¿Qué significa 1 Corintios 7:30?
Pablo anima a los cristianos a vivir como si nuestro futuro eterno con Dios fuera más importante que las relaciones temporales y todo lo que hacemos durante esta vida, y dijo en el versículo anterior que el tiempo es corto, lo cual probablemente se refiere a la segunda venida de Cristo, la cual podría suceder en cualquier momento (1 Corintios 7:28–29).Pablo ha hablado sobre la manera en que nuestra perspectiva eterna debería influir en la manera en que vemos el matrimonio, y ahora lo dice de otra manera. Los creyentes deben llorar como si no estuviéramos de luto y regocijarnos como si no nos regocijáramos. Deberíamos comprar productos como si no tuviéramos esos productos, o mejor dicho, como si no hubiéramos comprado nada.
Al igual que con el comentario que hizo sobre el matrimonio, Pablo no quiere decir literalmente que un cristiano no deba experimentar ningún tipo de emoción de tristeza o alegría. De hecho, Pablo habla sobre su propio dolor en otro pasaje (2 Corintios 2:4) y de su alegría en otro (Filipenses 4:10). De hecho, a los creyentes se les ordena que compartan esas emociones los unos con los otros (Romanos 12:15).
En cambio, les está pidiendo a los cristianos que experimenten tanto el dolor como el gozo por lo que son: momentos que pasan rápidamente en nuestras vidas, momentos que no forman parte de la eternidad. Por eso, no debemos permitir que las emociones, las cuales están ligadas a cosas que pasan, nos impidan servirle a Cristo. Es por eso por lo que no debemos basar nuestras decisiones sobre cómo vivir en base al miedo a sufrir o el deseo de ser felices. Debemos servirle a Cristo primero, incluso por encima de nuestras propias emociones.
A continuación, Pablo nos dice que compremos cosas como si no nos importara lo que hemos comprado. En este lado de la eternidad, debemos ocuparnos de las cosas necesarias de la vida. Los cristianos, sin embargo, no deben atarse a sus posesiones o deseos de adquirir bienes temporales de manera que nos acaben desviando de nuestro verdadero propósito: servirle a nuestro Señor eterno.