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RV1960
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2 Reyes
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Capítulo
1
2
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15
16
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18
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Verso
1
2
3
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6
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9
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2 Reyes capitulo 18
La Biblia de las Américas
1
Y aconteció que en el año tercero de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías, hijo de Acaz, rey de Judá.
2
Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre
era
Abi, hija de Zacarías.
3
El hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, conforme a todo lo que su padre David había hecho.
4
Quitó los lugares altos, derribó los pilares
sagrados
y cortó la Asera. También hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, porque hasta aquellos días los hijos de Israel le quemaban incienso; y la llamaban Nehustán.
5
Confió en el SEÑOR, Dios de Israel ; y después de él, no hubo ninguno como él entre todos los reyes de Judá, ni
entre los
que fueron antes de él,
6
porque se apegó al SEÑOR; no se apartó de El, sino que guardó los mandamientos que el SEÑOR había ordenado a Moisés.
7
Y el SEÑOR estaba con él; adondequiera que iba prosperaba. Se rebeló contra el rey de Asiria y no le sirvió.
8
Derrotó a los filisteos hasta Gaza y su territorio, desde las torres de atalaya hasta las ciudades fortificadas.
9
Y aconteció que en el año cuarto del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiria, subió contra Samaria y la sitió,
10
y al cabo de tres años la tomaron. En el año sexto de Ezequías, que era el año noveno de Oseas, rey de Israel, Samaria fue tomada.
11
Y el rey de Asiria llevó a Israel al destierro en Asiria, y los puso en Halah y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos,
12
porque no obedecieron la voz del SEÑOR su Dios, sino que quebrantaron su pacto,
es decir
, todo lo que Moisés, siervo del SEÑOR, había ordenado; no escucharon, ni
lo
cumplieron.
13
Y en el año catorce del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
14
Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria en Laquis: He hecho lo malo. Retírate de mí; lo que me impongas, aceptaré. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro.
15
Y Ezequías
le
dio toda la plata que se hallaba en la casa del SEÑOR y en los tesoros de la casa del rey.
16
En aquel tiempo Ezequías quitó
el oro de
las puertas del templo del SEÑOR, y
de
los postes
de las puertas
que
el mismo
Ezequías, rey de Judá, había revestido
de oro
, y lo entregó al rey de Asiria.
17
Entonces el rey de Asiria envió, desde Laquis a Jerusalén, al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces con un gran ejército contra el rey Ezequías. Y subieron y llegaron a Jerusalén. Y cuando subieron, llegaron y se colocaron junto al acueducto del estanque superior que está en la calzada del campo del Batanero.
18
Llamaron al rey, y salió a ellos Eliaquim, hijo de Hilcías, que era mayordomo, con el escriba Sebna y el cronista Joa, hijo de Asaf.
19
Y el Rabsaces les dijo: Decid ahora a Ezequías: “Así dice el gran rey, el rey de Asiria: ‘¿Qué confianza es ésta que tú tienes ?
20
‘Tú dices (pero sólo
son
palabras vanas ): “
Tengo
consejo y poder para la guerra.”
Mas
ahora, ¿en quién confías que te has rebelado contra mí ?
21
‘He aquí, tú confías en el báculo de esta caña quebrada,
es decir
, en Egipto, en el cual, si un hombre se apoya, penetrará en su mano y la traspasará. Así es Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él.
22
‘Pero si me decís: “Nosotros confiamos en el SEÑOR nuestro Dios,” ¿no es El aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado y ha dicho a Judá y a Jerusalén: “Adoraréis delante de este altar en Jerusalén”?
23
‘Ahora pues, te ruego que llegues a un acuerdo con mi señor el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si por tu parte puedes poner jinetes sobre ellos.
24
‘¿Cómo, pues, puedes rechazar a un oficial de los menores de los siervos de mi señor, y confiar en Egipto para
tener
carros y hombres de a caballo?
25
‘¿He subido ahora sin el
consentimiento del
SEÑOR contra este lugar para destruirlo? El SEÑOR me dijo: “Sube contra esta tierra y destrúyela.’”
