2 Crónicas capitulo 18
La Biblia de las Américas
1Josafat tenía grandes riquezas y gloria ; se emparentó con Acab, 2 y algunos años después descendió a Samaria para visitar a Acab. Y Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y para el pueblo que estaba con él, y lo persuadió a que subiera contra Ramot de Galaad. 3Y Acab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá: ¿Irás conmigo contra Ramot de Galaad? Y él le respondió: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; estaremos contigo en la batalla.
4Dijo además Josafat al rey de Israel: Te ruego que primero consultes la palabra del SEÑOR. 5Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres, y les dijo: ¿Iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios la entregará en mano del rey. 6Pero Josafat dijo: ¿No queda aún aquí algún profeta del SEÑOR para que le consultemos? 7Y el rey de Israel dijo a Josafat: Todavía queda un hombre por medio de quien podemos consultar al SEÑOR, pero lo aborrezco, porque nunca profetiza lo bueno en cuanto a mí, sino siempre lo malo. Es Micaías, hijo de Imla. Pero Josafat dijo: No hable el rey así. 8Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto a Micaías, hijo de Imla. 9El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus mantos, en la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas estaban profetizando delante de ellos. 10Y Sedequías, hijo de Quenaana, se había hecho cuernos de hierro y decía: Así dice el SEÑOR: “Con éstos acornearás a los arameos hasta acabarlos.” 11Y todos los profetas profetizaban así, diciendo: Sube a Ramot de Galaad y tendrás éxito, pues el SEÑOR la entregará en manos del rey.
12Y el mensajero que fue a llamar a Micaías le habló, diciendo: He aquí, las palabras de los profetas son unánimes en favor del rey. Por esto te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, y hables favorablemente. 13Pero Micaías dijo: Vive el SEÑOR, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré. 14Y cuando llegó al rey, el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a Ramot de Galaad a pelear, o debo desistir? El respondió: Sube y tendrás éxito, porque serán entregados en tu mano. 15Entonces el rey le dijo: ¿Cuántas veces he de tomarte juramento de que no me digas más que la verdad en el nombre del SEÑOR?
17Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te dije que no profetizaría lo bueno acerca de mí, sino lo malo? 18Respondió Micaías: Por tanto, escuchad la palabra del SEÑOR. Yo vi al SEÑOR sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su derecha y a su izquierda. 19Y el SEÑOR dijo: “¿Quién inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?” Y uno decía de una manera, y otro de otra. 20Entonces se adelantó un espíritu y se puso delante del SEÑOR, y dijo: “Yo lo induciré.” Y el SEÑOR le dijo: “¿Cómo?” 21Y él respondió: “Saldré y seré un espíritu de mentira en boca de todos sus profetas.” Entonces El dijo: “Lo inducirás y también prevalecerás. Ve y hazlo así.” 22Y ahora, he aquí, el SEÑOR ha puesto un espíritu de mentira en boca de estos tus profetas, pues el SEÑOR ha decretado el mal contra ti.
23Entonces se acercó Sedequías, hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Cómo pasó el Espíritu del SEÑOR de mí para hablarte a ti? 24Respondió Micaías: He aquí, tú lo verás aquél día en que entres en un aposento interior para esconderte. 25Y el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías y devolvedlo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey; 26y decid: “Así dice el rey: ‘Echad a éste en la cárcel, y alimentadlo con poco pan y poca agua hasta que yo vuelva en paz.’” 27Y Micaías dijo: Si en verdad vuelves en paz, el SEÑOR no ha hablado por mí. Y añadió: Oíd, pueblos todos.
28Y subió el rey de Israel con Josafat, rey de Judá, contra Ramot de Galaad. 29Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú ponte tus ropas reales. Y el rey de Israel se disfrazó y entraron en la batalla. 30Pero el rey de Aram había ordenado a los capitanes de sus carros, diciendo: No peleéis contra chico ni contra grande, sino sólo contra el rey de Israel. 31Y sucedió que cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey de Israel; y se desviaron para pelear contra él. Pero Josafat clamó, y el SEÑOR vino en su ayuda, y Dios los apartó de él, 32pues al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. 33Y un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre la juntura de la armadura. Y él dijo al cochero: Da la vuelta y sácame de la batalla pues estoy gravemente herido. 34Pero la batalla arreció aquel día, y el rey de Israel fue sostenido en el carro frente a los arameos hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.
