¿Qué significa 1 Corintios 1:29?
Nadie puede ponerse en frente de Dios y jactarse de que fue lo suficientemente sabio y fuerte como para ganarse el derecho de estar en Su presencia. De hecho, la sabiduría y el conocimiento solo pueden conducirnos hacia la comprensión de la verdad (Santiago 2:19), pero eso no nos obliga a confiar y creer en ella (Romanos 1:18–23). El conocimiento de Dios es completamente inútil a menos que una persona tenga el deseo de conocer a Dios y amarlo con todo su ser.Pablo ha dicho que había dos tipos de personas en su época: los que eran "algo" y los que no eran "nada". Las personas que eran algo de acuerdo con la sociedad, eran sabios, bien educados, ricos, respetados y ocupaban posiciones sociales importantes. En su mayor parte, esas personas rechazaron el mensaje del evangelio: que la fe en Cristo crucificado es la única manera de poder tener una relación personal con el único Dios verdadero.
Por otro lado, había personas que, de acuerdo con la sociedad, no eran importantes en absoluto, y además eran personas que generalmente no podían escaparse de sus vidas de miseria. La sociedad de esa época no respetaba mucho a esas personas.
Dios escogió a este tipo de personas para que creyeran en Cristo crucificado. Puesto que Dios es quien los eligió, una vez que todos ellos se presenten delante de Dios durante el día del juicio, esas personas no podrán jactarse de que fue su propia sabiduría o voluntad lo que les permitió creer en Jesús. Estas personas sabrán que su fe fue un regalo de Dios desde el principio.
Durante el día del juicio final, las personas que no creyeron en Dios se darán cuenta de que rechazar a Cristo fue la peor decisión que pudieron haber tomado, y también se darán cuenta de que, después de todo, no eran tan inteligentes como creían que lo eran.
Dios se toma con extrema seriedad a las personas que rechazan el regalo de poder acercarse a Él con humildad a través de la fe en Cristo.