26
Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, Sebna y Joa dijeron al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros
lo
entendemos, y no nos hables en la lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre la muralla.
27
Pero el Rabsaces les dijo: ¿Acaso me ha enviado mi señor para hablar estas palabras
sólo
a tu señor y a ti, y no a los hombres que están sentados en la muralla,
condenados
a comer sus propios excrementos y beber su propia orina con vosotros?
28
El Rabsaces se puso en pie, gritó a gran voz en la lengua de Judá, y dijo : Escuchad la palabra del gran rey, el rey de Asiria.
29
Así dice el rey: “Que no os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar de mi mano ;
30
ni que Ezequías os haga confiar en el SEÑOR, diciendo: ‘Ciertamente el SEÑOR nos librará, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria.’
31
“No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: ‘Haced la paz conmigo y salid a mí, y coma cada uno de su vid y cada uno de su higuera, y beba cada cual de las aguas de su cisterna,
32
hasta que yo venga y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra de grano y de mosto, tierra de pan y de viñas, tierra de olivos y de miel, para que viváis y no muráis.’ Pero no escuchéis a Ezequías porque os engaña, diciendo: ‘El SEÑOR nos librará.’
33
“¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria ?
34
“¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad ? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Iva ? ¿Cuándo han librado ellos a Samaria de mi mano ?
35
“¿Quiénes de entre todos los dioses de estas tierras han librado su tierra de mi mano, para que el SEÑOR libre a Jerusalén de mi mano?”
36
Pero el pueblo se quedó callado y no le respondió palabra alguna, porque la orden del rey era: No le respondáis.
37
Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, mayordomo de la casa
real
, el escriba Sebna y el cronista Joa, hijo de Asaf, fueron a Ezequías con sus vestidos rasgados, y le relataron las palabras del Rabsaces.
Nueva Biblia de las Américas
1
En el año tercero de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías, hijo de Acaz, rey de Judá.
2
Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre
era
Abi, hija de Zacarías.
3
Hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, conforme a todo lo que su padre David había hecho.
4
Quitó los lugares altos, derribó los pilares
sagrados
y cortó la Asera (deidad femenina). También hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, porque hasta aquellos días los Israelitas le quemaban incienso; y la llamaban Nehustán.
5
Ezequías confió en el SEÑOR, Dios de Israel. Después de él, no hubo ninguno como él entre todos los reyes de Judá, ni
entre los
que fueron antes de él,
6
porque se apegó al SEÑOR; no se apartó de El, sino que guardó los mandamientos que el SEÑOR había ordenado a Moisés.
7
El SEÑOR estaba con él; adondequiera que iba prosperaba. Se rebeló contra el rey de Asiria y no le sirvió.
8
Derrotó a los Filisteos hasta Gaza y su territorio, desde las torres de atalaya hasta las ciudades fortificadas.
9
En el año cuarto del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiria, subió contra Samaria y la sitió,
10
y después de tres años la tomaron. En el año sexto de Ezequías, que era el año noveno de Oseas, rey de Israel, Samaria fue tomada.
11
Y el rey de Asiria llevó a Israel al destierro en Asiria, y los puso en Halah y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los Medos,
12
porque no obedecieron la voz del SEÑOR su Dios, sino que quebrantaron Su pacto,
es decir
, todo lo que Moisés, siervo del SEÑOR, había ordenado; no escucharon, ni
lo
cumplieron.
13
En el año catorce del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
14
Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria en Laquis: “He hecho lo malo. Retírate de mí; lo que me impongas, aceptaré.” Y el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, 10.2 toneladas de plata y una tonelada de oro.
15
Y Ezequías
le
dio toda la plata que se hallaba en la casa del SEÑOR y en los tesoros de la casa del rey.
16
En aquel tiempo Ezequías quitó
el oro de
las puertas del templo del SEÑOR, y
de
los postes
de las puertas
que
el mismo
Ezequías, rey de Judá, había revestido
de oro
, y lo entregó al rey de Asiria.
