Deuteronomio capitulo 32
La Biblia de las Américas
1Prestad atención, oh cielos, y dejadme hablar; y escuche la tierra las palabras de mi boca. 2Caiga como la lluvia mi enseñanza, y destile como el rocío mi discurso, como llovizna sobre el verde prado y como aguacero sobre la hierba. 3Porque yo proclamo el nombre del SEÑOR ; atribuid grandeza a nuestro Dios. 4¡La Roca! Su obra es perfecta, porque todos sus caminos son justos ; Dios de fidelidad y sin injusticia, justo y recto es El. 5En forma corrompida se han portado con El. No son sus hijos, debido a los defectos de ellos; son una generación perversa y torcida. 6¿Así pagáis al SEÑOR, oh pueblo insensato e ignorante ? ¿No es El tu padre que te compró ? El te hizo y te estableció. 7Acuérdate de los días de antaño; considera los años de todas las generaciones. Pregunta a tu padre, y él te lo hará saber; a tus ancianos, y ellos te lo dirán. 8Cuando el Altísimo dio a las naciones su herencia, cuando separó los hijos del hombre, fijó los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel. 9Pues la porción del SEÑOR es su pueblo; Jacob es la parte de su heredad. 10Lo encontró en tierra desierta, en la horrenda soledad de un desierto ; lo rodeó, cuidó de él, lo guardó como a la niña de sus ojos. 11Como un águila que despierta su nidada, que revolotea sobre sus polluelos, extendió sus alas y los tomó, los llevó sobre su plumaje. 12El SEÑOR solo lo guió, y con él no hubo dios extranjero. 13Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra, y comió el producto del campo ; le hizo gustar miel de la peña, y aceite del pedernal, 14cuajada de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de raza de Basán y machos cabríos, con lo mejor del trigo ; y de la sangre de uvas bebiste vino.
15Pero Jesurún engordó y dio coces (has engordado, estás cebado y rollizo ); entonces abandonó a Dios que lo hizo, y menospreció a la Roca de su salvación. 16Le provocaron a celos con dioses extraños, con abominaciones le provocaron a ira. 17Ofrecieron sacrificios a demonios, no a Dios, a dioses que no habían conocido, dioses nuevos que vinieron recientemente, a los que vuestros padres no temieron. 18Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz.
19Y el SEÑOR vio esto, y se llenó de ira a causa de la provocación de sus hijos y de sus hijas. 20Entonces El dijo: “Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin ; porque son una generación perversa, hijos en los cuales no hay fidelidad. 21“Ellos me han provocado a celo con lo que no es Dios; me han irritado con sus ídolos. Yo, pues, los provocaré a celos con los que no son un pueblo; los irritaré con una nación insensata, 22porque fuego se ha encendido en mi ira, que quema hasta las profundidades del Seol, consume la tierra con su fruto, e incendia los fundamentos de los montes.
23“Amontonaré calamidades sobre ellos, emplearé en ellos mis saetas. 24“Serán debilitados por el hambre, y consumidos por la plaga y destrucción amarga ; dientes de fieras enviaré sobre ellos, con veneno de serpientes que se arrastran en el polvo. 25“Afuera traerá duelo la espada, y dentro el terror, tanto al joven como a la virgen, al niño de pecho como al hombre encanecido. 26“Yo hubiera dicho: ‘Los haré pedazos, borraré la memoria de ellos de entre los hombres ’, 27si no hubiera temido la provocación del enemigo, no sea que entendieran mal sus adversarios, no sea que dijeran: ‘Nuestra mano ha triunfado, y no es el SEÑOR el que ha hecho todo esto.’”
28Porque son una nación privada de consejo, y no hay en ellos inteligencia. 29Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto, que discernieran su futuro. 30¿Cómo es que uno puede perseguir a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido, y el SEÑOR no los hubiera entregado? 31En verdad, su roca no es como nuestra Roca; aun nuestros mismos enemigos así lo juzgan. 32Porque la vid de ellos es de la vid de Sodoma y de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas, sus racimos, amargos. 33Su vino es veneno de serpientes, y ponzoña mortal de cobras.
