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1 Corintios capitulo 2

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

6Pero hablamos sabiduría de Dios perfectísima; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que se deshacen, 7sino hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría ocultada; la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria; 8la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció (porque si la hubieran conocido, nunca habrían colgado en el madero al Señor de gloria); 9antes, como está escrito: Lo que ojo no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en corazón de hombre, es lo que Dios ha preparado para aquellos que le aman. 10Pero Dios nos lo reveló a nosotros por su Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del mismo hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas que son de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es venido de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado; 13lo cual también hablamos, no con doctas palabras de humana sabiduría, sino con doctrina del Espíritu Santo, acomodando lo espiritual por medio de lo espiritual. 14Pero el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15Pero el espiritual discierne todas las cosas; mas él de nadie es discernido. 16Porque ¿quién conoció el entendimiento del Señor? ¿Quién le instruyó? Mas nosotros tenemos el entendimiento del Cristo.

¿Qué significa 1 Corintios capitulo 2?

Pablo comienza el capítulo 2 de 1 Corintios retomando un hilo de pensamiento que dejó atrás a mitad del capítulo 1. Allí, escribió que Cristo no lo había enviado para predicar el evangelio en Corinto con palabras sabias y elocuentes. De hecho, si lo compartiera de esa manera, se correría el riesgo de vaciar la cruz de Cristo de su poder.

Volviendo a esa idea, Pablo les recuerda a los cristianos de Corinto de qué manera se había comportado cuando llegó por primera vez a Corinto y comenzó a predicarles el evangelio. Debían recordar que no hizo una presentación impresionante o llamativa de ningún modo, ni tampoco los asombró con grandes palabras o argumentos ingeniosos o su vasto conocimiento. Decidió decirles de antemano únicamente lo que sabía sobre Cristo y la crucifixión. De hecho, Pablo les recuerda que mientras estaba allí, tuvo miedo y se sentía débil. En realidad, no sabemos si estaba enfermo o especialmente nervioso, o si Pablo generalmente no era una persona que llamara mucho la atención. En cualquier caso, Pablo dice que fue para el beneficio de ellos. Pablo no quería que nadie llegara a la fe en Cristo por la forma en que presentara el mensaje. En cambio, los corintios creyeron porque Dios les demostró Su propio Espíritu y poder (1 Corintios 2:1–5).

En realidad, la sabiduría no es algo malo, dice Pablo. Otros escritos del Nuevo Testamento exaltan el valor del intelecto y el conocimiento (Hechos 17:11; Colosenses 2:8; 1 Pedro 3:15). Es importante destacar que existe una diferencia entre la sabiduría humana y la sabiduría secreta y escondida de Dios. La sabiduría de Dios incluye Su plan, el cual fue establecido antes de que se formara el mundo, para ofrecerles la salvación a las personas que creen en la muerte de Cristo en la cruz como pago por sus pecados.

La sabiduría humana se basa en lo que se puede observar con los sentidos y elaborar con la razón humana. Esa sabiduría simplemente no puede discernir o comprender la verdad de Dios. Para creer en la sabiduría de Dios, Dios debe revelárnosla a través de Su propio Espíritu. Así como nuestro espíritu conoce nuestros pensamientos, el Espíritu de Dios conoce Sus pensamientos y nos ayuda a creer en Su revelación.

El espíritu del mundo se limita a comprender y a creer sólo en lo que se puede observar con los sentidos. Los cristianos han cambiado ese espíritu por el Espíritu de Dios, el cual reciben todas las personas que se acercan a Dios a través de la fe en Cristo. Pablo usó palabras simples alejadas de la sabiduría humana para así ayudarles a interpretar las verdades espirituales que se les revelaron a las personas que estaban buscándolas con el corazón (1 Corintios 2:6–13).

Las personas que no reciben la ayuda del Espíritu Santo de Dios son simplemente incapaces de comprender nada espiritual. Es por eso por lo que rechazan las cosas del Espíritu de Dios como si fueran meras tonterías, incluyendo la verdad de que Cristo fue crucificado por los pecados de los seres humanos. La persona espiritual, quien llega a ser espiritual solo a través de la ayuda del Espíritu Santo de Dios, puede juzgar o examinarlo todo, tanto material como espiritualmente. A través del Espíritu Santo, tenemos acceso a la mente de Cristo (1 Corintios 2:14–16).
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