17
Desde Laquis el rey de Asiria envió a Jerusalén, al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces (oficiales de alto rango) con un gran ejército contra el rey Ezequías. Y subieron y llegaron a Jerusalén. Y cuando subieron, llegaron y se colocaron junto al acueducto del estanque superior que está en la calzada del campo del Batanero.
18
Llamaron al rey, y salió a ellos Eliaquim, hijo de Hilcías, que era mayordomo, con el escriba Sebna y el cronista Joa, hijo de Asaf.
19
Entonces el Rabsaces les dijo: “Digan ahora a Ezequías: ‘Así dice el gran rey, el rey de Asiria: “¿Qué confianza es ésta que tú tienes?
20
Tú dices (pero sólo
son
palabras vanas): ‘
Tengo
consejo y poder para la guerra.’
Pero
ahora, ¿en quién confías que te has rebelado contra mí?
21
Yo sé que tú confías en el báculo de esta caña quebrada,
es decir
, en Egipto, en el cual, si un hombre se apoya, penetrará en su mano y la traspasará. Así es Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él.
22
Pero si ustedes me dicen: ‘Nosotros confiamos en el SEÑOR nuestro Dios,’ ¿no es El aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ‘Adorarán delante de este altar en Jerusalén’?
23
Ahora pues, te ruego que llegues a un acuerdo con mi señor el rey de Asiria, y yo te daré 2,000 caballos, si por tu parte puedes poner jinetes sobre ellos.
24
¿Cómo, pues, puedes rechazar a un oficial de los menores de los siervos de mi señor, y confiar en Egipto para
tener
carros y hombres de a caballo?
25
¿He subido ahora sin el
consentimiento del
SEÑOR contra este lugar para destruirlo? El SEÑOR me dijo: ‘Sube contra esta tierra y destrúyela.’”’”
26
Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, Sebna y Joa dijeron al Rabsaces: “Le rogamos que hable a sus siervos en Arameo, porque nosotros
lo
entendemos, y no nos hable en la lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre la muralla.”
27
Pero el Rabsaces les dijo: “¿Acaso me ha enviado mi señor para hablar estas palabras
sólo
a tu señor y a ti, y no a los hombres que están sentados en la muralla,
condenados
a comer sus propios excrementos y beber su propia orina con ustedes?”
28
El Rabsaces se puso en pie, gritó a gran voz en la lengua de Judá, y dijo: “Escuchen la palabra del gran rey, el rey de Asiria.
29
Así dice el rey: ‘Que no los engañe Ezequías, porque él no los podrá librar de mi mano;
30
ni que Ezequías les haga confiar en el SEÑOR, diciendo: “Ciertamente el SEÑOR nos librará, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria.’”
31
‘No escuchen a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: “Hagan la paz conmigo y salgan a mí, y coma cada uno de su vid y cada uno de su higuera, y beba cada cual de las aguas de su cisterna,
32
hasta que yo venga y los lleve a una tierra como la tierra de ustedes, tierra de grano y de vino nuevo, tierra de pan y de viñas, tierra de olivos y de miel, para que vivan y no mueran.” Pero no escuchen a Ezequías porque los engaña, diciendo: “El SEÑOR nos librará.”
33
¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?
34
¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Iva? ¿Cuándo han librado ellos a Samaria de mi mano?
35
¿Quiénes de entre todos los dioses de estas tierras han librado su tierra de mi mano, para que el SEÑOR libre a Jerusalén de mi mano?’”
36
Pero el pueblo se quedó callado y no le respondió palabra alguna, porque la orden del rey era: “No le respondan.”
37
Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, mayordomo de la casa
real
, el escriba Sebna y el cronista Joa, hijo de Asaf, fueron a Ezequías con sus vestidos rasgados, y le relataron las palabras del Rabsaces.
Nueva Versión Internacional
1
En el tercer año de Oseas hijo de Elá, rey de Israel, Ezequías hijo de Acaz, rey de Judá, ascendió al trono.
2
Tenía veinticinco años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre era Abí hija de Zacarías.
3
Ezequías hizo lo que agrada al SEÑOR, pues en todo siguió el ejemplo de su antepasado David.
