¿Qué significa 1 Corintios capitulo 10?
¿Creían los cristianos de Corinto que Dios no los ayudaría si participaran en la adoración de ídolos? Las advertencias que Pablo comparte con ellos en este capítulo nos sugieren que algunos de ellos podrían haber creído eso. Estos comentarios continúan con la enseñanza que comenzó en el capítulo anterior, donde Pablo dijo que él dejó de lado sus "derechos" por el bien de los demás. Cuando se trata de asociarse con ídolos, no hay una forma "segura" de hacerlo. Si bien el tema específico es la idolatría de la antiguo Corinto, los principios que se nos presentan aquí son importantes para todos los creyentes mientras intentamos equilibrar nuestra libertad cristiana.Pablo comienza haciendo una conexión entre los corintios y la generación de israelitas que se escaparon de Egipto durante el Éxodo. Esa misma generación murió en el desierto durante los siguientes 40 años. Los israelitas que fueron rescatados recibieron importantes bendiciones del Señor. Dios los guió con una columna de fuego, y les permitió caminar entre las aguas divididas del Mar Rojo. En cierto sentido, fueron "bautizados" en Moisés como su líder y se les dio alimento espiritual —maná— junto con agua, la cual se les dio de manera sobrenatural. Estos dos elementos simbolizan a Cristo. A pesar de todo eso, le fueron infieles a Dios. Pablo escribe que Dios no estaba complacido con la mayoría de ellos y finalmente tuvo que acabar con la vida de muchos de ellos (1 Corintios 10:1–6).
¿Qué hicieron para ganarse ese nivel de condenación? Principalmente, traicionaron la relación que tenían con Dios y comenzaron a adorar ídolos falsos, y también se entregaron a otros pecados. Pablo hace un resumen de todos estos pecados colectivos y el juicio y la ira que Dios dejó caer sobre ellos por haber cometido todos esos pecados (1 Corintios 10:7–10).
Pablo les puso estos ejemplos con el objetivo de que los corintios les prestaran mucha atención. De lo contrario, también correrían el riesgo de caerse por motivos de la idolatría. Al igual que los israelitas que salieron de Egipto, los corintios también se criaron en una cultura que llegó a normalizar la adoración de dioses falsos. Los corintios se criaron en una cultura que estaba saturada de ídolos, pero una vez se hicieron cristianos, sabían que debían dejar de adorar ídolos. Sin embargo, acabaron formando parte de la idolatría incluso cuando sabían que no debían hacerlo. Afortunadamente, Dios nunca permite que las personas se enfrenten a tentaciones que posiblemente no puedan vencer. De esta manera, Dios siempre nos provee con un medio para evitar el pecado y nos ofrece alguna forma para "escaparnos" (1 Corintios 10:11–13).
Con eso en mente, Pablo les dice que huyan de la idolatría. En términos más literales, deben separarse por completo de cualquier cosa que se acerque a la adoración de ídolos. Esto se hace eco de la manera en que José reaccionó durante Génesis, quien literalmente se escapó de una mujer que estaba intentando seducirlo (Génesis 39:7–12). Pablo dice que los ídolos son falsos, pero el problema son los demonios que acechan detrás de ellos. Participar en la comunión tomando el pan y la copa de Cristo hace que los cristianos se conecten Cristo. De la misma manera, participar en el altar de los ídolos hace que las personas se hagan copartícipes con los demonios. ¿De qué nos sirve provocar los celos al Señor (1 Corintios 10:14–22)?
Pablo aborda específicamente el tema de si un cristiano debe comerse alimentos que se les hayan ofrecido a un ídolo. En el contexto de esa era, ese tipo de comida se servía en los templos de los ídolos y también durante reuniones cívicas o familiares. Separarse completamente de tales cosas era difícil, ya que haría que esas personas se aislaran por completo de sus vidas sociales. La perspectiva de los corintios pareció ser que, si los ídolos no eran reales, entonces ¿qué problema había?
Las últimas palabras que Pablo comparte sobre este asunto se reducen a afirmar que los cristianos deben evitar cualquier alimento que sepan que se les haya ofrecido a los ídolos. Esto se debe hacer por el bien de las conciencias de los que miran, tanto los creyentes como los incrédulos. Pablo anima a los cristianos de Corinto a que dejen de lado su libertad, la cual en realidad les permite comerse esos alimentos, ya que el principal objetivo de eso, lo cual ya se estableció en el capítulo 8, era evitar dar la apariencia de que esos cristianos no tenían ningún problema con la adoración de ídolos. Por otro lado, Pablo dice claramente que son libres de comer cualquier carne si no saben si se les ha ofrecido a un ídolo o no. Por lo tanto, no necesitaban estar pensando continuamente en esto. La carne en sí misma es solo carne y, de hecho, forma parte de la buena creación de Dios y es un regalo por el cual debían estar agradecidos (1 Corintios 10:23–30).
Al final, cada elección que hace un cristiano debe depender de si esa actividad glorificará a Dios o no. Además, es necesario saber si esa actividad también podrá edificar a otros o no. Pablo anima a sus lectores a que continúen restringiendo sus propios derechos y libertades para así evitar hacer tropezar tanto a otros cristianos como a los incrédulos en su fe en Cristo (1 Corintios 10:31–33).