¿Qué significa 1 Corintios capitulo 15?
¿Serán los cristianos resucitados de entre los muertos realmente tal y como lo fue Cristo después de la crucifixión? Algunos de los corintios no lo creían. De hecho, había un grupo de ellos que mezcló ideas cristianas con las filosofías grecorromanas de su época. Tal vez se imaginaron que la vida se termina por completo después de la muerte. Lo más probable es que pensaran que el espíritu humano continuaba en el más allá de forma etérea, en lugar de hacerlo de forma física.Pablo escribe este capítulo para corregir esa forma de pensar, y se centra en enseñar lo que significa la resurrección de entre los muertos para los creyentes que han nacidos de nuevo.
Pablo comienza recordándoles a los cristianos de Corinto lo que creyeron cuando él mismo les enseñó el evangelio de Jesús. Creyeron tanto en la muerte de Cristo por sus pecados como en la resurrección física de Cristo de entre los muertos al tercer día. En resumen, creyeron en el evangelio. Dado que muchos testigos presenciales de la resurrección de Cristo todavía estaban vivos, los corintios tenían razones para confiar en que Cristo efectivamente salió vivo de Su tumba (1 Corintios 15:1–11).
Habiendo establecido que los corintios sí creían en la resurrección física de Jesús de entre los muertos, Pablo pasa después a desafiar su incredulidad acerca de la resurrección venidera de todos los que confían en Cristo. Pablo comienza a mostrarles una razón lógica: si nadie resucita de entre los muertos, entonces Cristo tampoco resucitó (1 Corintios 15:12–13).
Eso significaría que la predicación del evangelio por parte de Pablo habría sido falsa y no tendría valor alguno, y lo mismo pasaría con la fe de cualquier persona que fuera lo suficientemente insensata como para creerlo. De hecho, Pablo y los demás apóstoles serían culpables de tergiversar lo que Dios Padre hizo al afirmar que Cristo había resucitado de entre los muertos. Peor aún, si el evangelio fuera falso, todos los que creyeron en Cristo para el perdón de sus pecados por parte de Dios se quedarían sin recibir ese perdón y estarían destinados a ser destruidos en el infierno. De hecho, las personas que ya hayan muerto ya estarían separados de Dios para siempre (1 Corintios 15:14–18).
Si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo sería una farsa. Toda persecución y sufrimiento experimentados no tendrían ningún sentido (1 Corintios 15:19).
Afortunadamente, Pablo declara una vez más que Cristo sí resucitó de entre los muertos. Además, Cristo fue sólo fue el primero de todos los que un día lo seguirán. Así como la muerte afectó a todas las personas a través de un hombre, Adán, la resurrección abarcará a todo el mundo cuando Cristo regrese para llevarse a todos los que le pertenecen. En ese momento, Cristo derrotará todos los poderes de la Tierra y el Padre hará que todo quede bajo Su autoridad. Una vez que todo esté seguro, Jesús le entregará el reino al Padre (1 Corintios 15:20–28).
Después de decir que si no hubiera resurrección él dejaría de poner su vida en peligro (1 Corintios 15:29–34), Pablo comienza a describir de qué manera será el cuerpo resucitado. De acuerdo con las supersticiones de esa época, la "resurrección" se entendía como la reanimación de un cadáver. O bien, quizás podrían haberse preguntado cómo podría existir un cuerpo podrido o corrompido dentro de un reino celestial. En cambio, Pablo dijo que nuestros cuerpos actuales son como una semilla que morirá para dar paso a un cuerpo mucho mejor construido que sí podrá existir en la eternidad. Ese cuerpo será tan diferente de nuestros cuerpos actuales como lo es el de una persona y el "cuerpo" de una estrella o la luna (1 Corintios 15:35–41).
Los cuerpos físicos naturales de los creyentes son perecederos, temporales, deshonrosos y débiles. Sin embargo, serán resucitados de forma imperecedera, eternos, glorificados y poderosos. Estos cuerpos naturales, los cuales están hechos como el de Adán, del polvo de la tierra (Génesis 2:7), serán transformados en cuerpos como el de aquel con el que Cristo fue resucitado, el cual estaba hecho con la materia del cielo (1 Corintios 15:42–49).
Aunque es difícil de comprender, cuando Cristo regrese, tanto las personas que murieron en Cristo como los que aún estén vivos serán transformados en un instante y recibirán estos cuerpos celestiales nuevos y glorificados que nunca morirán. La muerte será absorbida en victoria, y nunca más podrá herir a nadie (1 Corintios 15:50–58).
Esto concluye el contenido doctrinal principal de la primera carta que Pablo le envió a la iglesia de Corinto. En el capítulo 16, Pablo trata principalmente de atar algunos cabos sueltos, abordar algunos temas sin profundizar mucho en ellos y compartir sus últimos comentarios con la iglesia de Corinto.