34“¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros ? 35“Mía es la venganza y la retribución ; a su tiempo el pie de ellos resbalará, porque el día de su calamidad está cerca, ya se apresura lo que les está preparado.” 36Porque el SEÑOR vindicará a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos, cuando vea que su fuerza se ha ido, y que nadie queda, ni siervo ni libre. 37Dirá El entonces: “¿Dónde están sus dioses, la roca en que buscaban refugio, 38los que comían la grosura de sus sacrificios, y bebían el vino de su libación ? ¡Que se levanten y os ayuden! ¡Que sean ellos vuestro refugio ! 39“Ved ahora que yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano. 40“Ciertamente, alzo a los cielos mi mano, y digo: Como que vivo yo para siempre, 41cuando afile mi espada flameante y mi mano empuñe la justicia, me vengaré de mis adversarios y daré el pago a los que me aborrecen. 42“Embriagaré mis saetas con sangre, y mi espada se hartará de carne, de sangre de muertos y cautivos, de los jefes de larga cabellera del enemigo.” 43Regocijaos, naciones, con su pueblo, porque El vengará la sangre de sus siervos ; traerá venganza sobre sus adversarios, y hará expiación por su tierra y su pueblo.
44Entonces llegó Moisés y habló todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él, con Josué, hijo de Nun. 45Cuando terminó Moisés de hablar todas estas palabras a todo Israel, 46les dijo: Fijad en vuestro corazón todas las palabras con que os advierto hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan cuidadosamente, todas las palabras de esta ley. 47Porque no es palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros vais, cruzando el Jordán a fin de poseerla.
48 En aquel mismo día, habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 49Sube a estos montes de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab frente a Jericó, y mira hacia la tierra de Canaán, la cual doy a los hijos de Israel en posesión. 50Morirás en el monte al cual subes, y serás reunido a tu pueblo, así como murió tu hermano Aarón sobre el monte Hor, y fue reunido a su pueblo; 51porque me fuisteis infieles en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin, porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. 52Por tanto, sólo de lejos verás la tierra, pero allí no entrarás, a la tierra que doy a los hijos de Israel.
Nueva Biblia de las Américas
1“Presten atención, oh cielos, y déjenme hablar; Y oiga la tierra las palabras de mi boca. 2Caiga como la lluvia mi enseñanza, Y destile como el rocío mi discurso, Como llovizna sobre el verde prado Y como aguacero sobre la hierba. 3Porque yo proclamo el nombre del SEÑOR; Atribuyan grandeza a nuestro Dios. 4¡La Roca! Su obra es perfecta, Porque todos Sus caminos son justos; Dios de fidelidad y sin injusticia, Justo y recto es El. 5En forma pervertida se han portado con El. No son Sus hijos, debido a los defectos de ellos; Son una generación perversa y torcida. 6¿Así pagan ustedes al SEÑOR, Oh pueblo insensato e ignorante? ¿No es El tu Padre que te compró? El te hizo y te estableció. 7Acuérdate de los días pasados; Considera los años de todas las generaciones. Pregunta a tu padre, y él te lo hará saber; A tus ancianos, y ellos te lo dirán. 8Cuando el Altísimo dio a las naciones su herencia, Cuando separó los hijos del hombre, Fijó los límites de los pueblos Según el número de los Israelitas. 9Pues la porción del SEÑOR es Su pueblo; Jacob es la parte de Su heredad. 10Lo encontró en tierra desierta, En la horrenda soledad de un desierto; Lo rodeó, cuidó de él, Lo guardó como a la niña de Sus ojos. 11Como un águila que despierta su nidada, Que revolotea sobre sus polluelos, Extendió Sus alas y los tomó, Los llevó sobre Su plumaje. 12El SEÑOR solo lo guió, Y con él no hubo dios extranjero. 13Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra, Y comió el producto del campo; Le hizo gustar miel de la peña, Y aceite del pedernal, 14Cuajada de vacas y leche de ovejas, Con grasa de corderos, Y carneros de raza de Basán y machos cabríos, Con lo mejor del trigo; De la sangre de uvas bebiste vino.