4
Quitó los altares paganos, destrozó las piedras sagradas y quebró las imágenes de la diosa Aserá. Además, destruyó la serpiente de bronce que Moisés había hecho, pues los israelitas todavía le quemaban incienso, y la llamaban Nejustán.
5
Ezequías puso su confianza en el SEÑOR, Dios de Israel. No hubo otro como él entre todos los reyes de Judá, ni antes ni después.
6
Se mantuvo fiel al SEÑOR y no se apartó de él, sino que cumplió los mandamientos que el SEÑOR le había dado a Moisés.
7
El SEÑOR estaba con Ezequías, y por tanto este tuvo éxito en todas sus empresas. Se rebeló contra el rey de Asiria y no se sometió a él.
8
Y derrotó a los filisteos, tanto en las torres de vigilancia como en las ciudades fortificadas, hasta llegar a Gaza y sus alrededores.
9
En el año cuarto del reinado de Ezequías, es decir, en el año séptimo del reinado de Oseas hijo de Elá, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiria, marchó contra Samaria y la sitió.
10
Al cabo de tres años logró conquistarla. Era el año sexto del reinado de Ezequías, es decir, el año noveno del reinado de Oseas, rey de Israel.
11
El rey de Asiria deportó a los israelitas a Asiria, y los estableció en Jalaj, en Gozán (que está junto al río Jabor) y en las ciudades de los medos.
12
Esto sucedió porque no obedecieron al SEÑOR su Dios, sino que violaron su pacto. No cumplieron ni pusieron en práctica lo que Moisés, siervo del SEÑOR, les había ordenado.
13
En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó y tomó todas las ciudades fortificadas de Judá.
14
Entonces Ezequías le envió este mensaje al rey de Asiria, que se encontraba en Laquis: «He actuado mal. Si te retiras, te pagaré cualquier tributo que me impongas». El rey de Asiria le impuso a Ezequías, rey de Judá, un tributo de nueve mil novecientos kilos de plata y novecientos noventa kilos de oro.
15
Así que Ezequías le entregó a Senaquerib toda la plata que había en el templo del SEÑOR y en los tesoros del palacio real.
16
Fue entonces cuando Ezequías, rey de Judá, les quitó a las puertas y los quiciales del templo del SEÑOR el oro con que él mismo los había cubierto, y se lo entregó al rey de Asiria.
17
Desde Laquis el rey de Asiria envió a su virrey, al funcionario principal y a su comandante en jefe, al frente de un gran ejército, para hablar con el rey Ezequías en Jerusalén. Marcharon hacia Jerusalén y, al llegar, se detuvieron junto al acueducto del estanque superior, en el camino que lleva al Campo del Lavandero.
18
Entonces llamaron al rey, y salió a recibirlos Eliaquín hijo de Jilquías, que era el administrador del palacio, junto con el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf.
19
El comandante en jefe les dijo: ?Díganle a Ezequías que así dice el gran rey, el rey de Asiria: “¿En qué se basa tu confianza?
20
Tú dices que tienes estrategia y fuerza militar, pero estas no son más que palabras sin fundamento. ¿En quién confías, que te rebelas contra mí?
21
Ahora bien, tú confías en Egipto, ¡ese bastón de caña astillada, que traspasa la mano y hiere al que se apoya en él! Porque eso es el faraón, el rey de Egipto, para todos los que en él confían.
22
Y, si ustedes me dicen: ‘Nosotros confiamos en el SEÑOR, nuestro Dios’, ¿no se trata acaso, Ezequías, del Dios cuyos altares y santuarios paganos tú mismo quitaste, diciéndoles a Judá y a Jerusalén: ‘Deben adorar solamente ante este altar en Jerusalén’?”
23
»Ahora bien, Ezequías, haz este trato con mi señor, el rey de Asiria: Yo te doy dos mil caballos si tú consigues otros tantos jinetes para montarlos.
24
¿Cómo podrás rechazar el ataque de uno solo de los funcionarios más insignificantes de mi señor, si confías en obtener de Egipto carros de combate y jinetes?
25
¿Acaso he venido a atacar y a destruir este lugar sin el apoyo del SEÑOR? ¡Si fue él mismo quien me ordenó: “Marcha contra este país y destrúyelo!”»
