Cantares capitulo 6
La Biblia de las Américas
2Mi amado ha descendido a su huerto, a las eras de bálsamo, a apacentar su rebaño en los huertos y recoger lirios. 3Yo soy de mi amado y mi amado es mío, él apacienta entre los lirios.
4Eres hermosa como Tirsa, amada mía, encantadora como Jerusalén, imponente como ejército con estandartes. 5Aparta de mí tus ojos, porque ellos me han confundido; tu cabellera es como rebaño de cabras que descienden de Galaad. 6Tus dientes son como rebaño de ovejas que suben del lavadero, todas tienen mellizas, y ninguna de ellas ha perdido su cría. 7Tus mejillas son como mitades de granada detrás de tu velo. 8Sesenta son las reinas y ochenta las concubinas, y las doncellas, sin número; 9pero sin igual es mi paloma, mi perfecta, es la hija única de su madre, la preferida de la que la dio a luz. Las doncellas la vieron y la llamaron bienaventurada, también las reinas y las concubinas, y la alabaron, diciendo:
10“¿Quién es ésta que se asoma como el alba, hermosa como la luna llena, refulgente como el sol, imponente como escuadrones abanderados ?” 11Descendí al huerto de los nogales para ver el verdor del valle, para ver si la vid había retoñado, si los granados habían florecido. 12Sin que me diera cuenta, mi alma me colocó sobre los carros de mi noble pueblo.
Nueva Biblia de las Américas
2“Mi amado ha descendido a su huerto, A las eras de bálsamo, A apacentar su rebaño en los huertos Y recoger lirios. 3Yo soy de mi amado y mi amado es mío, El apacienta su rebaño entre los lirios.”
4“Eres hermosa como Tirsa, amada mía, Encantadora como Jerusalén, Imponente como un ejército con estandartes. 5Aparta de mí tus ojos, Porque ellos me han confundido; Tu cabellera es como un rebaño de cabras Que descienden de Galaad. 6Tus dientes son como rebaño de ovejas Que suben del lavadero, Todas tienen mellizas, Y ninguna de ellas ha perdido su cría. 7Tus mejillas son como mitades de granada Detrás de tu velo. 8Sesenta son las reinas y ochenta las concubinas, Y las doncellas, sin número; 9Pero sin igual es mi paloma, mi perfecta, Es la hija única de su madre, La preferida de la que la dio a luz. Las doncellas la vieron y la llamaron bienaventurada, También las reinas y las concubinas, y la alabaron, diciendo:
10‘¿Quién es ésta que se asoma como el alba, Hermosa como la luna llena, Refulgente como el sol, Imponente como escuadrones abanderados?’ 11Descendí al huerto de los nogales Para ver el verdor del valle, Para ver si la vid había retoñado, Si los granados habían florecido. 12Sin que me diera cuenta, mi alma me colocó Sobre los carros de mi noble pueblo.”
Nueva Versión Internacional
1¿A dónde se ha ido tu amado, tú, bella entre las bellas? ¿Hacia dónde se ha encaminado? ¡Iremos contigo a buscarlo! 2Mi amado ha bajado a su jardín, a los lechos de bálsamo, para retozar en los jardines y recoger azucenas. 3Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él apacienta su rebaño entre azucenas. 4Tú, amada mía, eres bella como Tirsá, encantadora como Jerusalén, majestuosa como las estrellas del cielo. 5Aparta de mí la mirada, que tus ojos me tienen fascinado. Tus cabellos son como los rebaños de cabras que retozan en Galaad. 6Tus dientes son como rebaños de cabritas recién salidas del baño. Cada una de ellas tiene su pareja, ninguna de ellas marcha sola. 7Tus mejillas, tras el velo, parecen dos mitades de granadas. 8Pueden ser sesenta las reinas, ochenta las concubinas e innumerables las vírgenes, 9pero una sola es mi palomita preciosa, la hija consentida de su madre, la favorita de quien le dio la vida. Las mujeres la ven y la bendicen; las reinas y las concubinas la alaban. 10¿Quién es esta, admirable como la aurora? ¡Es bella como la luna, radiante como el sol, majestuosa como las estrellas del cielo! 11Descendí al huerto de los nogales para admirar los nuevos brotes en el valle, para admirar los retoños de las vides y los granados en flor. 12Sin darme cuenta, mi pasión me puso entre las carrozas reales de mi pueblo. 13Vuelve, Sulamita, vuelve; vuélvete a nosotros, ¡queremos contemplarte! ¿Y por qué han de contemplar a la Sulamita, como en las danzas de los campamentos?
Reina-Valera 1960
2Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. 3Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; Él apacienta entre los lirios.
4Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; De desear, como Jerusalén; Imponente como ejércitos en orden. 5Aparta tus ojos de delante de mí, Porque ellos me vencieron. Tu cabello es como manada de cabras Que se recuestan en las laderas de Galaad. 6Tus dientes, como manadas de ovejas que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y estéril no hay entre ellas. 7Como cachos de granada son tus mejillas Detrás de tu velo. 8Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, Y las doncellas sin número; 9Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; Es la única de su madre, La escogida de la que la dio a luz. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; Las reinas y las concubinas, y la alabaron. 10¿Quién es ésta que se muestra como el alba, Hermosa como la luna, Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden?
Biblia del Jubileo
1¿Donde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Adónde se apartó tu amado, y le buscaremos contigo? 2Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para coger los lirios. 3Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; el apacienta entre los lirios. 4Hermosa eres tú, oh compañera mía, como Tirsa; de desear, como Jerusalén; imponente como un ejército con banderas. 5Aparta tus ojos de delante de mí, porque ellos me vencieron. Tu cabello es como manada de cabras, que se muestran en Galaad. 6Tus dientes, como manada de ovejas que suben del lavadero, todas con crías mellizas, y estéril no hay entre ellas. 7Como cachos de granada son tus sienes entre tus guedejas. 8Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, y las doncellas vírgenes sin número; 9mas una es la paloma mía, la perfecta mía; única es a su madre, escogida a la que la dio a luz. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; las reinas y las concubinas, y la alabaron. 10¿Quién es ésta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como un ejército con banderas? 11Al huerto de los nogales descendí a ver los frutos del valle, y para ver si florecían las vides, si florecían los granados. 12No se; mi alma me ha hecho devolver como los carros de Aminadab. 13Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; vuélvete, vuélvete, y te miraremos. ¿Qué veréis en la sulamita? Ella será como una multitud de tabernáculos.