15Pero Jesurún (Israel) engordó y dio coces (has engordado, estás cebado y rollizo); Entonces abandonó a Dios que lo hizo, Y despreció a la Roca de su salvación. 16Lo provocaron a celos con dioses extraños, Con abominaciones Lo provocaron a ira. 17Ofrecieron sacrificios a demonios, no a Dios, A dioses que no habían conocido, Dioses nuevos que vinieron recientemente, A los que los padres de ustedes no temieron. 18Despreciaste a la Roca que te engendró, Y olvidaste al Dios que te dio a luz.
19Y el SEÑOR vio esto, y se llenó de ira A causa de la provocación de Sus hijos y de Sus hijas. 20Entonces El dijo: ‘Esconderé de ellos Mi rostro, Veré cuál será su fin; Porque son una generación perversa, Hijos en los cuales no hay fidelidad. 21Ellos Me han provocado a celo con lo que no es Dios; Me han irritado con sus ídolos. Yo, pues, los provocaré a celos con los que no son un pueblo; Los irritaré con una nación insensata. 22Porque fuego se ha encendido en Mi ira, Que quema hasta las profundidades del Seol (región de los muertos), Consume la tierra con su fruto, E incendia los fundamentos de los montes.
23Amontonaré calamidades sobre ellos, Emplearé en ellos Mis flechas. 24Serán debilitados por el hambre, y consumidos por la plaga Y destrucción amarga; Dientes de fieras enviaré sobre ellos, Con veneno de serpientes que se arrastran en el polvo. 25Afuera traerá duelo la espada, Y dentro el terror, Tanto al joven como a la virgen, Al niño de pecho como al hombre encanecido. 26Yo hubiera dicho: “Los haré pedazos, Borraré la memoria de ellos de entre los hombres,” 27Si no hubiera temido la provocación del enemigo, No sea que entendieran mal sus adversarios, No sea que dijeran: “Nuestra mano ha triunfado, Y no es el SEÑOR el que ha hecho todo esto.”’
28“Porque son una nación privada de consejo, Y no hay en ellos inteligencia. 29Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto, Que comprendieran su futuro. 30¿Cómo es que uno puede perseguir a mil, Y dos hacer huir a diez mil, Si su Roca no los hubiera vendido, Y el SEÑOR no los hubiera entregado? 31En verdad, su roca no es como nuestra Roca; Aun nuestros mismos enemigos así lo juzgan. 32Porque la vid de ellos es de la vid de Sodoma Y de los campos de Gomorra; Sus uvas son uvas venenosas, Sus racimos, amargos. 33Su vino es veneno de serpientes, Y ponzoña mortal de cobras.
34‘¿No tengo Yo esto guardado conmigo, Sellado en Mis tesoros? 35Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo el pie de ellos resbalará, Porque el día de su calamidad está cerca, Ya se apresura lo que les está preparado.’ 36“Porque el SEÑOR vindicará a Su pueblo Y tendrá compasión de Sus siervos, Cuando vea que su fuerza se ha ido, Y que nadie queda, ni siervo ni libre. 37Entonces El dirá: ‘¿Dónde están sus dioses, La roca en que buscaban refugio, 38Que comían la grasa de sus sacrificios, Y bebían el vino de su libación? ¡Que se levanten y los ayuden! ¡Que sean ellos su refugio! 39Vean ahora que Yo, Yo soy el Señor, Y fuera de Mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y Yo sano, Y no hay quien pueda librar de Mi mano. 40Ciertamente, alzo a los cielos Mi mano, Y digo: Como que vivo Yo para siempre, 41Cuando afile Mi espada flameante Y Mi mano empuñe la justicia, Me vengaré de Mis adversarios Y daré el pago a los que Me aborrecen. 42Embriagaré Mis flechas con sangre, Y Mi espada se hartará de carne, De sangre de muertos y cautivos, De los jefes de larga cabellera del enemigo.’ 43Regocíjense, naciones, con Su pueblo, Porque El vengará la sangre de Sus siervos; Traerá venganza sobre Sus adversarios, Y hará expiación por Su tierra y Su pueblo.”
44Entonces llegó Moisés y habló todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él, con Josué, hijo de Nun. 45Cuando terminó Moisés de hablar todas estas palabras a todo Israel, 46les dijo: “Fijen en su corazón todas las palabras con que les advierto hoy: ordenarán a sus hijos que obedezcan cuidadosamente todas las palabras de esta ley. 47Porque no es palabra inútil para ustedes; ciertamente es su vida. Por esta palabra prolongarán sus días en la tierra adonde ustedes van, cruzando el Jordán a fin de poseerla.”