Nueva Biblia de las Américas
1Josafat tenía grandes riquezas y gloria; se emparentó con Acab. 2Algunos años después descendió a Samaria para visitar a Acab. Y Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y para el pueblo que estaba con él, y lo persuadió a que subiera con él contra Ramot de Galaad. 3Acab, rey de Israel, le preguntó a Josafat, rey de Judá: “¿Irás conmigo contra Ramot de Galaad?” Y Josafat le respondió: “Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; estaremos contigo en la batalla.”
4Dijo además Josafat al rey de Israel: “Te ruego que primero consultes la palabra del SEÑOR.” 5Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, 400 hombres, y les preguntó: “¿Iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir?” “Suba,” contestaron ellos, “porque Dios la entregará en mano del rey.” 6Pero Josafat dijo: “¿No queda aún aquí algún profeta del SEÑOR para que le consultemos?” 7Y el rey de Israel dijo a Josafat: “Todavía queda un hombre por medio de quien podemos consultar al SEÑOR, pero lo aborrezco, porque nunca profetiza lo bueno en cuanto a mí, sino siempre lo malo. Es Micaías, hijo de Imla.” “No hable el rey así,” dijo Josafat. 8Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: “Trae pronto a Micaías, hijo de Imla.”
9El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus mantos, en la era, a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas estaban profetizando delante de ellos. 10Sedequías, hijo de Quenaana, se había hecho cuernos de hierro y decía: “Así dice el SEÑOR: ‘Con éstos acornearás a los Arameos hasta acabarlos.’” 11Y todos los profetas profetizaban así, diciendo: “Sube a Ramot de Galaad y tendrás éxito, pues el SEÑOR la entregará en manos del rey.”
12El mensajero que fue a llamar a Micaías le advirtió: “Mira, las palabras de los profetas son unánimes en favor del rey. Por esto te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, y hables favorablemente.” 13Pero Micaías le contestó: “Vive el SEÑOR, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré.” 14Cuando llegó al rey, éste le preguntó: “Micaías, ¿iremos a Ramot de Galaad a pelear, o debo desistir?”“Sube y tendrás éxito,” respondió él, “porque serán entregados en tu mano.”
17Entonces el rey de Israel le dijo a Josafat: “¿No te dije que no profetizaría lo bueno acerca de mí, sino lo malo?” 18Micaías respondió: “Por tanto, escuchen la palabra del SEÑOR. Yo vi al SEÑOR sentado en Su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a Su derecha y a Su izquierda. 19Y el SEÑOR dijo: ‘¿Quién persuadirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?’ Y uno decía de una manera, y otro de otra. 20Entonces se adelantó un espíritu y se puso delante del SEÑOR, y dijo: ‘Yo lo persuadiré.’ Y el SEÑOR le dijo: ‘¿Cómo?’ 21Y él respondió: ‘Saldré y seré un espíritu de mentira en boca de todos sus profetas.’ Entonces El dijo: ‘Lo persuadirás y también prevalecerás. Ve y hazlo así.’ 22Ahora el SEÑOR ha puesto un espíritu de mentira en boca de estos sus profetas, pues el SEÑOR ha decretado el mal contra usted.”
23Entonces se acercó Sedequías, hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla, y le dijo: “¿Cómo pasó el Espíritu del SEÑOR de mí para hablarte a ti?” 24Respondió Micaías: “Tú lo verás aquél día en que entres en un aposento interior para esconderte.” 25Entonces el rey de Israel ordenó: “Tomen a Micaías y devuélvanlo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey; 26y díganles: ‘Así dice el rey: “Echen a éste en la cárcel, y aliméntenlo con poco pan y poca agua hasta que yo vuelva en paz.”’” 27Micaías le dijo: “Si en verdad vuelves en paz, el SEÑOR no ha hablado por mí.” Y añadió: “Oigan, pueblos todos.”
