¿Qué significa 2 Corintios 4:5?
En este capítulo, y durante toda la carta, Pablo enseña el evangelio y se defiende de las falsas acusaciones que había recibido por parte de algunos miembros de la iglesia de Corinto. Parece que algunos criticaron la manera en que se estaba relacionando con los corintios. Después de describir la ceguera espiritual que tienen las personas que no confían en Cristo, Pablo vuelve a argumentar que él y sus amigos siempre habían actuado con integridad, y siempre se concentraron en que la gente se fijara únicamente en Jesús y la necesidad que todo el mundo tiene de alcanzar la salvación a través de él.Pablo dice que él y sus colaboradores no estaban tratando de atraer la atención de los corintios (o de nadie), sino que estaban centrados en Cristo y el evangelio. (1 Corintios 1:10–17). Pablo y sus amigos eran siervos de los corintios en el ministerio de Jesús. Por lo tanto, ellos no querían ni se merecían recibir ninguna gloria.
En 2 Corintios 4:1–6, Pablo afirma que él siempre lo hizo todo con integridad. Él y sus colaboradores presentaron abiertamente la verdad de la Palabra de Dios y la compartieron con todos mientras que todos podían observar su conducta ante Dios. Sin embargo, algunos no creyeron en sus enseñanzas acerca de Cristo, ya que estaban cegados por Satanás para que no pudieran ver la luz de la gloria de Dios en Cristo. Dios hizo brillar esa luz en los corazones de Pablo y sus amigos, y ellos llevaron al mundo la luz y la posibilidad de conocer la gloria de Dios a través de Cristo.
Pablo insiste en que él y sus colaboradores en Cristo siempre actuaron con integridad, aunque sabía que Satanás cegó a algunas personas para que no creyeran en su mensaje acerca de Jesús. Debido a eso, no podían conocer a Cristo, quien en realidad es Dios. Esa verdad era un tesoro de un valor incalculable que estaba almacenado en personas frágiles como Pablo y sus colaboradores del ministerio. En realidad, no importa lo difícil que pudiera llegar a ser su sufrimiento en este trabajo, Pablo se negó a rendirse porque confiaba en que un día resucitaría después de su muerte y entonces todo el dolor que experimentara en este lado de la eternidad no se podría comparar con la gloria que experimentaría junto a Dios.