¿Qué significa 1 Corintios 1:11?
En este versículo, Pablo comienza a describir la primera razón por la que decidió escribirles esta carta a los cristianos de Corinto: había recibido informes desagradables sobre ellos. Pablo estaba escribiendo desde Éfeso, donde estaba viviendo y trabajando. Algunas personas habían ido a Éfeso y estaban familiarizadas con lo que estaba pasando entre los cristianos en Corinto.Pablo dice que escuchó todo esto a través "de los de Cloé", sugiriendo que los corintios sabían exactamente de quién estaban hablando. En realidad, no tenemos ninguna otra información sobre quién era Cloé o su gente. Este grupo pudo haber sido un grupo de parientes, amigos o sirvientes de Cloé. Es posible que hubieran sido enviados por ella para contarle todo esto a Pablo o simplemente podían haber estado en la ciudad y haberle mencionado a Pablo todo lo que sabían sobre la iglesia en Corinto. Quizás Cloe misma era una miembro de la congregación de Corinto. En realidad, podemos especular, pero no podemos decir nada con total seguridad.
Lo que "los de los Cloé" le dijeron a Pablo lo acabó preocupando. Después de todo, él fue quién había causado que muchas de estas personas comenzaran a tener una relación con Cristo y quien les había ayudado a establecer esa misma iglesia. De hecho, se quedó con ellos durante más de un año y medio (Hechos 18:1–17). Pablo estaba preocupado por los creyentes en Corinto. Según esta noticia, en lugar de estar unidos en comunión, en Cristo, comenzaron a surgir peleas entre ellos.
La palabra en español "contienda" no nos suena tan mal a nosotros en la actualidad. Sin embargo, la palabra griega original, eris, se refiere al hecho de que surgió una disputa bastante intensa: un desacuerdo grave a nivel emocional. En la mitología griega, Eris era el nombre de la diosa de la discordia, quien era responsable de instigar enemistades, disputas y conflictos. Pablo también enumera en otras cartas una lista con todos los tipos de "contiendas" que tienen la capacidad de destruir nuestras relaciones, además de otros pecados terribles que pueden surgir mientras nos relacionamos con los demás (Romanos 1:29; 2 Corintios 12:20; Gálatas 5:20; 1 Timoteo 6:4).