28Y subió el rey de Israel con Josafat, rey de Judá, contra Ramot de Galaad. 29El rey de Israel dijo a Josafat: “Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú ponte tus ropas reales.” Y el rey de Israel se disfrazó y entraron en la batalla. 30Pero el rey de Aram había ordenado a los capitanes de sus carros: “No peleen contra chico ni contra grande, sino sólo contra el rey de Israel.” 31Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: “Este es el rey de Israel;” y se desviaron para pelear contra él. Pero Josafat clamó, y el SEÑOR vino en su ayuda, y Dios los apartó de él, 32pues al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. 33Pero alguien disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre la juntura de la armadura. Y él dijo al cochero: “Da la vuelta y sácame de la batalla pues estoy gravemente herido.” 34La batalla arreció aquel día, y el rey de Israel fue sostenido en el carro frente a los Arameos hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.
Nueva Versión Internacional
1Josafat se hizo muy rico y famoso y, como había emparentado con Acab, 2después de algún tiempo fue a visitarlo en Samaria. Allí Acab mató muchas ovejas y vacas para Josafat y sus acompañantes, y lo animó a marchar contra Ramot de Galaad.
3Acab, rey de Israel, le preguntó a Josafat, rey de Judá: ?¿Irías conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Josafat le respondió: ?Estoy a tu disposición, lo mismo que mi pueblo. Iremos contigo a la guerra. 4Pero, antes que nada, consultemos al SEÑOR —añadió.
9El rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales y sentados en sus respectivos tronos, estaban en la plaza a la entrada de Samaria, con todos los que profetizaban en su presencia. 10Sedequías hijo de Quenaná, que se había hecho unos cuernos de hierro, anunció: «Así dice el SEÑOR: “Con estos cuernos atacarás a los sirios hasta aniquilarlos”». 11Y los demás profetas vaticinaban lo mismo. «Ataque Su Majestad a Ramot de Galaad, y vencerá, porque el SEÑOR la entregará en sus manos».
18Micaías prosiguió: ?Por lo tanto, oigan la palabra del SEÑOR: Vi al SEÑOR sentado en su trono con todo el ejército del cielo alrededor de él, a su derecha y a su izquierda. 19Y el SEÑOR dijo: “¿Quién seducirá a Acab, rey de Israel, para que ataque a Ramot de Galaad y vaya a morir allí?” Uno sugería una cosa, y otro sugería otra. 20Por último, un espíritu se adelantó, se puso delante del SEÑOR y dijo: “Yo lo seduciré”. “¿Por qué medios?”, preguntó el SEÑOR. 21Y aquel espíritu respondió: “Saldré y seré un espíritu mentiroso en la boca de sus profetas”. Entonces el SEÑOR ordenó: “Ve y hazlo así, que tendrás éxito en seducirlo”. 22Así que ahora el SEÑOR ha puesto un espíritu mentiroso en la boca de estos profetas de Su Majestad. El SEÑOR ha decretado para usted la calamidad.
25Entonces el rey de Israel ordenó: ?Tomen a Micaías, y llévenselo a Amón, el gobernador de la ciudad, y a Joás, mi hijo. 26Díganles que les ordeno echar en la cárcel a ese tipo, y no darle más que pan y agua, hasta que yo regrese sin contratiempos.
28El rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, marcharon juntos contra Ramot de Galaad. 29Allí el rey de Israel le dijo a Josafat: «Yo entraré a la batalla disfrazado, pero tú te pondrás tus vestiduras reales». Así que el rey de Israel se disfrazó y entró al combate.
30Pero el rey de Siria les había ordenado a sus capitanes de los carros de combate: «No luchen contra nadie, grande o pequeño, salvo contra el rey de Israel». 31Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, pensaron: «Este es el rey de Israel». Así que se volvieron para atacarlo; pero Josafat gritó, y Dios el SEÑOR lo ayudó, haciendo que se apartaran de él. 32Entonces los capitanes de los carros vieron que no era el rey de Israel, y dejaron de perseguirlo.
