Romanos 8:6 - Printer Friendly

LBLA: Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz ;

NBLA: Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz.

NVI: La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.

RV1960: Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.

JBS: Porque la prudencia de la carne es muerte; mas la prudencia del Espíritu, vida y paz;

Pablo está describiendo la diferencia que hay entre vivir según la carne (deseos humanos egoístas y pecaminosos) y vivir según el Espíritu de Dios. Pablo dice que los que están en Cristo viven según el Espíritu.

Una diferencia es que los que viven según la carne ponen su mente en las cosas de la carne y los que viven según el Espíritu ponen su mente en las cosas del Espíritu. Poner nuestras mentes en un lugar u otro nos lleva hacia dos direcciones completamente diferentes. Por ejemplo, si nos centramos en nuestros deseos pecaminosos y egoístas, la carne, esto nos conducirá hacia la muerte. Esa es, de hecho, la ley del pecado y la muerte del versículo 2. El pecado siempre conduce hacia la muerte. Por otro lado, si nos concentramos en las cosas del Espíritu, esto nos conducirá hacia la vida y la paz. Esa es la ley del Espíritu de vida, la cual también se menciona en el versículo 2.

Note esto: La ley del Espíritu de vida es lo que nos libera de la ley del pecado y la muerte. Pablo está mostrando aquí, sin embargo, que Dios no tiene la intención de que se detenga ahí: no solo hemos cambiado desde un estado de "muerte" a un estado de "vida", sino que hemos cambiado de camino, y nos hemos salido del "el camino de la muerte" hacia "el camino de la vida". La idea aquí es que seguiremos caminando por el camino de la vida continuamente. Eso es lo que hacen los cristianos, y mantienen sus mentes enfocadas en las cosas del Espíritu porque así es la naturaleza de nuestro camino. Eso es lo que somos ahora y, por lo tanto, hemos dejado atrás el camino de la muerte.

Romanos 8:1–11 comienza con una enorme declaración sobre la gracia de Dios: no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Después de describir cómo esto es posible, gracias a la vida y muerte de Jesús, Pablo compara dos tipos de vida. Una es la vida en el Espíritu Santo, para los que están en Cristo, la otra es la vida que se vive según la carne. Los que están en la carne, es decir, los no cristianos, muestran una actitud hostil contra Dios. Los cristianos tienen el Espíritu; los que no lo tienen no son cristianos. Debido a que el Espíritu está en nosotros, seremos resucitados de entre los muertos tal y como Jesús fue resucitado también.

Romanos 8 comienza y termina con declaraciones acerca de la absoluta seguridad que los cristianos tienen ante Dios: no hay condenación para los que están en Cristo, y nada podrá separarnos de Su amor. Habiendo creído en el evangelio, ahora vivimos en el Espíritu de Dios. Eso nos permite llamar a Dios Abba, Padre. Sufrimos con Cristo y sufrimos junto con toda la creación mientras esperamos que Dios nos revele como Sus hijos. Con la ayuda del Espíritu, confiamos en que Dios está con nosotros y nos ama en Cristo.

En Romanos 7, Pablo reveló la frustración que sentía a la hora de hacer el bien, porque finalmente acababa haciendo justo lo contrario. Sin embargo, Pablo comienza Romanos 8 con la declaración triunfal de que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, ya que vivimos en el Espíritu y nos relacionamos con Dios como un niño lo hace con su padre. El Espíritu nos ayuda durante esta temporada de sufrimiento junto con toda la creación mientras esperamos a que nuestra adopción se complete a través de la redención de nuestros cuerpos. Sin embargo, estamos seguros de que Dios está a nuestro favor y nada puede separarnos de Su amor.

El libro de Romanos es la descripción más larga, estructurada y detallada de la teología cristiana en el Nuevo Testamento. Pablo expone el núcleo del mensaje del evangelio: la salvación por gracia solo a través de la fe. Su intención es explicar las buenas nuevas de Jesucristo en términos precisos y claros. Como parte de este esfuerzo, Pablo aborda los conflictos entre la ley y la gracia, entre judíos y gentiles, y entre el pecado y la justicia. Como es común en sus escritos, Pablo cierra su carta con una serie de aplicaciones prácticas.