48 En aquel mismo día, el SEÑOR le dijo a Moisés: 49“Sube a estos montes de Abarim, al Monte Nebo, que está en la tierra de Moab frente a Jericó, y mira hacia la tierra de Canaán, la cual doy en posesión a los Israelitas. 50Morirás en el monte al cual subes, y serás reunido a tu pueblo, así como tu hermano Aarón murió sobre el Monte Hor, y fue reunido a su pueblo; 51porque ustedes Me fueron infieles en medio de los Israelitas en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin, porque no Me santificaron en medio de los Israelitas. 52Por tanto, sólo de lejos verás la tierra, pero no entrarás allí, a la tierra que doy a los Israelitas.”
Nueva Versión Internacional
1«Escuchen, cielos, y hablaré; oye, tierra, las palabras de mi boca. 2Que caiga mi enseñanza como lluvia y desciendan mis palabras como rocío, como aguacero sobre el pasto nuevo, como lluvia abundante sobre plantas tiernas. 3Proclamaré el nombre del SEÑOR. ¡Alaben la grandeza de nuestro Dios! 4Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo. 5Actuaron contra él de manera corrupta; para vergüenza de ellos, ya no son sus hijos; ¡son una generación torcida y perversa!
6»¿Y así le pagas al SEÑOR, pueblo tonto y necio? ¿Acaso no es tu Padre, tu Creador, el que te hizo y te formó? 7Recuerda los días de antaño; considera las épocas del remoto pasado. Pídele a tu padre que te lo diga, y a los ancianos que te lo expliquen. 8Cuando el Altísimo dio su herencia a las naciones, cuando dividió a toda la humanidad, les puso límites a los pueblos según el número de los hijos de Israel. 9Porque la porción del SEÑOR es su pueblo; Jacob es su herencia asignada. 10Lo halló en una tierra desolada, en la rugiente soledad del yermo. Lo protegió y lo cuidó; lo guardó como a la niña de sus ojos; 11como un águila que agita el nido y revolotea sobre sus polluelos, que despliega su plumaje y los lleva sobre sus alas.
12»Solo el SEÑOR lo guiaba; ningún dios extraño iba con él. 13Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra y lo alimentó con el fruto de los campos. Lo nutrió con miel y aceite, que hizo brotar de la roca; 14con natas y leche de la manada y del rebaño, y con cebados corderos y cabritos; con toros selectos de Basán y las mejores espigas del trigo. ¡Bebió la sangre espumosa de la uva!
15»Jesurún engordó y pateó; se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo. Abandonó al Dios que le dio vida y rechazó a la Roca, su Salvador. 16Lo provocó a celos con dioses extraños y lo hizo enojar con sus ídolos detestables. 17Ofreció sacrificios a los demonios, que no son Dios; dioses que no había conocido, dioses recién aparecidos, dioses no honrados por sus padres. 18¡Desertaste de la Roca que te engendró! ¡Olvidaste al Dios que te dio vida!
19»Al ver esto, el SEÑOR los rechazó porque sus hijos y sus hijas lo irritaron. 20“Les voy a dar la espalda —dijo—, y a ver en qué terminan; son una generación perversa, ¡son unos hijos infieles! 21Me provocaron a celos con lo que no es Dios como yo, y me enojaron con sus ídolos inútiles. Pues yo haré que ustedes sientan envidia de los que no son pueblo; voy a irritarlos con una nación insensata. 22Se ha encendido el fuego de mi ira, que quema hasta lo profundo del abismo. Devorará la tierra y sus cosechas, y consumirá la raíz de las montañas.
23»”Amontonaré calamidades sobre ellos y gastaré mis flechas en su contra. 24Enviaré a que los consuman el hambre, la pestilencia nauseabunda y la plaga mortal. Lanzaré contra ellos los colmillos de las fieras y el veneno de las víboras que se arrastran por el polvo. 25En la calle, la espada los dejará sin hijos, y en sus casas reinará el terror. Perecerán los jóvenes y las doncellas, los que aún maman y los que peinan canas. 26Me dije: ‘Voy a dispersarlos; borraré de la tierra su memoria’. 27Pero temí las provocaciones del enemigo; temí que el adversario no entendiera y llegara a pensar: ‘Hemos triunfado; nada de esto lo ha hecho el SEÑOR’ ”.
