¿Qué significa 2 Corintios 6:14?
Pablo acaba de pedirles a los corintios que le abrieran de nuevo el corazón. Ahora pasa a darles una orden: que los creyentes de Cristo no se unan con los incrédulos. El "yugo" nos hace pensar en el arnés rígido que se usaba para mantener al ganado unido y tirando en la misma dirección. El Antiguo Testamento dijo algo similar refiriéndose al apareamiento de ganado de diferentes especies (Levítico 19:19). La Ley también prohíbe juntar a un buey y un asno para arar un campo (Deuteronomio 22:10).El mensaje que Cristo quiere comunicar aquí nos quedará claro muy pronto. Las personas que están en Cristo son diferentes a los que no lo están. De hecho, no son lo mismo —espiritualmente— y no deben unirse a ellos formando algún tipo de relación que los vincule por ley. Pablo comienza a hacerles una serie de preguntas para mostrarles lo absurdo que es que un creyente en Jesús se "una en un yugo desigual" con un incrédulo.
Pablo pregunta: ¿qué tipo de cooperación podría haber entre la luz y las tinieblas? Los que están en Cristo "han llegado a ser justicia de Dios" (2 Corintios 5:21). Los que están fuera de Cristo continúan en su condición de pecadores sin ley y todavía no se han arrepentido de sus pecados. Por lo tanto, no deben unirse a ellos de ninguna manera, ya que no tiene sentido unir la luz con las tinieblas. Tan pronto como llega la luz, la oscuridad debe desaparecer.
Es esencial darse cuenta de que Pablo no está diciendo que los creyentes nunca deberían asociarse con los incrédulos (1 Corintios 5:9–10). Los creyentes deben continuar viviendo y obrando en el mundo, lo cual incluye interactuar con persona que no creen (1 Corintios 10:25–26). Sin embargo, Pablo les dijo previamente a los corintios que no se demandaran entre sí frente a los tribunales de justicia paganos (1 Corintios 6:1–11), que no se unieran sexualmente a las prostitutas del templo (1 Corintios 6:12–20) y que no se casaran con incrédulos (1 Corintios 7:39).
En realidad, lo que las Escrituras nos enseñan aquí es que los cristianos no deberían formar parte de ningún acuerdo vinculante que los haga asociarse con personas que no sean creyentes.