¿Qué significa 1 Corintios capitulo 13?
Gran parte de 1 Corintios 12 se dedicó a corregir malentendidos acerca de los dones espirituales que estaban ocurriendo entre los cristianos de Corinto. Aparentemente, algunos creían que los que podían hablar en lenguas o profetizar eran más espirituales que los demás. Esto pudo haber ocasionado otra razón más para que la iglesia se dividiera, junto con el surgimiento de celos o sentimientos de inferioridad. Pablo dijo que Dios es el que le regala los dones espirituales a los cristianos, y que todos ellos son esenciales para la iglesia, el cuerpo de Cristo. Sin embargo, los animó a desear que Dios les permitiera recibir los dones "superiores" del apóstol, el profeta y el maestro. Al final del capítulo 12, Pablo concluyó prometiendo mostrarles una manera aún más excelente de servirse los unos a los otros.Las palabras de este capítulo tienen un tono y un ritmo diferentes cuando se compara con otros escritos de Pablo en esta carta. El capítulo 14 parece comenzar donde terminó el capítulo 12, algo que ha ocasionado que algunos piensen que Pablo insertó estas palabras en su carta más tarde. Quizás las escribió en otro momento, o las añadió antes de que se enviara el mensaje.
Pablo comienza este capítulo describiendo lo inútiles, incluso lo destructivos, que son los dones espirituales cuando no se aplican desde el punto de vista del amor. Las demostraciones de lenguas, los poderes proféticos y el conocimiento espiritual sobrenatural pueden ser impresionantes, pero son inútiles si no se usan según la intención de Dios, con un corazón de amor hacia Él y hacia el resto de los creyentes. Incluso las acciones más espirituales, vender todo para dárselo a los pobres y sacrificar nuestra vida por el bien de los demás, no tienen sentido si no se hacen con amor (1 Corintios 13:1–3).
Entonces, Pablo comienza a describir el amor del que estaba hablando. De hecho, no es un amor de sentimientos que pueden ir y venir, ni tampoco es el tipo de amor lleno de palabras elocuentes. Este es el amor de Dios, del griego agape, un "amor incondicional". Es incondicional en el sentido de que no depende del amado, sino del compromiso del que actúa.
Pablo usa 14 verbos, 14 acciones, para describir este tipo de amor. Siete son afirmaciones positivas sobre lo que hace el amor, y las otras siete son afirmaciones negativas sobre lo que no hace el amor. En todos los casos, el verdadero amor cristiano consiste en dejar a un lado el yo por el bien de los demás creyentes. La falta de amor estaba en el centro de casi todos los problemas que Pablo abordó en esta carta.
El amor es paciente y amable. Espera activamente y se mueve activamente por el bien de los demás. El amor, en cambio, no tiene envidia ni se jacta, ni siquiera de los dones espirituales de uno mismo ni los de los demás. El amor no es arrogante, ni está convencido de la superioridad que uno tiene sobre los demás. El amor no es grosero, lo que significa que no actúa de manera indecente, pecando y rompiendo las normas culturales para llamar la atención.
Los que aman de esa manera renuncia a su propio estatus y satisfacción. En cambio, se comprometen genuinamente a buscar el bien de los demás creyentes. Por eso, no se irritan cuando otras personas se interponen en su camino. Las personas son el objetivo, no un obstáculo. El amor también significa olvidarse con sabiduría de las heridas del pasado en lugar de almacenarlas y llevar un registro de todos los errores que los demás han cometido en nuestra contra.
El amor no se alegra por el mal de los demás. En cambio, declara que lo que es cierto vale la pena celebrarlo por encima de todo. El amor ama la verdad. El amor no pone límites al amor. El amor no declara: "hasta aquí hemos llegado". El amor soporta y aguanta todas las cosas por el bien de otros creyentes. Esto es cierto incluso si eso significa amar desde la distancia para evitar el abuso de los demás.
De manera similar, el amor cree en todas las cosas, y se centra en la verdad y no la mentira. El amor siempre espera lo mejor de los demás, sin importar lo que hayan hecho en el pasado. El amor no se rinde cuando las pruebas de la vida se van acumulando. El amor sigue adelante, y no para.
Pablo lo resume de esta manera: el amor nunca falla. Los cristianos pueden cometer errores al amarse los unos a los otros, tal y como lo demostraron claramente los corintios, pero el tipo de amor al que Dios se refiere siempre será efectivo y, a diferencia de los dones espirituales, que ya no serán necesarios cuando Cristo venga, el amor sí durará para siempre (1 Corintios 13:4–8).
En ese día, los cristianos conocerán tal y como Dios nos conoce ahora. Hasta entonces, los dones espirituales nos proporcionan un conocimiento parcial de lo que está por venir. El amor seguirá siendo la mayor de todas las virtudes (1 Corintios 13:9–13).