2 Samuel capitulo 12
La Biblia de las Américas
1Entonces el SEÑOR envió a Natán a David. Y vino a él y le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2El rico tenía muchas ovejas y vacas. 3Pero el pobre no tenía más que una corderita que él había comprado y criado, la cual había crecido junto con él y con sus hijos. Comía de su pan, bebía de su copa y dormía en su seno, y era como una hija para él. 4Vino un viajero al hombre rico y éste no quiso tomar de sus ovejas ni de sus vacas para preparar comida para el caminante que había venido a él, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre y la preparó para el hombre que había venido a él.
5Y se encendió la ira de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive el SEÑOR, que ciertamente el hombre que hizo esto merece morir ; 6y debe pagar cuatro veces por la cordera, porque hizo esto y no tuvo compasión.
7Entonces Natán dijo a David: Tú eres aquel hombre. Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Yo te ungí rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl. 8“Yo también entregué a tu cuidado la casa de tu señor y las mujeres de tu señor, y te di la casa de Israel y de Judá ; y si eso hubiera sido poco, te hubiera añadido muchas cosas como éstas. 9“¿Por qué has despreciado la palabra del SEÑOR haciendo lo malo a sus ojos? Has matado a espada a Urías hitita, y has tomado a su mujer para que sea mujer tuya, y lo has matado con la espada de los hijos de Amón. 10“Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casa, porque me has despreciado y has tomado la mujer de Urías hitita para que sea tu mujer.” 11Así dice el SEÑOR: “He aquí, de tu misma casa levantaré el mal contra ti; y aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu compañero, y éste se acostará con tus mujeres a plena luz del día. 12“En verdad, tú lo hiciste en secreto, pero yo haré esto delante de todo Israel, y a plena luz del sol.” 13Entonces David dijo a Natán: He pecado contra el SEÑOR. Y Natán dijo a David: El SEÑOR ha quitado tu pecado ; no morirás. 14Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos del SEÑOR, ciertamente morirá el niño que te ha nacido.
15Y Natán regresó a su casa. Y el SEÑOR hirió al niño que la viuda de Urías dio a David, y se puso muy enfermo. 16David rogó a Dios por el niño; y ayunó, y fue y pasó la noche acostado en el suelo. 17Y los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, mas él no quiso, y no comió pan con ellos. 18Sucedió que al séptimo día el niño murió; y los siervos de David temían informarle que el niño había muerto, pues se decían: He aquí, cuando el niño estaba todavía vivo, le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo, pues, vamos a decirle que el niño ha muerto? Puede hacerse daño. 19Pero viendo David que sus siervos susurraban entre sí, comprendió que el niño había muerto, y dijo a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. 20Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa ; entró en la casa del SEÑOR y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió. 21Y sus siervos le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho? Mientras el niño vivía, ayunabas y llorabas, pero cuando el niño murió, te levantaste y comiste pan. 22Y él respondió: Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: “¿Quién sabe si el SEÑOR tendrá compasión de mí y el niño viva ?” 23Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré a él, pero él no volverá a mí.
24Y David consoló a Betsabé su mujer, y vino a ella y se acostó con ella; y ella dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Salomón. Y el SEÑOR lo amó, 25y envió un mensaje por medio del profeta Natán, y le puso el nombre de Jedidías, por causa del SEÑOR.
26 Joab combatió contra Rabá de los hijos de Amón, y conquistó la ciudad real. 27Entonces Joab envió mensajeros a David que le dijeran: He combatido contra Rabá, y también he tomado la ciudad de las aguas. 28Ahora pues, reúne el resto del pueblo y acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la ciudad y sea llamada por mi nombre. 29Reunió David a todo el pueblo y fue a Rabá, y peleó contra ella y la tomó. 30Quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro y tenía una piedra preciosa, y fue puesta sobre la cabeza de David. Y él sacó botín de la ciudad en grandes cantidades. 31Y la gente que había en ella, la sacó y la puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas de hierro, también la puso a trabajar en los hornos de ladrillos. Así hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Entonces regresó David con todo el pueblo a Jerusalén.
