¿Qué significa 1 Corintios 6:20?
Pablo concluye con su enseñanza sobre por qué es importante que los cristianos huyan de la inmoralidad sexual. Su conclusión final, la cual ya inició durante el versículo anterior, es que los cristianos le pertenecen a Dios, porque Él nos compró. Somos libres en el sentido de que hemos sido librados de la ley del pecado y de la muerte (Gálatas 3:13), pero no somos libres en el sentido de que ahora somos dueños de nosotros mismos y podemos hacer lo que queramos (1 Corintios 6:12). –13).Si verdaderamente estamos en Cristo, entonces nuestros cuerpos no nos pertenecen. Nuestras vidas, incluyendo nuestros cuerpos, le pertenecen a Dios. Dios posee la máxima autoridad para decirnos qué hacer y qué no hacer con nuestros cuerpos.
Es importante señalar algo sobre este último argumento contra la inmoralidad sexual: esto solo se les aplica a los creyentes. Las personas que están en Cristo han sido redimidas por Su sangre y han pasado de las tinieblas a la luz (1 Corintios 1:12–13). Pablo no les está diciendo a las personas que todavía viven en tinieblas, las personas que están fuera de la iglesia, que vivan de acuerdo con las normas que Dios ha impuesto acerca de la moralidad sexual (1 Corintios 5:12). Sus pecados siguen siendo pecados, pero no debemos esperar que ellos mismos los reconozcan de esa manera (1 Corintios 2:14).
En cambio, Pablo está hablando con los seguidores de Cristo, a quienes se les ordena glorificar a Dios con sus cuerpos. De hecho, las personas que están en Cristo son los únicos que tienen la oportunidad de usar sus cuerpos para glorificar a Dios. De hecho, ese es el propósito para el que nuestros cuerpos están diseñados. De esa manera, la participación egoísta en el pecado sexual nos impide a los cristianos cumplir el propósito que Dios tenía para ellos desde el principio.