Visión general de 2 Reyes
Tipo de libro: Libro de historia; el duodécimo libro del Antiguo Testamento; el duodécimo libro de la Biblia.
Autor: El libro en sí no nombra a su autor, por lo tanto, no sabemos quien lo escribió. La tradición judía afirma que fue escrito por el profeta Jeremías. Sin embargo, al menos parte del libro probablemente fue escrito por otra persona. Jeremías no viajó a Babilonia, y los eventos de la sección final (2 Reyes 25:27–30) ocurrieron en Babilonia durante el año 561 a.C.
Audiencia: Primero y segundo de Reyes se completaron originalmente como un solo texto, el cual fue escrito para el pueblo judío, quienes probablemente vivían en el exilio cuando se completó originalmente. Esta parte de las Escrituras enfatizan la historia de los reyes de Judá e Israel. Segundo de Reyes continúa específicamente los relatos de los reyes del reino dividido y concluye con las deportaciones de Israel y Judá. Aquellos que vivieron bajo el juicio del exilio pudieron aprender mucho sobre los juicios que se emitieron sobre los reyes que fueron malvados, algo que contrasta con las bendiciones que recibieron los reyes que siguieron el ejemplo de David, un hombre que sí le agradaba a Dios.
Fecha: Desconocida. Claramente fue escrito después de los eventos que ocurrieron al final de 2 de Reyes y probablemente fue escrito en Babilonia durante el exilio entre aproximadamente los años 561 y 538 a.C.
Resumen: Este libro consta de 25 capítulos e incluye dos secciones principales. La primera sección registra los ministerios de Elías y Eliseo, los cuales condujeron hacia la derrota y al exilio del reino del norte de Israel por parte de Asiria (2 Reyes 1—17). El libro comienza con Elías denunciando al rey Ocozías y prediciendo su muerte (2 Reyes 1). En el capítulo 2, Dios se lleva a Elías, y Eliseo recibe una "doble porción" de su espíritu.
El texto luego pasa a centrarse en los esfuerzos de Eliseo hasta 2 Reyes 9:13. A partir de 2 Reyes 9:14, se nos cuenta la manera en la que el culto a Baal fue progresivamente desapareciendo. Este cambio comienza en Israel (2 Reyes 9:14—10:36) y luego se extiende a Judá (2 Reyes 11—12). La muerte de Eliseo tiene lugar en el capítulo 13. A esto le siguen listas continuas de reyes tanto de Israel como de Judá. Los capítulos 16 y 17 narran la derrota y el exilio de Israel por parte de Asiria.
La segunda sección principal (2 Reyes 18—25) se enfoca en el reino de Judá. El reinado piadoso de Ezequías provoca que se hagan reformas positivas en el reino (2 Reyes 18—20). Su reinado viene seguido por dos reyes impíos llamados Manasés y Amón (2 Reyes 21). El joven rey Josías desarrolla un reinado justo durante el que se redescubrió la ley del Señor (2 Reyes 22—23). Sin embargo, su reinado pronto fue derrotado y entonces ocurrió el exilio de Judá por parte de Babilonia (2 Reyes 24-25).
Aunque 2 de Reyes está marcado por el mal y sus consecuencias, el libro termina con de manera positiva. 2 Reyes 25:22–30 concluye el texto mostrándole misericordia al rey de Judá y con la esperanza puesta en el futuro del pueblo de Israel.
Versículos clave (RVC)
2 Reyes 8:19: Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.
2 Reyes 17:7–8: Porque los hijos de Israel pecaron contra Jehová su Dios, que los sacó de tierra de Egipto, de bajo la mano de Faraón rey de Egipto, y temieron a dioses ajenos, y anduvieron en los estatutos de las naciones que Jehová había lanzado de delante de los hijos de Israel, y en los estatutos que hicieron los reyes de Israel.
2 Reyes 22:1–2: Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.
2 Reyes 24:2: Pero Jehová envió contra Joacim tropas de caldeos, tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas, los cuales envió contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová que había hablado por sus siervos los profetas.