Nueva Biblia de las Américas
1Entonces el SEÑOR envió a Natán a David. Y Natán vino a él y le dijo: “Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2El rico tenía muchas ovejas y vacas. 3Pero el pobre no tenía más que una corderita Que él había comprado y criado, La cual había crecido junto con él y con sus hijos. Comía de su pan, bebía de su copa y dormía en su seno, Y era como una hija para él. 4Vino un viajero a visitar al hombre rico Y éste no quiso tomar de sus ovejas ni de sus vacas Para preparar comida para el caminante que había venido a él, Sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre y la preparó para el hombre que había venido a visitarlo.”
5Y se encendió la ira de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: “Vive el SEÑOR, que ciertamente el hombre que hizo esto merece morir; 6y debe pagar cuatro veces por la cordera, porque hizo esto y no tuvo compasión.”
7Entonces Natán dijo a David: “Tú eres aquel hombre. Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ‘Yo te ungí rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl. 8Yo también entregué a tu cuidado la casa de tu señor y las mujeres de tu señor, y te di la casa de Israel y de Judá; y si eso hubiera sido poco, te hubiera añadido muchas cosas como éstas. 9¿Por qué has despreciado la palabra del SEÑOR haciendo lo malo ante Sus ojos? Has matado a espada a Urías el Hitita, has tomado su mujer para que sea mujer tuya, y a él lo has matado con la espada de los Amonitas. 10Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casa, porque Me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el Hitita para que sea tu mujer.’”
11“Así dice el SEÑOR: ‘Por eso, de tu misma casa levantaré el mal contra ti; y aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu compañero, y éste se acostará con tus mujeres a plena luz del día. 12‘En verdad, tú lo hiciste en secreto, pero Yo haré esto delante de todo Israel y a plena luz del sol.’” 13Entonces David dijo a Natán: “He pecado contra el SEÑOR.” Y Natán dijo a David: “El SEÑOR ha quitado tu pecado; no morirás. 14Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos del SEÑOR, ciertamente morirá el niño que te ha nacido.”
15Y Natán regresó a su casa. Entonces el SEÑOR hirió al niño que la viuda de Urías dio a David, y se puso muy enfermo. 16David rogó a Dios por el niño; y ayunó, y fue y pasó la noche acostado en el suelo. 17Los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, pero él no quiso, y no comió con ellos. 18Sucedió que al séptimo día el niño murió. Los siervos de David temían informarle que el niño había muerto, pues se decían: “Si cuando el niño todavía estaba vivo, le hablábamos y no nos escuchaba, ¿cómo, pues, vamos a decirle que el niño ha muerto? Puede hacerse daño.” 19Pero viendo David que sus siervos susurraban entre sí, comprendió que el niño había muerto, y dijo a sus siervos: “¿Ha muerto el niño?” “Ha muerto,” respondieron ellos. 20Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa; entró en la casa del SEÑOR y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió. 21Así que sus siervos le dijeron: “¿Qué es esto que ha hecho? Mientras el niño vivía, usted ayunaba y lloraba, pero cuando el niño murió, se levantó y comió pan.” 22Y él respondió: “Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: ‘¿Quién sabe si el SEÑOR tendrá compasión de mí y el niño viva?’ 23Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré a él, pero él no volverá a mí.”
24Entonces David consoló a Betsabé su mujer, y vino a ella y se acostó con ella; y ella dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Salomón. Y el SEÑOR lo amó, 25y envió un mensaje por medio del profeta Natán, y le puso el nombre de Jedidías, por causa del SEÑOR.
26Joab combatió contra Rabá, ciudad de los Amonitas, y conquistó la ciudad real. 27Entonces Joab envió mensajeros a David que le dijeran: “He combatido contra Rabá, y también he tomado la ciudad de las aguas. 28Ahora pues, reúna el resto del pueblo y acampe contra la ciudad y tómela, no sea que tome yo la ciudad y sea llamada por mi nombre.”
29David reunió a todo el pueblo y fue a Rabá, y peleó contra ella y la tomó. 30Quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba 34 kilos de oro y tenía una piedra preciosa, y fue puesta sobre la cabeza de David. Y él sacó botín de la ciudad en grandes cantidades. 31Y la gente que había en ella, la sacó y la puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas de hierro; también la puso a trabajar en los hornos de ladrillos. Así hizo a todas las ciudades de los Amonitas. Entonces regresó David con todo el pueblo a Jerusalén.
