Capítulo
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1 Corintios capitulo 7

La Biblia de las Américas

25En cuanto a las doncellas no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi opinión como el que habiendo recibido la misericordia del Señor es digno de confianza. 26Creo, pues, que esto es bueno en vista de la presente aflicción ; es decir, que es bueno que el hombre se quede como está. 27¿Estás unido a mujer? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer. 28Pero si te casas, no has pecado; y si una doncella se casa, no ha pecado. Sin embargo, ellos tendrán problemas en esta vida, y yo os los quiero evitar. 29Mas esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado ; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran; 30y los que lloran, como si no lloraran; y los que se regocijan, como si no se regocijaran; y los que compran, como si no tuvieran nada; 31y los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente ; porque la apariencia de este mundo es pasajera. 32Mas quiero que estéis libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor ; 33pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, 34y sus intereses están divididos. Y la mujer que no está casada y la doncella se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35Y esto digo para vuestro propio beneficio; no para poneros restricción, sino para promover lo que es honesto y para asegurar vuestra constante devoción al Señor.
Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bien es al hombre no tocar mujer. 2Mas por evitar las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido. 3El marido pague a la mujer la debida benevolencia; y asimismo la mujer al marido. 4La mujer no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido; e igualmente tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os defraudéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en ayuno y oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. 6Mas esto digo por permisión, no por mandamiento. 7Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios; uno a la verdad así, y otro así. 8Digo, pues, a los por casar y a los viudos, que bueno les es si se quedaren como yo. 9Y si no tienen don de continencia, cásense; que mejor es casarse que quemarse. 10Mas a los que están juntos en matrimonio, denuncio, no yo, sino el Señor; Que la mujer no se aparte del marido; 11y si se apartare, que se quede sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no despida a su mujer. 12Y a los demás yo digo, no el Señor: si algún hermano tiene mujer incrédula, y ella consiente para habitar con él, no la despida. 13Y la mujer que tiene marido incrédulo, y él consiente para habitar con ella, no lo deje. 14Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer (fiel), y la mujer incrédula en el marido (fiel); de otra manera ciertamente vuestros hijos serían inmundos; pero ahora son santos. 15Pero si el incrédulo se aparta, apártese; que el hermano o la hermana no está sujeto a servidumbre en semejante caso; antes a paz nos llamó Dios. 16Porque ¿de dónde sabes, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? 17Sino que cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así ande; y así ordeno en todas las Iglesias. 18¿Es llamado alguno circuncidado? Quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircuncidado? Que no se circuncide. 19La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino la observancia de los mandamientos de Dios. 20Cada uno en la vocación en que fue llamado, en ella se quede. 21¿Eres llamado siendo siervo? No te dé cuidado; mas también si puedes hacerte libre, procúralo más. 22Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor; asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es del Cristo. 23Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres. 24Cada uno, hermanos, en lo que fue llamado, en esto se quede para con Dios. 25Pero de las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como hombre que ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. 26Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia, por lo cual bueno es al hombre estarse así: 27¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estáis suelto de mujer? No procures mujer. 28Mas también si tomares mujer, no pecaste; y si la virgen se casare, no pecó; pero aflicción de carne tendrán los tales; mas yo os dejo. 29Pero esto digo, hermanos, que el tiempo es corto; para los demás es, que los que tienen mujer sean como los que no la tienen, 30y los que lloran, como los que no lloran; y los que regocijan, como los que no regocijan; y los que compran, como los que no poseen; 31y los que usan de este mundo, como los que no lo usan como si fuera propio; porque la apariencia de este mundo se pasa. 32Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor; 33pero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su mujer. 34Hay diferencia entre la mujer casada y la virgen, La mujer no casada tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu; mas la casada tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su marido. 35Esto, sin embargo, digo para vuestro provecho; no para echaros lazo, sino para lo honorable, y para que sin impedimento os sirváis al Señor. 36Mas, si a alguno parece cosa fea en su hija, que pase ya de edad, y que así conviene que se haga, haga lo que quisiere, no peca; cásese. 37Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad, sino que tiene libertad de su voluntad, y determinó en su corazón esto, el guardar su hija, bien hace. 38Así que, el que la da en casamiento, bien hace; y el que no la da en casamiento, hace mejor. 39La mujer casada está atada a la ley, mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es; cásese con quien quisiere, con tal que sea en el Señor. 40Pero más bienaventurada será si se quedare así, según mi consejo; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.

¿Qué significa 1 Corintios capitulo 7?

¿Cómo deberían pensar los cristianos sobre el matrimonio? ¿Es mejor estar casado o no? ¿Deberían los cristianos que están casados tener relaciones sexuales? Pablo nos proporciona respuestas claras y a veces sorprendentes para estas preguntas en 1 Corintios capítulo 7.