26
Eliaquín hijo de Jilquías, Sebna y Joa le dijeron al comandante en jefe: ?Por favor, hábleles usted a sus siervos en arameo, ya que lo entendemos. No nos hable en hebreo, que el pueblo que está sobre el muro nos escucha.
27
Pero el comandante en jefe respondió: ?¿Acaso mi señor me envió a decirles estas cosas solo a ti y a tu señor, y no a los que están sentados en el muro? ¡Si tanto ellos como ustedes tendrán que comerse su excremento y beberse su orina!
28
Dicho esto, el comandante en jefe se puso de pie y a voz en cuello gritó en hebreo: ?¡Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria!
29
Así dice el rey: “No se dejen engañar por Ezequías. ¡Él no puede librarlos de mis manos!
30
No dejen que Ezequías los persuada a confiar en el SEÑOR, diciendo: ‘Sin duda el SEÑOR nos librará; ¡esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria!’ ”
31
»No le hagan caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: “Hagan las paces conmigo, y ríndanse. De este modo cada uno podrá comer de su vid y de su higuera, y beber agua de su propio pozo,
32
hasta que yo venga y los lleve a un país como el de ustedes, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos, de aceite de oliva y de miel. Así vivirán en vez de morir”. »No le hagan caso a Ezequías, que los quiere seducir cuando dice: “El SEÑOR nos librará”.
33
¿Acaso alguno de los dioses de las naciones pudo librar a su país de las manos del rey de Asiria?
34
¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvayin, de Hená y de Ivá? ¿Acaso libraron a Samaria de mis manos?
35
¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá el SEÑOR librar de mis manos a Jerusalén?»
36
Pero el pueblo permaneció en silencio y no respondió ni una sola palabra, porque el rey había ordenado: «No le respondan».
37
Entonces Eliaquín hijo de Jilquías, administrador del palacio, el cronista Sebna, y el secretario Joa hijo de Asaf, con las vestiduras rasgadas en señal de duelo, fueron a ver a Ezequías y le contaron lo que había dicho el comandante en jefe.
Reina-Valera 1960
1
En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá.
2
Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacarías.
3
Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre.
4
Él quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.
5
En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.
6
Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.
7
Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. Él se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.
8
Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus fronteras, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortificada.
9
En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los asirios contra Samaria, y la sitió,
10
y la tomaron al cabo de tres años. En el año sexto de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, fue tomada Samaria.
11
Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos;
12
por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra.
13
A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
14
Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis: Yo he pecado; apártate de mí, y haré todo lo que me impongas. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro.
15
Dio, por tanto, Ezequías toda la plata que fue hallada en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real.
16
Entonces Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová y de los quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.
17
Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército, desde Laquis contra Jerusalén, y subieron y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido, vinieron y acamparon junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.
18
Llamaron luego al rey, y salió a ellos Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller.
19
Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?
20
Dices (pero son palabras vacías): Consejo tengo y fuerzas para la guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí?
21
He aquí que confías en este báculo de caña cascada, en Egipto, en el cual si alguno se apoyare, se le entrará por la mano y la traspasará. Tal es Faraón rey de Egipto para todos los que en él confían.
22
Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?
23
Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes para ellos.
24
¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?
25
¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela.
26
Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre el muro.
27
Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros?
28
Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.
29
Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano.
30
Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.
31
No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y coma cada uno de su vid y de su higuera, y beba cada uno las aguas de su pozo,
32
hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezequías, porque os engaña cuando dice: Jehová nos librará.
33
¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?
34
¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim, de Hena, y de Iva? ¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi mano?
35
¿Qué dios de todos los dioses de estas tierras ha librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?
36
Pero el pueblo calló, y no le respondió palabra; porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis.
37
Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Biblia del Jubileo
1
En el tercer año de Oseas hijo de Ela rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá.
2
Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de su madre
fue
Abi hija de Zacarías.
3
El hizo lo recto en ojos del SEÑOR, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre.
4
El quitó los altos, y quebró las imágenes, y taló los bosques, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y le llamó por nombre Nehustán (
cosa de bronce
).