28»Como nación, son unos insensatos; carecen de discernimiento. 29¡Si tan solo fueran sabios y entendieran esto, y comprendieran cuál será su fin! 30¿Cómo podría un hombre perseguir a mil si su Roca no los hubiera vendido? ¿Cómo podrían dos hacer huir a diez mil si el SEÑOR no los hubiera entregado? 31Su roca no es como la nuestra. ¡Aun nuestros enemigos lo reconocen! 32Su viña es un retoño de Sodoma, de los campos de Gomorra. Sus uvas están llenas de veneno; sus racimos, preñados de amargura. 33Su vino es veneno de víboras, ponzoña mortal de serpientes.
34»“¿No he tenido esto en reserva, y lo he sellado en mis archivos? 35Mía es la venganza; yo pagaré. A su debido tiempo, su pie resbalará. Se apresura su desastre, y el día del juicio se avecina”.
36»El SEÑOR defenderá a su pueblo cuando lo vea sin fuerzas; tendrá compasión de sus siervos cuando ya no haya ni esclavos ni libres. 37Y les dirá: “¿Dónde están ahora sus dioses, la roca en la cual se refugiaron? 38¿Dónde están los dioses que comieron la gordura de sus sacrificios y bebieron el vino de sus libaciones? ¡Que se levanten a ayudarles! ¡Que les den abrigo!
39»”¡Vean ahora que yo soy único! No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder. 40Levanto la mano al cielo y declaro: Tan seguro como que vivo para siempre, 41cuando afile mi espada reluciente y en el día del juicio la tome en mis manos, me vengaré de mis adversarios; ¡les daré su merecido a los que me odian! 42Mis flechas se embriagarán de sangre, y mi espada se hartará de carne: sangre de heridos y de cautivos, cabezas de caudillos enemigos”.
44Acompañado de Josué hijo de Nun, Moisés fue y recitó ante el pueblo todas las palabras de este cántico. 45Cuando terminó, les dijo a todos los israelitas: 46«Mediten bien en todo lo que les he declarado solemnemente este día, y díganles a sus hijos que obedezcan fielmente todas las palabras de esta ley. 47Porque no son palabras vanas para ustedes, sino que de ellas depende su vida; por ellas vivirán mucho tiempo en el territorio que van a poseer al otro lado del Jordán».
48Ese mismo día el SEÑOR le dijo a Moisés: 49«Sube a las montañas de Abarín, y contempla desde allí el monte Nebo, en el territorio de Moab, frente a Jericó, y el territorio de Canaán, el cual voy a dar en posesión a los israelitas. 50En el monte al que vas a subir morirás, y te reunirás con los tuyos, así como tu hermano Aarón murió y se reunió con sus antepasados en el monte Hor. 51Esto será así porque, a la vista de todos los israelitas, ustedes dos me fueron infieles en las aguas de Meribá Cades; en el desierto de Zin no honraron mi santidad. 52Por eso no entrarás en el territorio que voy a darle al pueblo de Israel; solamente podrás verlo de lejos».
