¿Qué significa 1 Corintios 6:12?
La enseñanza cristiana acerca de la gracia de Dios puede generar incertidumbre en los creyentes acerca de lo que se considera o no se considera un comportamiento aceptable. Por un lado, las Escrituras enfatizan continuamente que los que están en Cristo no están sujetos a la ley de Moisés. Los cristianos son libres de comer animales que estaban restringidos por el antiguo pacto, y también son libres de participar o no participar en todas las festividades especiales que se requieren bajo la ley de Moisés. De hecho, tal y como Pablo lo dijo en el versículo anterior, los que están en Cristo ya han sido lavados de sus pecados, santificados en Cristo y Dios los ha declarado justos. Esta transacción se ha completado y ya hemos alcanzado la salvación.¿Por qué no deberíamos seguir haciendo lo que queramos, entonces? ¿Por qué deberíamos dejar de participar en la inmoralidad sexual? ¿Por qué no hacer lo que en principio parece algo natural, lo que nuestros cuerpos desean hacer? Esa es la pregunta que Pablo parece estar respondiendo en este versículo y en los siguientes. Al hacerlo, Pablo también está arrojando algo de luz sobre el problema del uso de clichés que en realidad no proceden de la Biblia.
Las comillas y otros signos de puntuación no se usaban en los escritos antiguos. Sin embargo, la frase que usa Pablo aquí parece ser una expresión común de la época. Quizás los creyentes de Corinto también la usaban: "todo me está permitido". Es verdad que no hay nada, incluido el pecado, que pueda separar a un cristiano del amor de Dios, el cual ha recibido a través de Cristo Jesús (Romanos 8:38–39). Sin embargo, es posible que los corintios estuvieran participando en este tipo de actividades pensando que eran libres de hacerlo.
Entonces, Pablo dice que los creyentes no deben pensar de esa manera. La libertad cristiana no es una excusa para hacer lo que queramos. La pregunta: "¿hacer esto me enviará al infierno?", no es la pregunta que los creyentes deben hacerse. En cambio, la pregunta es esta: "¿hacer esto me ayudará a mí y a los demás?" "¿me domina esta actividad? ¿me hará perder el control?"
Pablo está animando a los corintios, y por extensión a todos nosotros, a vivir a la altura de lo que ya somos en Cristo. Vivir de esta manera, sin embargo, nos conduce a estar en desacuerdo con el resto de la sociedad alrededor nuestro.