5
En el SEÑOR Dios de Israel puso su esperanza; después ni antes de él no hubo otro como él en todos los reyes de Judá.
6
Porque se llegó al SEÑOR, y no se apartó de él, y guardó los mandamientos que el SEÑOR mandó a Moisés.
7
Y el SEÑOR fue con él; y en todas las cosas a que salía prosperaba. El
se
rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.
8
Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus términos, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortalecida.
9
En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los Asirios contra Samaria, y la cercó.
10
Y la tomaron al cabo de tres años;
esto es
, en el sexto año de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, y
así
fue tomada Samaria.
11
Y el rey de Asiria traspuso a Israel a Asiria, y los puso en Halah, y en Habor, junto al río de Gozán, y en las ciudades de los Medos:
12
Por cuanto no habían oído la voz del SEÑOR su Dios, antes habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Dios había mandado, ni las habían oído, ni
las habían
cumplido.
13
Y a los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fuertes de Judá, y las tomó.
14
Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria en Laquis: Yo he pecado; vuélvete de mí, y yo llevaré todo lo que me impusieres. Entonces el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro.
15
Y Ezequías dio toda la plata que fue hallada en la Casa del SEÑOR, y en los tesoros de la casa real.
16
Entonces rompió Ezequías las puertas del templo del SEÑOR, y los quiciales que el
mismo
rey Ezequías había cubierto
de oro
, y lo dio al rey de Asiria.
17
Y el rey de Asiria envió a Tartán y a Rabsaris y a Rabsaces desde Laquis al rey Ezequías con un grande ejército contra Jerusalén; y subieron, y vinieron a Jerusalén. Y subieron, y vinieron, y pararon junto al conducto del estanque de arriba, que
es
en el camino de la heredad del lavador.
18
Y llamaron al rey, y salió a ellos Eliacim hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller.
19
Y les dijo Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que tú estás?
20
Dices, (por cierto palabras de labios): Consejo
tengo
y esfuerzo para la guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí?
21
He aquí tú confías ahora en este bordón de caña quebrado,
en
Egipto, en el que si alguno se apoyare, le entrará por la mano, y se le pasará. Tal es Faraón rey de Egipto, para todos los que en él confían.
22
Y si me decís:
Nosotros
confiamos en el SEÑOR nuestro Dios, ¿no es aquél cuyos altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?
23
Por tanto, ahora yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú pudieres dar jinetes para ellos.
24
¿Cómo, pues, harás volver el rostro de un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y su gente de a caballo?
25
Además, ¿he venido
yo
ahora sin el SEÑOR a este lugar, para destruirlo? El SEÑOR me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela.
26
Entonces dijo Eliacim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, a Rabsaces: Te ruego que hables a tus siervos siriaco, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros judaico a oídos del pueblo que
está
sobre el muro.
27
Y Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor a ti y a tu señor para decir estas palabras, y no antes a los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol, y beber el agua de sus pies con vosotros?
28
Y se paró Rabsaces, y clamó a gran voz en judaico, y habló, diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.
29
Así dijo el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano.
30
Y no os haga Ezequías confiar en el SEÑOR, diciendo: De cierto nos librará el SEÑOR, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.
31
No oigáis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Dadme presente, y salid a mí, y cada uno comerá de su vid, y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su pozo;
32
hasta que
yo
venga, y os lleve a
una
tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas; tierra de olivas, de aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezequías, porque os engaña cuando dice: El SEÑOR nos librará.
33
¿Por ventura han librado los dioses de los gentiles cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria?
34
¿Dónde
está
el dios de Hamat, y de Arfad? ¿Dónde
está
el dios de Sefarvaim, de Hena, y de Iva? ¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi mano?
35
¿Qué dios de todos los dioses de las provincias ha librado a su provincia de mi mano, para que libre el SEÑOR de mi mano a Jerusalén?
36
Y el pueblo calló, que no le respondieron palabra; porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis.
37
Entonces Eliacim hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna el escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rotos sus vestidos, y le recitaron las palabras de Rabsaces.
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