Reina-Valera 1960
1Escuchad, cielos, y hablaré; Y oiga la tierra los dichos de mi boca. 2Goteará como la lluvia mi enseñanza; Destilará como el rocío mi razonamiento; Como la llovizna sobre la grama, Y como las gotas sobre la hierba; 3Porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios. 4Él es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto. 5La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, Generación torcida y perversa. 6¿Así pagáis a Jehová, Pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? Él te hizo y te estableció. 7Acuérdate de los tiempos antiguos, Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán. 8Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, Estableció los límites de los pueblos Según el número de los hijos de Israel. 9Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. 10Le halló en tierra de desierto, Y en yermo de horrible soledad; Lo trajo alrededor, lo instruyó, Lo guardó como a la niña de su ojo. 11Como el águila que excita su nidada, Revolotea sobre sus pollos, Extiende sus alas, los toma, Los lleva sobre sus plumas, 12Jehová solo le guió, Y con él no hubo dios extraño. 13Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, Y comió los frutos del campo, E hizo que chupase miel de la peña, Y aceite del duro pedernal; 14Mantequilla de vacas y leche de ovejas, Con grosura de corderos, Y carneros de Basán; también machos cabríos, Con lo mejor del trigo; Y de la sangre de la uva bebiste vino. 15Pero engordó Jesurún, y tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); Entonces abandonó al Dios que lo hizo, Y menospreció la Roca de su salvación. 16Le despertaron a celos con los dioses ajenos; Lo provocaron a ira con abominaciones. 17Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; A dioses que no habían conocido, A nuevos dioses venidos de cerca, Que no habían temido vuestros padres. 18De la Roca que te creó te olvidaste; Te has olvidado de Dios tu creador. 19Y lo vio Jehová, y se encendió en ira Por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas. 20Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál será su fin; Porque son una generación perversa, Hijos infieles. 21Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; Me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, Los provocaré a ira con una nación insensata. 22Porque fuego se ha encendido en mi ira, Y arderá hasta las profundidades del Seol; Devorará la tierra y sus frutos, Y abrasará los fundamentos de los montes. 23Yo amontonaré males sobre ellos; Emplearé en ellos mis saetas. 24Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente Y de peste amarga; Diente de fieras enviaré también sobre ellos, Con veneno de serpientes de la tierra. 25Por fuera desolará la espada, Y dentro de las cámaras el espanto; Así al joven como a la doncella, Al niño de pecho como al hombre cano. 26Yo había dicho que los esparciría lejos, Que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos, 27De no haber temido la provocación del enemigo, No sea que se envanezcan sus adversarios, No sea que digan: Nuestra mano poderosa Ha hecho todo esto, y no Jehová. 28Porque son nación privada de consejos, Y no hay en ellos entendimiento. 29¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, Y se dieran cuenta del fin que les espera! 30¿Cómo podría perseguir uno a mil, Y dos hacer huir a diez mil, Si su Roca no los hubiese vendido, Y Jehová no los hubiera entregado? 31Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca, Y aun nuestros enemigos son de ello jueces. 32Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, Y de los campos de Gomorra; Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, Racimos muy amargos tienen. 33Veneno de serpientes es su vino, Y ponzoña cruel de áspides. 34¿No tengo yo esto guardado conmigo, Sellado en mis tesoros? 35Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará, Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se apresura. 36Porque Jehová juzgará a su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que la fuerza pereció, Y que no queda ni siervo ni libre. 37Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, La roca en que se refugiaban; 38Que comían la grosura de sus sacrificios, Y bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden Y os defiendan. 39Ved ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi mano. 40Porque yo alzaré a los cielos mi mano, Y diré: Vivo yo para siempre, 41Si afilare mi reluciente espada, Y echare mano del juicio, Yo tomaré venganza de mis enemigos, Y daré la retribución a los que me aborrecen. 42Embriagaré de sangre mis saetas, Y mi espada devorará carne; En la sangre de los muertos y de los cautivos, En las cabezas de larga cabellera del enemigo. 43Alabad, naciones, a su pueblo, Porque él vengará la sangre de sus siervos, Y tomará venganza de sus enemigos, Y hará expiación por la tierra de su pueblo.
44Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun. 45Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel; 46y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. 47Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.
48Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo: 49Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel; 50y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo; 51por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. 52Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.