Nueva Versión Internacional
1El SEÑOR envió a Natán para que hablara con David. Cuando se presentó ante David, le dijo: ?Dos hombres vivían en un pueblo. El uno era rico, y el otro pobre. 2El rico tenía muchísimas ovejas y vacas; 3en cambio, el pobre no tenía más que una sola ovejita que él mismo había comprado y criado. La ovejita creció con él y con sus hijos: comía de su plato, bebía de su vaso y dormía en su regazo. Era para ese hombre como su propia hija. 4Pero sucedió que un viajero llegó de visita a casa del hombre rico y, como este no quería matar ninguna de sus propias ovejas o vacas para darle de comer al huésped, le quitó al hombre pobre su única ovejita.
5Tan grande fue el enojo de David contra aquel hombre, que le respondió a Natán: ?¡Tan cierto como que el SEÑOR vive, que quien hizo esto merece la muerte! 6¿Cómo pudo hacer algo tan ruin? ¡Ahora pagará cuatro veces el valor de la oveja!
7Entonces Natán le dijo a David: ?¡Tú eres ese hombre! Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey sobre Israel, y te libré del poder de Saúl. 8Te di el palacio de tu amo, y puse sus mujeres en tus brazos. También te permití gobernar a Israel y a Judá. Y por si esto hubiera sido poco, te habría dado mucho más. 9¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del SEÑOR haciendo lo que le desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas! 10Por eso la espada jamás se apartará de tu familia, pues me despreciaste al tomar la esposa de Urías el hitita para hacerla tu mujer”.
11»Pues bien, así dice el SEÑOR: “Yo haré que el desastre que mereces surja de tu propia familia, y ante tus propios ojos tomaré a tus mujeres y se las daré a otro, el cual se acostará con ellas en pleno día. 12Lo que tú hiciste a escondidas, yo lo haré a plena luz, a la vista de todo Israel”».
13?¡He pecado contra el SEÑOR! —reconoció David ante Natán. ?El SEÑOR ha perdonado ya tu pecado, y no morirás —contestó Natán—. 14Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al SEÑOR.
15Dicho esto, Natán volvió a su casa. Y el SEÑOR hirió al hijo que la esposa de Urías le había dado a David, de modo que el niño cayó gravemente enfermo. 16David se puso a rogar a Dios por él; ayunaba y pasaba las noches tirado en el suelo. 17Los ancianos de su corte iban a verlo y le rogaban que se levantara, pero él se resistía, y aun se negaba a comer con ellos.
22David respondió: ?Es verdad que cuando el niño estaba vivo yo ayunaba y lloraba, pues pensaba: “¿Quién sabe? Tal vez el SEÑOR tenga compasión de mí y permita que el niño viva”. 23Pero, ahora que ha muerto, ¿qué razón tengo para ayunar? ¿Acaso puedo devolverle la vida? Yo iré adonde él está, aunque él ya no volverá a mí.
24Luego David fue a consolar a su esposa y se unió a ella. Betsabé le dio un hijo, al que David llamó Salomón. El SEÑOR amó al niño 25y mandó a decir por medio del profeta Natán que le pusieran por nombre Jedidías, por disposición del SEÑOR.
26Mientras tanto, Joab había atacado la ciudad amonita de Rabá y capturado la fortaleza real. 27Entonces envió unos mensajeros a decirle a David: «Acabo de atacar a Rabá y he capturado los depósitos de agua. 28Ahora, pues, le pido a Su Majestad que movilice el resto de las tropas para sitiar y capturar la ciudad. Si no, lo haré yo mismo y le pondrán mi nombre».
29Por tanto, David, movilizando todas las tropas, marchó contra Rabá, la atacó y la capturó. 30Al rey de los amonitas le quitó la corona de oro que tenía puesta, la cual pesaba más de treinta kilos y estaba adornada con piedras preciosas. Luego se la pusieron a David. Además, David saqueó la ciudad y se llevó un botín inmenso. 31Expulsó de allí a sus habitantes y los puso a trabajar con sierras, trillos y hachas, y también los forzó a trabajar en los hornos de ladrillos. Lo mismo hizo con todos los pueblos amonitas, después de lo cual regresó a Jerusalén con todas sus tropas.
Reina-Valera 1960
1Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2El rico tenía numerosas ovejas y vacas; 3pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. 4Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él. 5Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte. 6Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia.
7Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, 8y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. 9¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. 10Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. 11Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. 12Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. 13Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. 14Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.
15Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente. 16Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. 17Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan. 18Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto? 19Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. 20Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió. 21Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan. 22Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? 23Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.
24Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová, 25y envió un mensaje por medio de Natán profeta; así llamó su nombre Jedidías, a causa de Jehová.
26Joab peleaba contra Rabá de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real. 27Entonces envió Joab mensajeros a David, diciendo: Yo he puesto sitio a Rabá, y he tomado la ciudad de las aguas. 28Reúne, pues, ahora al pueblo que queda, y acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la ciudad y sea llamada de mi nombre. 29Y juntando David a todo el pueblo, fue contra Rabá, y combatió contra ella, y la tomó. 30Y quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y sacó muy grande botín de la ciudad. 31Sacó además a la gente que estaba en ella, y los puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y hachas de hierro, y además los hizo trabajar en los hornos de ladrillos; y lo mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.
Biblia del Jubileo
1Y envió el SEÑOR a Natán a David, el cual viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2El rico tenía numerosas ovejas y vacas; 3mas el pobre no tenía más que una sola cordera, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado, y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. 4Y vino uno de camino al hombre rico; y él no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar al caminante que le había venido, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la aderezó para el varón que le había venido. 5Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive el SEÑOR, que el que tal hizo es digno de muerte; 6y que él pagará la cordera con cuatro tantos, porque hizo esta tal cosa, y no tuvo misericordia. 7Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel varón. Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl; 8yo te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además de esto te di la casa de Israel y de Judá. Y si esto es poco, yo te añadiré tales y tales cosas. 9¿Por qué pues tuviste en poco la palabra del SEÑOR, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a cuchillo, y tomaste por tu mujer a su mujer, y a él mataste con el cuchillo de los hijos de Amón. 10Por lo cual ahora no se apartará cuchillo de tu casa perpetuamente; por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. 11Así dijo el SEÑOR: He aquí yo despertaré sobre ti mal de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista de este sol. 12Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel, y delante del sol. 13Entonces dijo David a Natán: Pequé contra el SEÑOR. Y Natán dijo a David: También el SEÑOR ha remitido tu pecado; no morirás. 14Mas por cuanto con este negocio hiciste blasfemar a los enemigos del SEÑOR, el hijo que te ha nacido morirá ciertamente. 15Y Natán se volvió a su casa. Y el SEÑOR hirió al niño que la mujer de Urías había dado a luz a David, y enfermó gravemente. 16Entonces rogó David a Dios por el niño; y ayunó David, y vino, y pasó la noche acostado en tierra. 17Y levantándose los ancianos de su casa fueron a él para hacerlo levantar de tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan. 18Y al séptimo día murió el niño; pero sus siervos no osaban hacerle saber que el niño era muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aun vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿pues cuánto más mal le hará, si le dijéremos que el niño es muerto? 19Mas David viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño era muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Es muerto el niño? Y ellos respondieron: Muerto es. 20Entonces David se levantó de tierra, y se lavó y se ungió, y mudó sus ropas, y entró a la Casa del SEÑOR, y adoró. Y después vino a su casa, y demandó, y le pusieron pan, y comió. 21Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y él muerto, te levantaste y comiste pan. 22Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, por manera que viva el niño? 23Mas ahora que ya es muerto, ¿para qué tengo de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí. 24Y consoló David a Betsabé su mujer, y entrando a ella, durmió con ella; y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón (pacífico), al cual amó el SEÑOR; 25que envió por mano de Natán profeta, y llamó su nombre Jedidías (amable al SEÑOR), por el SEÑOR.
26Y Joab peleaba contra Rabá de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real. 27Entonces envió Joab mensajeros a David, diciendo: Yo he peleado contra Rabá, y he tomado la ciudad de las aguas. 28Junta pues ahora el pueblo que queda, y asienta campamento contra la ciudad, y tómala; para que tomando yo la ciudad, no se llame de mi nombre. 29Y juntando David todo el pueblo fue contra Rabá, y la combatió, y la tomó. 30Y tomó la corona de su rey de su cabeza, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y trajo muy grande despojo de la ciudad. 31Y sacó el pueblo que estaba en ella, y lo puso debajo de sierras, y de trillos de hierro, y de hachas de hierro; y los hizo pasar por hornos de ladrillos; y lo mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Se volvió luego David con todo el pueblo a Jerusalén.