En capítulos anteriores, Pablo habló de algunos de los problemas que habían entre los corintios gracias a que alguien se los había contado: inmoralidad sexualidad, pecado, disputas y divisiones. Pablo se centra ahora en responder preguntas específicas que le habían hecho en una carta anterior. La primera viene de una frase que probablemente Pablo está citando de la carta que los corintios le habían enviado: "lo mejor para hombres y mujeres sería no tener relaciones sexuales" (1 Corintios 7:1).

Dado que no tenemos la carta que los Corintios le enviaron a Pablo, los eruditos deben especular cuando piensan en esta declaración y el contexto del capítulo. Aparentemente, algunas personas de Corinto creían que incluso los cristianos que estaban casados debían abstenerse de tener relaciones sexuales. Además, algunos creían que los cristianos no deberían casarse en absoluto. Esto podría deberse a la influencia de las herejías gnósticas que tanto influenciaban a su cultura. Quizás esta fue la única manera de responder ante la abrumadora cantidad de inmoralidad sexual que había en la cultura griega y romana. Tal vez estaban siguiendo algún principio de la filosofía secular de la época que decía que no tener relaciones sexuales hacía que las personas alcanzaran un nivel de espiritualidad superior.

Sin importar de dónde viniera esta idea, Pablo la rechazó con firmeza. Las personas que están casadas deberían tener relaciones sexuales regularmente, insiste, debido a la tentación de participar en otros tipos de inmoralidad sexual (el sexo en el matrimonio no es una de ellas). Este es uno de los propósitos del matrimonio, insiste Pablo, y fue diseñado por Dios de esta manera. El matrimonio es un vínculo tan íntimo que tanto el esposo como la esposa tienen autoridad sobre el cuerpo del otro, por eso, no deben privarse el uno al otro excepto bajo condiciones específicas y en tiempos específicos para evitar convertirse en blancos de la tentación de Satanás hacia el pecado sexual (1 Corintios 7:2–5).

Pablo, sin embargo, era soltero, y estaba muy feliz. Pablo deseaba abiertamente que todos los cristianos pudieran ser como él. Con esto quiere decir que él tenía el don del celibato, y no tenía un deseo sexual que fuera abrumador. En todo caso, es mejor casarse y tener relaciones sexuales recurrentes que arder de pasión y correr el riesgo de caer en la inmoralidad sexual (1 Corintios 7:6–8).

Además, nadie debe divorciarse con el fin de estar más cerca de Dios. Dios quiere que el matrimonio sea un contrato de por vida, y que sea ininterrumpido excepto en casos muy específicos. Los cristianos no deben separarse ni siquiera de los cónyuges incrédulos, aunque no deben resistirse si un cónyuge que no tiene fe en Cristo los abandona. De hecho, al permanecer en el matrimonio, un creyente puede tener la oportunidad de guiar a su cónyuge hacia Cristo (1 Corintios 7:9–16).

La regla general de Pablo es que nadie debe buscar cambiar el estado en el que está después de llegar a la fe en Cristo, ya que hay personas que hacen cambios innecesarios por razones equivocadas en situaciones así. Si Dios te llama donde estás, Él se queda contigo donde estás. Es cierto que a veces Dios quiere que algunas personas reordenen radicalmente sus vidas, pero ese no es el caso para todos los creyentes. Pablo anima a los cristianos que han nacidos de nuevo a permanecer "como están", refiriéndose con eso al estado de su vida en ese momento: estén o no estén casados, estén o no estén circuncidados, sean esclavos o libres, etc. No obstante, si los esclavos pueden encontrar la libertad, deben aprovecharse de esa oportunidad. En Cristo, los esclavos son en realidad libres, y los cristianos libres son esclavos de Cristo (1 Corintios 7:17–24).

El hecho de que Pablo prefiera la soltería no hace que el resto de los cristianos deban hacerlo. Esta vida es corta (Santiago 4:14), y el regreso de Cristo está cerca (Apocalipsis 3:11). Todas las personas están a solo un instante de estar cara a cara con Dios, ya sea que su muerte ocurra de manera natural o no, o que ocurra porque Cristo regrese a la Tierra. Por lo tanto, nuestra situación temporal en este mundo importa mucho menos que nuestro estado eterno junto a Dios. Los creyentes son siervos de Cristo que compartirán Su gloria. Los cristianos no deben aferrarse a nada de esta vida, incluido el matrimonio, el luto, los placeres o los negocios (1 Corintios 7:25–31).

Las personas solteras tampoco cometen ningún pecado si deciden casarse. Al mismo tiempo, sí deberían considerar el hecho de casarse o no hacerlo, porque si finalmente lo hacen, no podrán servir a Cristo tanto como quieren. Al igual que ocurre con otras decisiones que tomamos en la vida, debemos asegurarnos de que nos casamos o nos quedamos solteros por las razones adecuadas (1 Corintios 7:32–40).
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