Biblia del Jubileo
1Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca. 2Goteará como la lluvia mi doctrina; destilará como el rocío mi dicho; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba. 3Porque el Nombre del SEÑOR invocaré; engrandeced a nuestro Dios. 4Del Fuerte, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y ninguna iniquidad en él; es justo y recto. 5La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha de ellos, generación torcida y perversa. 6¿Así pagáis al SEÑOR, pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te poseyó? El te hizo y te compuso. 7Acuérdate de los tiempos antiguos; considerad los años de generación y generación; pregunta a tu padre, que él te declarará; a tus viejos, y ellos te dirán; 8cuando el Altísimo hizo heredar a los gentiles, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, cuando estableció los términos de los pueblos según el número de los hijos de Israel. 9Porque la parte del SEÑOR es su pueblo; Jacob el cordel de su heredad. 10Le halló en tierra de desierto, y en un desierto horrible y yermo; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como la niña de su ojo. 11Como el águila que despierta su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus espaldas; 12el SEÑOR solo le guió, que no hubo con él dios ajeno. 13Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del campo, e hizo que chupase miel de la peña, y aceite del pedernal fuerte; 14manteca de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de Basán; también macho cabríos, con grosura de riñones de trigo; y sangre de la uva bebiste, vino puro. 15Y engrosó Jesurún (el recto), y tiró coces; te engordaste, te engrosaste, te cubriste; y dejó al Dios que le hizo, y menospreció al Fuerte de su salud. 16Le despertaron a celos con los dioses ajenos; le ensañaron con abominaciones. 17Sacrificaron a los diablos, no a Dios; a los dioses que no conocieron; nuevos dioses, venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres. 18Del Fuerte que te crió, te has olvidado; te has olvidado del Dios tu creador. 19Y lo vio el SEÑOR, y se encendió con ira, a causa de sus hijos y de sus hijas. 20Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su postrimería; que son generación de perversidades, hijos sin fe. 21Ellos me despertaron a celos con lo que no es Dios; me hicieron ensañar con sus vanidades; y yo también los despertaré a celos con un pueblo que no es pueblo, con gente loca los haré ensañar. 22Porque fuego se encenderá en mi furor, y arderá hasta el infierno más profundo; y devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes. 23Yo allegaré males sobre ellos; emplearé en ellos mis saetas. 24Consumidos serán de hambre, y comidos de fiebre ardiente y de talamiento amargo; diente de bestias enviaré también sobre ellos, con veneno de serpientes de la tierra. 25Por fuera desolará la espada, y dentro de las cámaras el espanto; así al joven como a la doncella, al que mama como al hombre cano. 26Dije: Los echaría del mundo, haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos, 27si no temiese la ira del enemigo, no sea que se envanezcan sus adversarios, no sea que digan: Nuestra mano alta ha hecho todo esto, no el SEÑOR. 28Porque son nación privada de consejos, y no hay en ellos entendimiento. 29¡Deseo que fueran sabios, que entendieran esto, entendieran su postrimería! 30¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos harían huir a diez mil, si su Fuerte no los hubiese vendido, y el SEÑOR no los hubiera entregado? 31Que el fuerte de ellos no es como nuestro Fuerte; y aun nuestros enemigos son de ello jueces. 32Por tanto de la cepa de Sodoma es la vid de ellos, y de los sarmientos de Gomorra; las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen. 33Veneno de dragones es su vino, y ponzoña cruel de áspides. 34¿No tengo yo esto guardado, sellado en mis tesoros? 35Mía es la venganza y el pago, al tiempo que su pie vacilará; porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está determinado se apresura. 36Porque el SEÑOR juzgará a su pueblo, y se arrepentirá él mismo por sus siervos, cuando viere que su fuerza pereció sin quedar nadie guardado ni quedado. 37Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, el Fuerte de quien se ampararon; 38que comían el sebo de sus sacrificios, bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden y os amparen. 39Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo curo; y no hay quien pueda librar de mi mano. 40Cuando yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo yo para siempre, 41si amolare el resplandor de mi espada, y mi mano arrebatare el juicio, yo volveré la venganza a mis enemigos, y daré el pago a los que me aborrecen. 42Embriagaré de sangre mis saetas, y mi cuchillo devorará carne; en la sangre de los muertos y de los cautivos, de los reyes y príncipes, con venganzas del enemigo. 43Alabad, gentiles, a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos, y volverá la venganza a sus enemigos, y expiará su tierra, a su pueblo. 44Y vino Moisés, y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él, y Josué hijo de Nun. 45Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel; 46y les dijo: Poned vuestro corazón a todas las palabras que yo protesto hoy contra vosotros, para que las mandéis a vuestros hijos, y guarden y cumplan todas las palabras de esta ley. 47Porque no os es cosa vana, mas es vuestra vida; y por este negocio haréis prolongar los días sobre la tierra, para heredar la cual pasáis el Jordán.
48Y habló el SEÑOR a Moisés aquel mismo día, diciendo: 49Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab, que está en derecho de Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel; 50y muere en el monte al cual subes, y sé reunido a tus pueblos; de la manera que murió Aarón tu hermano en el monte de Hor, y fue reunido a sus pueblos; 51por cuanto prevaricasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. 52Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.