextualiza perfectamente la predicación del evangelio de Jesús, la cual se basa en la salvación por gracia mediante la fe (Mateo 5:48).
Resumen de contexto:
Mateo 5:1–12 contiene las hermosas Bienaventuranzas que Jesús compartió durante Su Sermón del Monte. Esta serie de nueve frases señala a un grupo de personas muy específico que serán bendecidos por encima de los demás: los pobres de espíritu, los que lloran, los mansos, los hambrientos de justicia y los misericordiosos. Todos son bendecidos por el papel que desempeñan dentro del reino de los cielos. Este grupo de personas también incluye a los que son perseguidos por causa de la justicia y por causa de Jesús. En lugar de desesperarse, estas personas deben regocijarse por las grandes recompensas que recibirán en el cielo. Estas frases no nos presentan los requisitos previos que son necesarios para alcanzar la salvación; en cambio, son expresiones naturales de la fe salvadora que emana de la vida de aquellos y aquellas que siguen y conocen a Cristo.
Mateo 5:13-20 nos describe el papel tan esencial que los discípulos y los seguidores de Jesús desempeñan en la Tierra: son la sal de la Tierra y la luz del mundo. Estas metáforas nos ayudan a entender la manera en que los cristianos pueden influenciar y cambiar el mundo, y esa es la razón por la que es importante que realicen las buenas obras que Dios les ha encomendado llevar a cabo a lo largo de sus vidas. En cambio, si no cumplen con la voluntad que Dios tiene para Sus vidas, dejan de ser útiles, y la metáfora de la sal y luz deja de tener sentido. Los cristianos deben hacer el bien, permitiendo que su luz brille en un mundo donde reina la oscuridad para que todas las personas puedan ser testigos de la gloria de Dios.
Mateo 5:21–26 comienza a expandir los comentarios que Jesús ha hecho acerca de la justicia. El tema subyacente aquí será que el pecado involucra más que solo las acciones físicas: también incluye nuestros pensamientos y actitudes. De hecho, es relativamente fácil decir: "yo no he matado a nadie", pero es muy difícil decir: "nunca me he enojado injustamente con otras personas". La idea aquí no es que el hecho de enojarse sea literalmente lo mismo que asesinar a alguien. Más bien, lo que se quiere decir es que la ira injusta es innegablemente un pecado en sí mismo. La verdadera justicia, la que sería necesaria para ganarse el cielo, requeriría ese nivel de perfección. Esta enseñanza no solo contrarresta la hipocresía religiosa superficial de los fariseos y los escribas, sino que subraya el hecho de que la salvación viene por gracia a través de la fe, y nunca puede ganarse a través de las buenas obras.
Mateo 5:27–30 continúa ampliando un tema que Jesús ya introdujo en Mateo 5:20. La verdadera "justicia" no se trata simplemente de lo que una persona hace, sino que también incluye lo que piensa y siente. Esta enseñanza pretende explicarnos la realidad del pecado y resaltar la necesidad de la gracia y la fe, no las buenas obras, para alcanzar la salvación. En este pasaje, Jesús reconoce que el adulterio es un pecado, pero también declara que las actitudes de lujuria también son pecaminosas. En realidad, Jesús no dice que la lujuria sea lo mismo que el adulterio, lo que enseña es que la lujuria es absolutamente un pecado, incluso si no acabara convirtiéndose en una acción física.
Mateo 5:31–32 contiene los comentarios de Jesús acerca del divorcio, los cuales compartió durante el Sermón del Monte. Al igual que con sus afirmaciones anteriores sobre la lujuria y el adulterio, Jesús eleva los estándares de justicia por encima del mero legalismo que se practicaba en esa época. Si bien Dios pudo haber "permitido" el divorcio, eso no significa que lo "aprobara" como si fuera algo bueno. En lugar de considerar el divorcio como una vía de escape, Jesús dice que debemos considerar los matrimonios como una unión, no solo legal, sino sagrada.
En Mateo 5:33-37, Jesús continúa profundizando en un tema del que ya ha estado hablando a lo largo del Sermón del Monte. La diferencia que existe entre la justicia y el pecado no es solo una cuestión de seguir o no una serie de normas, sino que todo empieza en el corazón humano, en las motivaciones que impulsan nuestras acciones. Al compartir esto, Jesús está minando la actitud hipócrita de ciertas personas que tergiversan y abusan de las enseñanzas religiosas. Al decir que no debemos prometer (o jurar), Jesús no se está refiriendo con esto a compromisos serios y formales como es el caso del matrimonio o los testimonios que a veces se deben compartir ante un tribunal, sino que está condenando a las personas que hacen promesas y juramentos con el fin de ocultar las motivaciones ocultas y deshonestas que los impulsan a hacerlo.