33Sin embargo, alguien disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel entre las piezas de su armadura. El rey le ordenó al que conducía su carro: «Da la vuelta y sácame del campo de batalla, pues me han herido». 34Todo el día arreció la batalla, y al rey de Israel se le mantuvo de pie en su carro frente a los sirios, hasta el atardecer, y murió al ponerse el sol.
Reina-Valera 1960
1Tenía, pues, Josafat riquezas y gloria en abundancia; y contrajo parentesco con Acab. 2Y después de algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab; por lo que Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y para la gente que con él venía, y le persuadió que fuese con él contra Ramot de Galaad. 3Y dijo Acab rey de Israel a Josafat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo contra Ramot de Galaad? Y él respondió: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; iremos contigo a la guerra.
4Además dijo Josafat al rey de Israel: Te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová. 5Entonces el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios los entregará en mano del rey. 6Pero Josafat dijo: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, para que por medio de él preguntemos? 7El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar a Jehová; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Éste es Micaías hijo de Imla. Y respondió Josafat: No hable así el rey. 8Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Haz venir luego a Micaías hijo de Imla. 9Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos. 10Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho cuernos de hierro, y decía: Así ha dicho Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta destruirlos por completo. 11De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube contra Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.
12Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; yo, pues, te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien. 13Dijo Micaías: Vive Jehová, que lo que mi Dios me dijere, eso hablaré. Y vino al rey. 14Y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Él respondió: Subid, y seréis prosperados, pues serán entregados en vuestras manos. 15El rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces te conjuraré por el nombre de Jehová que no me hables sino la verdad? 16Entonces Micaías dijo: He visto a todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor; y dijo Jehová: Éstos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz a su casa. 17Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te había yo dicho que no me profetizaría bien, sino mal? 18Entonces él dijo: Oíd, pues, palabra de Jehová: Yo he visto a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su mano derecha y a su izquierda. 19Y Jehová preguntó: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera. 20Entonces salió un espíritu que se puso delante de Jehová y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué modo? 21Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas. Y Jehová dijo: Tú le inducirás, y lo lograrás; anda y hazlo así. 22Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; pues Jehová ha hablado el mal contra ti.
23Entonces Sedequías hijo de Quenaana se le acercó y golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Por qué camino se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti? 24Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás aquel día, cuando entres de cámara en cámara para esconderte. 25Entonces el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías, y llevadlo a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey, 26y decidles: El rey ha dicho así: Poned a éste en la cárcel, y sustentadle con pan de aflicción y agua de angustia, hasta que yo vuelva en paz. 27Y Micaías dijo: Si tú volvieres en paz, Jehová no ha hablado por mí. Dijo además: Oíd, pueblos todos.
28Subieron, pues, el rey de Israel, y Josafat rey de Judá, a Ramot de Galaad. 29Y dijo el rey de Israel a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú vístete tus ropas reales. Y se disfrazó el rey de Israel, y entró en la batalla. 30Había el rey de Siria mandado a los capitanes de los carros que tenía consigo, diciendo: No peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de Israel. 31Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Éste es el rey de Israel. Y lo rodearon para pelear; mas Josafat clamó, y Jehová lo ayudó, y los apartó Dios de él; 32pues viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, desistieron de acosarle. 33Mas disparando uno el arco a la ventura, hirió al rey de Israel entre las junturas y el coselete. Él entonces dijo al cochero: Vuelve las riendas, y sácame del campo, porque estoy mal herido. 34Y arreció la batalla aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie en el carro enfrente de los sirios hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.
