Capítulo
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Verso

1 Corintios 10:13

LBLA No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla.
NBLA No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla.
NVI Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.
RV1960 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
JBS No os ha tomado tentación, sino la humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar.

¿Qué significa 1 Corintios 10:13?

Las palabras de Pablo en el versículo anterior podrían generar algo de preocupación para los cristianos: "el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer" (1 Corintios 10:12). El contexto de ese comentario es evitar el pecado y no asumir que la salvación pueda hacer que no experimentemos las consecuencias de los pecados que sigamos cometiendo. Cuando esto se entiende al mismo tiempo que los comentarios que hizo Pablo (2 Corintios 13:5; Gálatas 6:3), también se puede entender a modo de advertencia para las personas que son arrogantes y algo descuidadas en lo que se refiere a la posición que han alcanzado en Cristo.

La tentación, desafortunadamente, es una parte rutinaria de la vida. A veces, queremos pecar más que hacer lo correcto a ojos de Dios. ¿Qué pasa si no nos podemos resistir? ¿Qué pasa si, como sugieren algunos, Dios nos pone en una posición en la que resistirse es algo imposible? ¿Una situación en la que no tengamos otra opción que no sea la de pecar o, incluso, ninguna manera de resistirnos a ese pecado?

Para todas las personas que tengan ese miedo, la Biblia nos ofrece algo de calma, ya que las tentaciones se pueden vencer. Primero, Pablo dice que ninguno de nosotros es tentado únicamente por el pecado, en el sentido de que nuestro deseo de pecar, sea cual fuere ese pecado, es algo común y ordinario; creyentes de todas las generaciones han pecado desde el principio de los tiempos, tanto ellos como nosotros hemos experimentado el mismo grado de tentación. De hecho, es la tentación humana lo que hace que la relación que Cristo tiene con nosotros nos aporte tanto confianza como seguridad (Hebreos 4:14–16).

Segundo, Dios está por nosotros. Él nos ama. Él no quiere que fracasemos, sino que está listo para ayudarnos. Una forma en la que Él ayuda a los creyentes es obrando de manera activa en nuestras vidas para evitar que seamos tentados más allá de lo que podamos resistir. A veces, pensamos que no seremos capaces de vencer la tentación. Satanás incluso podría animarnos a pensar que algunas tentaciones no se pueden resistir en absoluto. Sin embargo, Dios nos promete que, en el poder del Espíritu Santo, podemos resistirnos ante cualquier tentación.

Finalmente, Pablo añade que Dios siempre nos ofrecerá una vía de escape para cualquier tentación que se nos presente. Si nos empeñamos en escaparnos, Dios promete ofrecernos una salida. En algunos casos, incluso podremos "escaparnos" físicamente de una situación, como cuando José se escapó de la esposa de su amo (Génesis 39:7–12). Dios está obrando activamente para ayudar a las personas que están en Cristo, las personas que quieren hacer lo correcto para lograr escaparse del pecado.

Al mismo tiempo, también podemos rechazar la ayuda de Dios y elegir complacernos voluntariamente. Eso, en última instancia, es lo que es el pecado en sí: elegir deliberadamente hacer algo diferente de lo que Dios quiere que hagamos (Romanos 3:10).
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