Mateo 5:38–42 forma parte del Sermón del Monte, durante el que Jesús nos enseña a cómo responder a los insultos y la persecución. La ley del Antiguo Testamento estableció el principio legal del "ojo por ojo", el cual tenía el objetivo de evitar que la gente se vengara de los delincuentes de manera excesiva. Por lo tanto, los castigos debían ser proporcionales al delito que se había cometido. Sin embargo, en lo que a los asuntos personales se refiere, Jesús establece un estándar muy diferente. En respuesta a los insultos y al trato injusto, los cristianos deben soportarlos sin tomar ningún tipo de represalia. Durante el siguiente pasaje, el cual nos hablar acerca de amar a nuestros enemigos, se añade un componente activo a este concepto.
Mateo 5:43–48 continúa la enseñanza de Jesús que trata sobre el amor y la humildad, la cual forma parte del Sermón del Monte. Después de ordenarles a los creyentes que no busquen vengarse ante los insultos, Jesús ha dicho que debemos amar a nuestros enemigos. Con razón, a todos nosotros nos cuesta trabajo entender que debamos reaccionar con pasividad ante cualquier tipo de abuso o persecución. Naturalmente, nos cuesta trabajo entender cómo se le podría expresar cualquier tipo de amor a aquellos que nos odian, y no solo a través de las emociones, sino a través de nuestras acciones. Sin embargo, amar a los que nos aman es algo que no tiene mérito alguno; el estándar moral de Dios se sitúa en un lugar mucho más alto.
Resumen del capítulo:
El Sermón del Monte contiene algunas de las enseñanzas más desafiantes de Jesús. Este sermón comienza con las bendiciones que se le ofrecen a un grupo de personas muy específico, las Bienaventuranzas. Los discípulos de Jesús deben hacer buenas obras para convertirse en una influencia poderosa en el mundo: como la sal de la tierra y la luz del mundo. La justicia superficial de los fariseos no es lo suficientemente buena como para alcanzar el cielo. Los pecados del corazón, como los insultos con ira y la lujuria intencional, son dignos del infierno tanto como el adulterio y el asesinato. El divorcio fácil y los juramentos engañosos están prohibidos. Los creyentes no deben buscar vengarse de los demás. En cambio, Dios quiere que amemos a nuestros enemigos y oremos por aquellos que nos persiguen. En resumen, debemos esforzarnos por ser perfectos, tal y como Dios es perfecto.
Contexto del capítulo:
Mateo 5 continúa con la descripción de Mateo de las enormes multitudes que seguían a Jesús (Mateo 4:25). Un día, Jesús se sentó en un monte para enseñarles el Sermón del Monte. Jesús dice que las personas son bienaventuradas cuando son pobres de espíritu, cuando lloran y cuando son perseguidas. Cristo también explica la manera en que los mandamientos de Dios van mucho más allá de la conducta y el habla; también incluyen nuestros pensamientos y actitudes. Cumplir con los estándares de Dios significa alcanzar la perfección de Dios. El capítulo 6 continúa con el sermón, y Jesús continuará compartiendo más ejemplos para vivir una vida piadosa a ojos de Dios.
Resumen del libro:
El Evangelio de Mateo nos muestra claramente la influencia judía de Mateo y su deseo de alcanzar a una audiencia específica: los judíos. Mateo era uno de los doce discípulos de Jesús, un hombre judío y ex recaudador de impuestos. Desempeñar esta profesión habría requerido saber escribir y leer bien, y es posible que Mateo transcribiera algunas de las palabras de Jesús tal y como Jesús las dijo. Este libro está lleno de referencias que citan el Antiguo Testamento, para así demostrarle a Israel que Jesús fue y es el Mesías Prometido. Mateo también menciona el uso de monedas durante muchos de los ejemplos que Jesús les enseñó a Sus discípulos, probablemente debido a que fue un recaudador de impuestos antes de hacerse discípulo de Jesús. Mateo registra extensos relatos de las enseñanzas de Jesús, los cuales son mucho más largos que los que aparecen en los otros tres Evangelios.
Accessed 5/14/2024 11:46:08 PM
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