Biblia del Jubileo
1Tenía, pues, Josafat riquezas y gloria en abundancia, y juntó parentesco con Acab. 2Y después de algunos años descendió a Acab a Samaria; por lo que mató Acab muchas ovejas y bueyes para él, y para el pueblo que había venido con él; y le persuadió que fuese con él a Ramot de Galaad. 3Y dijo Acab rey de Israel a Josafat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo a Ramot de Galaad? Y él respondió: Como yo, así también tú; y como tu pueblo, así también mi pueblo; iremos contigo a la guerra. 4Además dijo Josafat al rey de Israel: Te ruego que consultes hoy la palabra del SEÑOR. 5Entonces el rey de Israel juntó cuatrocientos varones profetas, y les dijo: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o reposaremos? Y ellos dijeron: Sube, que Dios los entregará en mano del rey. 6Mas Josafat dijo: ¿Hay aún aquí algún profeta del SEÑOR, para que por él preguntemos? 7Y el rey de Israel respondió a Josafat: Aun hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar al SEÑOR; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Este es Micaías, hijo de Imla. Y respondió Josafat: No hable así el rey. 8Entonces el rey de Israel llamó un eunuco, y le dijo: Haz venir luego a Micaías hijo de Imla. 9Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos de sus ropas; y estaban sentados en la era a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos. 10Pero Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y decía: Así ha dicho el SEÑOR: Con estos acornearás a los sirios hasta destruirlos del todo. 11De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y sé prosperado; porque el SEÑOR la entregará en mano del rey. 12Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló, diciendo: He aquí las palabras de todos los profetas a una boca anuncian al rey el bien; yo te ruego ahora que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien. 13Y dijo Micaías: Vive el SEÑOR, que lo que el SEÑOR mi Dios me dijere, eso hablaré. Y vino al rey. 14Y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o lo dejaremos? Y él respondió: Subid, que seréis prosperados, que serán entregados en vuestras manos. 15Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces te conjuraré por el Nombre del SEÑOR que no me hables sino la verdad? 16Entonces él dijo: He visto a todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor; y dijo el SEÑOR: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz en su casa. 17Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te había yo dicho que este no me profetizará bien, sino mal? 18Entonces él dijo: Oíd pues palabra del SEÑOR: Yo he visto al SEÑOR sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su mano derecha y a su izquierda. 19Y el SEÑOR dijo: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera. 20Mas salió un espíritu, que se puso delante del SEÑOR, y dijo: Yo le induciré. Y el SEÑOR le dijo: ¿De qué modo? 21Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos los profetas. Y el SEÑOR dijo: Induce, y también prevalece; sal, y hazlo así. 22Y he aquí ahora ha puesto el SEÑOR espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; mas el SEÑOR ha decretado el mal acerca de ti. 23Entonces Sedequías hijo de Quenaana se llegó a él, e hirió a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Por qué camino se apartó de mí el espíritu del SEÑOR para hablarte a ti? 24Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás aquel día, cuando te entrarás de cámara en cámara para esconderte. 25Entonces el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías, y llevadlo a Amón, el gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey, 26y diréis: El rey ha dicho así: Poned a éste en la cárcel, y sustentadle con pan de aflicción y agua de angustia, hasta que yo vuelva en paz. 27Y Micaías dijo: Si tú volvieres en paz, el SEÑOR no ha hablado por mí. Dijo además: Oíd esto, todos los pueblos. 28Y el rey de Israel subió, con Josafat rey de Judá, a Ramot de Galaad. 29Y dijo el rey de Israel a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla; mas tú vístete tus vestidos. Y se disfrazó el rey de Israel, y entró en la batalla. 30El rey de Siria había mandado a los capitanes de los carros que tenía consigo, diciendo: No peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de Israel. 31Y cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey de Israel. Y lo cercaron para pelear; mas Josafat clamó, y lo ayudó el SEÑOR, y Dios los apartó de él. 32Y viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. 33Mas disparando uno el arco con toda su capacidad, hirió al rey de Israel entre las junturas y el coselete. El entonces dijo al carretero: Vuelve tu mano, y sácame del campo, porque estoy herido. 34Y arreció la batalla aquel día; mas el rey de Israel estuvo en pie en el carro enfrente de los sirios hasta la tarde, y murió a puestas del sol.